30 de diciembre de 2015

Mi guía de lectura para el 2016


Como dije el año pasado, me está funcionando bastante bien marcarme retos de lectura. No los uso como una obligación para leer, si no como una guía para leer variedad y para, cuando no sé muy bien con qué seguir después, ayudarme a elegir un libro. Por eso, le he cambiado el nombre: ya no es "reto", es "guía de lectura".
El año pasado seguí el que propuso Bandinelli, y me fue muy bien. Así, leí tanto libros recién publicados como clásicos, como extranjeros o españoles. Como tenía que cubrir un cupo de antologías, descubrí Cuentos para Algernon, por ejemplo. Sin embargo, a medida que pasaban los meses vi que no era exactamente lo que necesitaba. Cuando hice la estadística sobre qué había leído durante el año, quedó claro en qué había fallado: no contemplaba las lecturas femeninas. Con ese reto me aseguraba una variedad de géneros, pero no de puntos de vista o de autores.
Así que he decidido que para este año voy a basarme en este reto, pero voy a tunearlo un poco.
Esto es lo que quiero leer:

Un libro de una escritora por cada libro de un escritor:
14 mujeres / 10 hombres
Chimamandra Ngozi Adichie / Joe Abercrombie
Alucinadas / David B. Gil
Ursula K LeGuin / Ernest Cline
Claire North / Frank Miller
Turid Rugass / Carlton Mellick III
Charlotte Brazy / Pablo Bueno
Marjane Satrapi / Ted Chiang
Virginie Despentes / Daniel Keyes
Virginia Woolf / Frank Miller
Carmen Bravo-Villasante / Ian McDonald
Naomi Novik /
Katherine Howe /
Sarah Andersen / 
Katharine McGee /

Tres libros de autores nacionales:
Alucinadas, VVAA
Hjos del dios Binario, de David B. Gil
La hora de los desterrados, de Pablo Bueno

Tres libros de autores no occidentales:
Todos deberíamos ser feministas, de Chimamandra Ngozi Adichie
Bordados, de Marjane Satrapi

Tres libros de relatos o antologías:
Alucinadas
Terra Nova 3
A la deriva en el mar de las lluvias

Tres libros publicados en 2016:
Hijos del Dios Binario, de David B. Gil
Armada, de Ernest Cline
La casa de arenas movedizas, de Carlton Mellick III

Tres libros clásicos:
La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K LeGuin
La historia de tu vida, de Ted Chiang
La guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams

Tres cómics o novelas gráficas:
Batman, año 1, de Frank Miller
La niña que fui, de Charlotte Brazy
Bordados, de Marjane Satrapi

Tres libros de no-ficción:
Todos deberíamos ser feministas, de Chimamandra Ngozi Adichie
El lenguaje de los perros: las señales de calma, de Turid Rugaas
Teoría King Kong, de Virginie Despentes

Me saco la auto-obligación que me hice el año pasado de no repetir ningún título en varias categorías, porque leo despacio y solamente con cubrir este reto ya cubro el cupo de libros que leo al año (estoy alrededor de 30). Prefiero ser realista a ahogarme en diciembre.
También, me doy un toque de atención y por cada libro escrito por un hombre quiero leer uno escrito por una mujer. Tengo a muchas mujeres a las que quiero leer, pero parece que nunca me decido. Ahora es el momento de coger sus libros.
De los cambios que le he hecho al reto original, el que más curiosidad me provoca es el de leer libros de no-ficción. Hace mucho que no cojo un libro de no-ficción, y no sé siquiera cuáles voy a tener a mano. Pero también es cierto que después de varios años alejada de las aulas me estoy dando cuenta de que tengo lagunas en teoría de la literatura y en historia de la literatura, y que estaría bien intentar cubrirlas por mí misma (ya que mis profesores no se interesaron).
Y además, no olvidemos que el 2016 es el año de la Eurocon de Barcelona y el año pasado me propuse el reto de leer algo de cada autor confirmado... y ni sé cuáles lo están. Tengo hasta principios de noviembre.

19 de diciembre de 2015

Resumiendo el 2015

La segunda mitad del 2015 se ha pasado volando. A mediados de año me mudé a Castellón y y, entre intentar adaptarme y tirar para adelante, estos últimos meses han pasado sin que me dé cuenta. Incluso para la lectura, ha sido un cambio muy brusco y ha afectado a las cuentas finales de lectura, aunque ha sido bueno para la escritura.


Este 2015 me he entregado de lleno, un año más, a la fantasía y la ciencia ficción. Siempre tengo la impresión de leer más ciencia ficción, pero mirando a la lista de libros están más o menos parejos. El 2015 es otro año más de lecturas a la espalda con el que seguir reivindicando estos dos géneros frente al realismo, y he encontrado cosas preciosas que los realistas no serían capaces de crear.
A la hora de escribir esto, según mis cuentas, llevo 27 libros leídos, aunque Goodreads me dice que estoy en los 28 de los 30 que me propuse. No sé dónde está el desfase, pero todos los años me pasa igual. Aún quedan un par de semanas para que termine el año y voy a llegar justa a cumplir con mi propósito de Goodreads: en un par de días terminaré el libro que estoy leyendo y tengo que tener leído La carretera de McCarthy para el lunes 23. Ahí están los 30, justitos.
Porque aunque he leído según me apetecía y como quería, he tenido este año dos sequías de las que me costó salir: además de la sequía lectora de noviembre causada por el NaNo y que toca todos los años, este agosto fue imposible de afrontar. Tenía la cabeza en otra parte, no me enteraba de lo que leía y dejé un montón de libros nada más empezarlos porque no era capaz de concentrarme. Al cuarto decidí que no era culpa de los libros, si no mía (quizás lo de pasar noches a más de 30ºC también haya influido).

A pesar de estos dos tropiezos, estoy contenta con cómo ha ido el año. Releí con gusto y vicio Ready Player One, me metí en Marte con Mark Watney en El marciano en febrero (aunque parece que haya pasado mucho más tiempo), leí por fin algún clásico que tenía que leer sí o sí como Drácula o iniciarme en Mundodisco con Terry Pratchett y conocí a varios autores independientes que me encantaron, como Pandora despierta. También me acerqué a las letras españolas, que no sabía que podían hacer fantasía épica como la que escribe Pablo Bueno (y tengo desde hace semanas en el Kindle a Arkaitz León).

El año pasado me propuse para este 2015 conocer a China Miéville y a Aliette de Bodard. Al primero lo he disfrutado plenamente, y la segunda coincidió en agosto, por lo que le daré pronto una segunda oportunidad. Pero además he conocido a muchos otros, sobre todo gracias a las antologías Cuentos para Algernon: Ken Liu o Mary Robinette Kowal, además de Liu Cixin (al que he tenido que leer en inglés y me ha dado igual) o Tim Pratt, que conocí gracias a Hic Sunt Dracones, pero también está en esas antologías. También caí en las letras de Cory Doctorow, sin traducir.
Las antologías de este año ha sido todo un triunfo. Además de las dos de Cuentos para Algernon (de la tercera solo he leído el relato de Tim Pratt), me quedé enamorada de Tim Pratt a través de sus relatos, y tengo actualmente a medias Alucinadas, que está siendo un poco irregular pero con unas grandes joyas dentro. No me puedo olvidar de El espectroscopio del alma de Edward Page Mitchell.

He preparado unas estadísticas sobre mi lectura de este año, porque en números las cosas quedan más claras, y tan claras están que me han dado un susto:

Libros leídos (hasta hoy) 30:
Escritos por hombres: 28/30
Escritos por mujeres: 0/30
Escritos entre ambos: 2/30
Fantasía: 10/30
Ciencia ficción: 16/30
Otros: 4/30
Autores españoles: 6/30
Autores anglosajones: 18/30
Autores no occidentales: 3/30

¿No he leído NADA escrito por mujeres, salvo en antologías mixtas? No he terminado Alucinadas y por eso no cuenta... pero igualmente sería un 1/30 (y de mentira, porque sigue siendo extensión de relato). ¿Cómo puede ser que haya pasado un año sin fijarme en este “detalle”? ¿Cómo es que no he leído ninguna narración extensa de ninguna mujer? También se puede ver que mi propósito de leer no-occidental este año no fue demasiado bien, aunque eso ya lo sabía.
A pesar de esto, ha sido un buen año. Leí a medida que me iban interesando en los libros, sin agobiarme en las sequías ni caer en grandes maratones de lectura. Ya no tengo tanto tiempo en los aeropuertos para leer durante horas (sacando una noche que dormí en uno y me leí 200 páginas de Drácula hasta que mi cerebro dijo “basta”), pero sigo encontrándole momentos. Mi cola de pendientes sigue creciendo, pero es algo a lo que ya estoy resignada.

¿Para 2016 qué quiero? Primero, importante, quiero seguir dejándome llevar por los libros que me interesan y seguir disfrutando de la fantasía y la ciencia ficción. No quiero obligarme a leer nada, ni obligarme a no leerlo. Segundo, también importante, quiero mejorar la estadística en cuanto a lecturas femeninas. Por supuesto que conozco a autoras, y voy a darles prioridad. No sé si conseguiré un 50-50% de lecturas en 2016, pero lo voy a intentar. Quiero darle una segunda oportunidad a Aliette de Bodard. Quiero leer por fin a Nnedi Okorafor. Y también quiero leer un poco más en inglés.
Para todo esto me voy a hacer un pequeño reto de lectura que compartiré en unos días.

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16 de diciembre de 2015

Proyecto Exitium Z

Una extraña enfermedad que hace que los pacientes que vuelvan terriblemente agresivos surge en el centro de África y en apenas tres días se extiende a todo el mundo. Antes de que haya tiempo a darse cuenta de qué está pasando, la civilización cae y la Tierra queda poblada de extraños seres que enloquecen por conseguir carne humana. Junto a Juan, que sobrevive a los primeros días de pandemia de suerte, veremos cómo crece la enfermedad y los peligros de salir al exterior, en la búsqueda de más supervivientes y de sus padres. Mientras, veremos cómo el ejército se comporta de manera extraña e intuimos que está pasando algo que los civiles no conocen.

Proyecto Exitium Z reseña

Proyecto Exitium Z nos sitúa en el área rural que rodea a Coruña durante una epidemia zombie. Por una vez escapamos de los ambientes urbanos a los que las novelas de zombies o apocalípticas en general nos tienen acostumbrados y nos encontramos con los personajes escondiéndose en el monte, intentando navegar o matando zombies a sachazos (¿hazadados?). Además, la novela está ambientada en una zona que conozco bien: los 30km que separan Carballo de A Coruña, porque, aunque me la habían vendido como que se desarrollaba dentro de Coruña, los personajes no llegan a entrar nunca en la ciudad.
Más allá de derrumbarse por la muerte de la civilización, el protagonista, Juan, coge una mochila con víveres y se lanza al aire libre, hacia donde cree que hay supervivientes. Los personajes, primero Juan y luego más gente que se va encontrando por el camino, no dejan de estar en movimiento en ningún momento. A pesar de estar desarrollada en el rural, tenemos los ambientes bien definidos: tenemos monte, tenemos el interior de un centro comercial, una pequeña-larga travesía por el mar e incluso un pueblo mediano, lo más cercano a un entorno urbano que vamos a encontrar.
Se puede intuir que es una novela llena de acción. Los personajes no descansan ni un momento, no dejan de acechar, esconderse para huir, o estar en movimiento escapando, primero de los zombies, después del propio ejército. El libro no deja caer el ritmo en ningún momento, y si bien no me enganchó de verdad hasta el último cuarto, es difícil escoger un buen momento para decidir dejar de leer durante un rato.
En la novela la acción se va alternando con el relato del viaje de cada uno de los personajes con los que se encuentra el protagonista, además de un relato paralelo de la vida dentro del centro comercial y cómo vivieron ellos, cercanos al ejército, la primera semana de pandemia. Tenemos momentos de descanso en las persecuciones y en las huidas de los zombies, pero eso no significa que la novela decaiga o que tenga puntos de estancamiento.

Proyecto Exitium Z reseña

Por primera vez me encuentro con una novela de zombies en la que los infectados no son el único enemigo a temer. Desde los primeros capítulos aprendemos a temer a cierta división del ejército, que parecen onmipresentes y onmipotentes, del que los personajes tendrán que huir. Me parece que el autor ha conseguido jugar muy bien con las especulaciones de los personajes hacia los Zetas, hasta llegar a la revelación final en el último capítulo.
Los personajes tendrán que huir, no solamente de quienes quieren matarlos, si no también de quienes deberían protegerlos. En un principio Juan, y luego el resto de personajes, se encontrarán más inseguros todavía, ya que el ejército parece no tener límite de recursos y presupuesto, y los perseguirán por tierra en UROs, por aire con drones y ni siquiera en el agua estarán a salvo. A los lectores no se nos desvelará qué es y qué hace esa facción del ejército hasta muy avanzada la novela, dejándonos juzgarlos por sus actos e intentar descubrir qué quieren por nuestra cuenta durante muchas páginas.

En resumen: me ha gustado. Se nota la influencia de otras novelas de zombies, pero Proyecto Exitium Z tiene también varias notas de originalidad que, junto a que la novela no se estanca ni se vuelve repetitiva, hacen que sea una lectura agradecida. Que esté ambientada en una zona que conozco bastante bien me hizo dudar en un principio de si alguien que no la conociese podría disfrutar de ella, pero tiene tantas otras cosas que ahora estoy segura de que sí.
La única pega que le pongo es que la novela tiene muchos errores ortotipográficos. He hablado con el autor y me asegura que pronto actualizará el texto y se solucionarán en gran medida. Así que podéis descargarla y leerla sabiendo que tendréis una mejor versión que la que tengo yo.

También le he preguntado al autor, y habrá una segunda parte. Quedan las tramas y la historia demasiado abiertas para poder aceptar la novela como autoconclusiva. El último capítulo y la revelación del Proyecto Exitium Z y los Zetas no podía ser el último capítulo de la historia. No sé cuánto tendremos la continuación, pero estaré atenta a ver cómo avanzan Juan y sus compañeros en un mundo devastado que ahora tienen que reconstruir.

Proyecto Exitium Z es una novela autopublicada de Fernando Cabeza. Se puede comprar en Amazon en formato digital o en formato papel. La novela en papel se puede encontrar en Alita cómics (Coruña y Santiago) y Tótem cómics (Lugo). En su web podéis leer un adelanto de 40 páginas.


*Muchas gracias al autor por hacerme llegar una copia de su novela para reseñarla.

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1 de diciembre de 2015

Fin del NaNoWriMo


Ha terminado noviembre y quedan 11 meses para que empiece el próximo NaNoWriMo. De momento, el del 2016 ya se da por terminado.
¿Cómo me ha ido? Pues la situación siguió hasta el final más o menos como decía en mi última entrada:
Desganada. Sin estar contenta con lo que estaba escribiendo, pero en un sentido diferente. Normalmente, al escribir durante el NaNo sabemos que lo estamos haciendo mal, que está quedando feo, que no tiene ninguna calidad literaria. En mi caso, no estoy contenta con cómo he corregido y he escrito. Sobre todo, las casi 15,000 palabras de corrección sé que están mal enfocadas. Estuve corrigiendo ortografía y limando un poquito la expresión, cuando sé que algunas escenas necesitaban una reestructuración.
Pero lo he conseguido otro año más. Enfurruñada, enfadada y obligándome por las malas a escribir ese ratito por las noches llegué a las 50,000 el día 25. Hice un sprint los últimos 5 días, aprovechando que estaba corrigiendo y no tenía que pensar tanto, en los que pasé o me acerqué mucho a las 3000 palabras diarias y dejé de sufrir un poco antes de lo esperado.

Ahora, por partes, ¿qué he hecho?
He escrito historias cortas. He terminado algunas que tenía empezadas y empezado algunas que solo tenía esbozadas. Además, he corregido dos relatos que llevaban en espera desde hace más de un año. No están completamente terminados, pero están casi listo para publicar.
En total, son 4 relatos completados, una mini historia salida de un prompt un día que estaba completamente atascada y dos relatos escritos durante el 2013 corregidos. 52,500 palabras.
En pocas palabras: hice lo que quería hacer. Como cuando escribo voy pegada al mapa, las historias salieron como quería y por dónde quería. Me hubiese gustado corregir una tercera historia, pero estaba tan quemada que así como validé el proyecto lo dejé.
Sí ha habido un pequeño contratiempo: un relato que tenía esbozado no se dejó escribir. Desde que empecé a planificarlo en octubre tenía una vocecita que me decía “esto no vale como relato, esto vale por sí mismo 70,000 palabras” y terminé por rendirme a ella. Tengo muchas ideas relacionadas, tengo muchas cosas que quiero hacerle, así que dejaré madurar la idea poco a poco y es posible que tenga ya novela para el próximo NaNo. Me pasó algo parecido al planificar el NaNo de 2013, y trabajándola poco a poco, tuve una novela que me apasionó durante el 2014.

Además, me queda la experiencia de otro kick-off más que fructífero y mi primera quedada para escribir. Ha sido un buen año :)

Se termina noviembre, pero no se termina escribir. Durante 2016 no quiero volver a quedarme a las puertas de ningún concurso por no tener nada que presentar o por no llegar a tiempo. Este año quiero cumplir con el propósito de seguir escribiendo, y aunque me acabo de dar 5 días de descanso, en realidad llevo estos días rumiando una novela que me pondré a escribir pronto.
No es nada ambicioso y será muy breve, pero hace tiempo que me doy cuenta de que no sé corregir y va a ser material que, como será algo sencillo, podré machacar y machacar en correcciones y en cambios y en algunas cosas más que voy a practicar.

NaNoWriMo, te he vencido en 2015. Nos volvemos a ver durante 2016.

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23 de noviembre de 2015

A pedales - NaNoWriMo semana 3

Estamos en la última semana de NaNoWriMo. El resto está a punto de terminarse. Y si no fuese por mi orgullo, lo hubiese abandonado durante la tercera semana.


Eso es: después del inicio espectacular que tuve, sacándole 6000 palabras al contador en la primera semana, contenta con mis historias por cómo avanzaban, me he ido desinflando. Este año no llegué a estar tan motivada como los anteriores, pero me sentaba a escribir y lo disfrutaba. Pero la falta de motivación de la primera semana la arrastré a la segunda y me comió en la tercera.
Ahora, solo pienso que si no hubiese tanta gente mirándome y no hubiese confiado tanto en mí, lo abandonaría. Pero estoy en las 40,000 palabras, y no quiero tirar todas esas noches me obligué a escribir después de haber escrito tantas páginas.
Al contrario que pasa durante la semana, no dudo de mi historia. Tampoco es que se me acabe de pasar la emoción de la primera semana y esté viéndole por primera vez defectos a mi proyecto. No dudo de mi historia: sé que estoy perdiendo el tiempo. Las historias que quería escribir están escritas; ahora estoy corrigiendo lo que hice durante mi primer NaNo. Y no estoy corrigiendo como tengo que corregir: solamente estoy afinando un par de expresiones, completando algunas cosas que la primera vez no me quedaron bien, y cambiando los adverbios terminados en -mente. Algo que debería hacer en una segunda o tercera corrección, no en la primera. Tengo mucha paja que borrar y escenas que rehacer, pero no tengo tiempo de planearlo ni de ejecutarlo. Así que sigo sumando palabras, de una manera muy irregular, sin ser capaz de verles un propósito.

Sé cuál ha sido mi gran fallo este noviembre, y espero aprenderlo para futuros años: el dedicarme a hacer varias historias y no trabajar una sola (o dos) y engancharme a ella a lo largo del mes. Me pareció una buena idea, pero el cansancio de escribir tantos días es menos cansancio si le tengo cariño a los personajes y quiero seguir contando su historia. Este NaNoWriMo lo que me ha matado es no implicarme con las historias que estaba contando: dedicarle tres o cuatro días no es implicarme con ella. Y terminar una y pasar a otra completamente diferente fue menguando mis ganas de seguir. Ahora que estoy haciendo el tonto con historias a las que sí les tengo cariño pero no tengo tiempo de demostrárselo, me dan ganas de tirar la toalla.

Ahora mismo, lo único que me apetece, es que esto termine. Llegar a las 50,000 ya, cerrar este Scrivener durante un tiempo, y poder volver a la novela del año pasado. He estado pensando en ella y ahora me atrevo a releerla, tomar notas, escribir lo que le falte y luego empezar la corrección. Casio y Silas vuelven a cobrar vida, y tienen cosas que contar.

Pero, voy a seguir. Me quedan 10,000 palabras. Me quedan 3 días si fuerzo el ritmo. Nunca había ido tan retrasada, pero siempre he terminado. Y voy a terminar.

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11 de noviembre de 2015

Cervantes El Valiente

Cervantes osado literatura actual

El jueves 5 de noviembre me encontré con el titular de una reseña-reportaje de la nueva novela de una autora, que, en vez de hablar de su obra, dice “La narrativa de Cervantes era más osada que la de hoy”. Después de leer el texto, el argumento de la novela me deja indiferente, pero me he quedado dándole vueltas al titular. ¿Era Cervantes más crítico y más arriesgado que la literatura de hoy?
En un primer momento, mi respuesta fue un contundente no. Bien pensado, después de buscar ejemplos y compararlos, me reafirmo: no. Pero, ¿por qué?

Para empezar, es necesario dejar atrás la obligación social de ensalzar automáticamente a Cervantes y a su obra. Según un acuerdo tácito entre todos los españoles, Cervantes siempre es el que mejor escribe, el que mejores voces otorga a sus personajes, el más original, el más valiente, el más crítico, quien mejor supo criticar la moda de las novelas de caballerías. Todo esto es mentira. La mayor parte de las bondades que se le atribuyen al Quijote (curiosamente se intenta ignorar que Cervantes escribió muchas más obras que esta) son exageraciones o clichés. El Quijote no es el libro mejor escrito de la literatura española: tiene errores argumentales y fallos de coherencia. Tampoco es el que mejores voces pone a sus personajes: Sancho se distingue de Alonso Quijano, como debe ser, pero por lo justito; es un recurso que se llama “decoro” y cualquier escritor debe saber emplearlo. El juego del doble narrador no es invención suya, si no un recurso que ya se había explorado en el siglo XVI. Y Cervantes no es un autor crítico: parece que nos olvidamos de que era un funcionario de Hacienda complaciente con los poderes. Satiriza a la Iglesia como se ha satirizado siempre, incluso desde antes de su siglo. No hay ninguna crítica seria y potente al poder o al Estado. Ni siquiera es original en el tema de su obra: las novelas de caballerías hacía muchos años que estaban en decadencia y ya nadie se las tomaba en serio; el equivalente sería publicar hoy en día una parodia de Crepúsculo.
El mayor atrevimiento con el que juega Cervantes son los chistes escatológicos. De esos sí se encuentran muchos ejemplos en el Quijote.
¿Es Cervantes un osado? No. Desde luego que no.

Pero vamos a hacer como si lo fuese. ¿Los autores de hoy se atreven a criticar al poder, a expresar opiniones revolucionarias o minoritarias? ¿Intentan romper con los conceptos básicos de la literatura o de la realidad? Por supuesto que sí. Lo voy a ejemplificar con libros que he leído en los últimos dos años. Hay muchísimos más ejemplos que podría poner, pero los he elegido de esa corta lista:
El 5 de noviembre, recalco la fecha, se publicaba este titular que denuncia la conformidad y la falta de atrevimiento de los autores actuales. Mientras tanto, V de Vendetta fue Trending Topic todo el día. V de Vendetta, un cómic en el que Alan Moore coloca a un anarquista violento como héroe y salvador de una nación frente a los tiranos que ocupan el poder. Una visión tan arriesgada que cuando Holloywood hizo la adaptación a película no se atrevió a hablar de anarquía y convirtieron a V en un terrorista, con el que juegan durante toda la película entre el papel del bien y del mal. En el cómic de Moore no hay dudas: V es anarquista y hacer explotar el Parlamento es deseable.
Pero no es el único caso. La crítica al Sistema como conjunto y la denuncia de los gobiernos poderosos es recurrente desde que en 1921 se publicase Nosotros; no en Rusia, en el país que se escribió, justamente por problemas con la censura, pero sí en el resto de Europa. Desde este libro, que dio inicio al género de la distopía hasta el reciente éxito de Los Juegos del Hambre, la ciencia ficción ha puesto siempre en entredicho los sistemas de vigilancia de los gobiernos de cada país, sus métodos de represión, sus explicaciones para restringir libertades en los ciudadanos, y, sobre todo, el ansia de poder de algunos políticos y su desesperación por agarrarse a su cargo, cueste lo que cueste.
Es difícil encontrar un buen rey, justo y sabio en la fantasía épica. En la mayor parte de los ejemplos que se me ocurren son una caricatura de la antigua gloria de la monarquía, y son el resultado de un ambiente demasiado complaciente que ha convertido a los reyes, las voces de Dios en la Tierra y quienes ostentan el poder absoluto sobre un territorio, en niños o adolescentes caprichosos que nunca han madurado. Por no seguir nombrando obras extranjeras, en La Piedad del Primero, de Pablo Bueno (una novela publicada este año y de un autor español) está llena de ejemplos de nobles inútiles, egoístas e ignorantes.
Cervantes osado literatura actualEl tema religioso se exprimió tanto hace unos años que los autores han cambiado de registro y ponen en duda un nuevo sistema de creencias que actúa como una religión moderna: la ciencia y el progreso. No nos faltan ejemplos de autores de ciencia ficción que usan sus libros como ejemplos de los peligros de la ciencia y el desastre al que nos puede conducir el progreso. Los ejemplos empiezan con HG Wells, en cuya obra los límites y la ética de la ciencia es un motivo recurrente; sigue con Cenital, de Emilio Bueso y el abuso de las energías no renovables; y termina Cory Doctorow y Pequeño Hermano, donde el gobierno usa la tecnología para espiar a sus ciudadanos y los medios de comunicación convierten a un grupo de adolescentes en terroristas. Y al igual que en la obra de Alan Moore, el terrorista es el héroe de la historia. Podemos argumentar también que las series son parte de la literatura y entonces tenemos a la aclamadísima Black Mirror como ejemplo perfecto de los peligros de la tecnología mal usada. Hay muchísimos más ejemplos, pero creo que no hacen falta.
Incluso los autores se atreven a criticar los aspectos más aceptados y políticamente correctos que están de actualidad: Javier Negrete acaba de ganar el premio Ignotus por la mejor novela corta, otorgado por la AFCFT, con Los centinelas del tiempo; una obra en la que critica el lenguaje inclusivo, los límites de lo políticamente correcto y denuncia la posibilidad de que ciertas convenciones sociales terminen yéndosenos de las manos para terminar convirtiéndose en un absurdo. Es duro verse reflejado en un relato de este tipo y aún así, darle la razón al autor.

En términos literarios y no sociales. ¿Los autores se atreven a romper las normas? ¿Repiten eternamente el mismo esquema? Tampoco.
Cuando se habla de romper los esquemas tradicionales de la literatura el primer autor en el que pienso en China Miéville. El más grande exponente del new weird se ha ganado su puesto a base de reinventar hasta los conceptos más básicos y que damos por sentados, para instaurar sus propias normas. En Embassytown, rehace el concepto que tenemos del Universo, de la arquitectura, de la articulación de lenguas e incluso del concepto de individuo para crear su propia realidad, muy diferente a la que conocemos fuera de los libros.
Este año se publicó la novela El final de duelo, de Alejandro Marcos Ortega, que rompe con el narrador tradicional y crea una historia contada en segunda persona no epistolar que no hubiese funcionado de otra manera. Es un tipo de narrador muy difícil de manejar y crear una historia completa desde este punto de vista no solo es arriesgado, si no que muy poco frecuente.

Estoy ahora mismo leyendo la antología Alucinadas de Palabristas, y el relato "La Terpsícore" de Teresa P. Mira de Echeverría rompe con la percepción del tiempo y del espacio que conocemos, para crear una suerte de teseracto donde todas las probabilidades, en vez de momentos del pasado, son reales y se pueden relacionar entre ellas. Otro ejemplo de una obra que destroza la realidad que conocemos y crea una completamente diferente.
Un género en nacimiento, el greenpunk, propone que para que una historia funcione no hace falta tener un antagonista. Dicen seguir el ejemplo de Hayao Miyazaki y Studio Ghibli, y que no necesitan ese elemento tan tradicional y básico para contar una historia. Pronto se publicará Chikara, una antología en un género apenas explorado todavía, y seguro que nos dará varios ejemplos. El primer libro greempunk en español, La Estrella, cumple con esa premisa.
Incluso podrían entrar en este debate los límites de los géneros. Mientras en Galicia nace el agroterror, una mezcla de fantasía con terror en un ambiente rural, empiezan a aparecer obras que tocan temas, de manera mainstream, que siempre han pertenecido a la ciencia ficción. ¿El Marciano de Andy Weir es ciencia ficción, o es realista? Habla de la conquista de Marte, pero desde una visión completamente verosímil y científicamente correcta. Saliendo de las páginas de los libros, en este mismo debate entra Gravity: el espacio siempre ha sido terreno de la ciencia ficción, pero en la película no hay ninguna especulación, solamente ciencia que poseemos y dominamos.

¿La literatura actual es cómoda y conformista? Solo hay que saber buscar y querer buscar. Centrarse en un único género, financiado por grandes empresas que dependen de las instituciones a las que no pueden criticar es mirar a una única porción de un Universo enorme. Centrarse en autores que han cultivado éxito o una fama como “intelectuales” y que ya no tienen nada que decir o tienen reparos en decirlo por si bajan las ventas o lo que dirá la opinión pública sí es conformista y poco osado. Para encontrar una literatura combativa y rompedora hay que salirse de los lugares y editoriales habituales. Incluso, hay que salirse de las editoriales y encontrarla en la autopublicación.
La literatura nunca ha sido conformista. Las grandes empresas siempre lo han sido.
Y Cervantes no es original ni osado.

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9 de noviembre de 2015

Primera semana de NaNoWriMo 2015


Debería haber escrito algo esta semana en el blog. Quería hacer un discurso emotivo y motivacional el 31 de octubre, para coger el kick off con más ganas que nunca y empezar noviembre superando el mínimo de palabras. Pero, siendo sincera, el sábado 31 fue un día en el que casi no paré por casa y los días anteriores no encontré tiempo. Apuntádmelo para el próximo año.

Ha pasado ya la primera semana del NaNoWriMo de 2015. Estamos a día 9, así que oficialmente estamos en la segunda semana, estadísticamente estamos donde los ánimos empiezan a flaquear. Todo el mundo está empezando a hacer valoraciones de estos primeros días de reto, y yo también debo hacerlo.

Para empezar, tengo que recordar mi reto de este año: quería hacer un mínimo de 2000 palabras al día y no dejar el reto otra vez en 50000 peladas. En un momento de inspiración dije que me gustaría llegar a las 75000, pero con el tiempo creo que con 60000 me conformaré.
El kick off empezó muy bien. Repetimos el plan del año pasado y fui a casa de LaPetitePoupée y después de cenar en un hindú riquísimo (ahora mi amor por las samosas es oficial, da igual donde las coma porque me vuelven loca) llegamos a casa con pocos minutos de ventaja para abrir Scrivener y empezar a preparar la plantilla. En poco más de una hora superé las 2000 que me había propuesto y aunque quería seguir, empezó a entrarme el sueño a lo bestia, como a los niños pequeños. En otro arranque de motivación nuestros novios habían planeado ver la trilogía extendida de El señor de los Anillos, pero yo me fui a dormir antes de que Bilbo salga de casa y ellos dejaron la película 20 minutos después.
Ella ha hecho otra crónica de este kick off, con alguna foto, ya que yo siempre me olvido de hacerlas.

Desde entonces, he escrito todos los días. Si tenemos en cuenta que en mi primer NaNo me fui un fin de semana a mediados de mes, y el año pasado empecé a escribir el día 6, va muy bien. De momento voy pareja a la cuenta de palabras del primer año, pero supongo que le cogeré ventaja cuando no me vaya a ningún sitio y no deje días sin escribir.
Sin embargo, está siendo mi NaNo más irregular. Intento mantenerme en una media de 2000, pero estos últimos días me costó muchísimo escribir y un par de días no pude llegar a ella. Sin embargo, hubo otros dos días que pasé de las 3000.
También es el NaNo que más me está costando escribir. No el hecho de sumar palabras, si no de sentarme a escribirlas. Sabía que este año, con el cambio de horarios, rutina y casa, sería diferente, pero tampoco contaba con el bloqueo que estoy teniendo durante las primeras 500 palabras. Arrancar me está costando, y seguir un poco menos. Un par de veces me han dado las 11 de la noche pensando "debería ponerme, pero no sé qué escribir". Es lo que normalmente llamamos crisis de la segunda semana, pero a mí me ha tocado durante la primera. Espero que se pase pronto y a partir de aquí tenga más energías. ¡Estoy casi a la mitad del reto! ¡Ahora tiene que ir todo cuesta abajo!

Ayer pude asistir a mi primera quedada para escribir. El año pasado, en un pueblo tan pequeño y aparcado, no había nadie más con quien escribir. Pero ayer pude por fin coger un tren y plantarme en Valencia.
Llegué un ratito después de que se hubiesen sentado los primeros a escribir, y nos pusimos pronto al lío. Llegué la última, y allí estaban Barbanegra, Phausto, LaPetitePoupée y Carlos, quien no me dijo si estaba en los foros. Cerramos justo antes de comer, con la cuenta de palabras cumplida o muy cerca de cumplirse.
Nos despedimos de un par de miembros y fuimos a comer. Hicimos una parada en la cuenta de palabras hasta que conseguimos un par de asientos en un Starbucks un par de horas después, donde yo cumplí con el resto de la cuenta de palabras que necesitaba (terminé haciendo 3300, bastante sobre mi mínimo) y Phausto dobló en un fin de semana la cuenta de palabras que tenía hasta entonces.

Como podéis imaginar, porque me pasa siempre, no tengo fotos de la quedada. Siempre igual.

Empiezo la segunda semana con un gran colchón de palabras. Tengo 18516, frente a las 1333 de la media. A ver qué pasa durante esta semana. Otra vez me estoy dando cuenta de que no he planificado lo suficiente y tengo que planificar por la tarde y escribir por la noche, así que son más horas de trabajo, y cuando paso de las 1500 palabras el cerebro me pide un descanso.
De momento, estoy muy contenta. Tengo muchas ganas de seguir. Me da la impresión de que lo que escribo no me está quedando tan cutre como el año pasado, y que la revisión tendrá que ser menos profunda. Las palabras van surgiendo rápido y fácil, y por fin estoy terminando relatos que tenía empezados desde hace mucho tiempo.

¡Que siga subiendo el contador!

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27 de octubre de 2015

La isla del Dr Moreau, de HG Wells

Empecé con muy buena suerte a leer la obra de Wells. Mi primer contacto con él fue La máquina del tiempo y me quedé enamorada de su manera de contar las cosas y cómo era capaz de construir mundos. Después, seguí con La guerra de los mundos, con la que no congenié: me perdí en el relato del protagonista, no sabía dónde estaba o qué quería hacer y tenía que seguirle a ciegas. Dejé la novela antes de llegar a la mitad pero lo achaqué a que durante el verano me cuesta leer.
Pero esta semana pasada leí La isla del Dr Moreau y creo que Wells y yo tenemos que darnos un tiempo.

La isla del Dr Moreau HG Wells reseña

En un diario, el protagonista, Edward Pendrick, relata el año que pasó en una isla perdido en medio del océano. Lo que hay allí escrito parece increíble y producto de su imaginación, pero podría ser real: estuvo más de un año perdido en el océano y explicaría cómo pudo sobrevivir.
Después del naufragio del barco en el que viajaba Pendrick, fue rescatado por una goleta en la que el Dr Moreau y Montgomery, junto a unos cuantos animales, viajaban de camino a una pequeña isla volcánica deshabitada.
Una vez en la isla, Pendrick descubre de qué conoce al Dr Moreau: hace años que fue expulsado de Londres por realizar prácticas poco éticas y tener ideas descabelladas sobre la anatomía y los animales. Pendrick no tarda en descubrir que el Dr Moreau se exilió a esa isla para poder seguir con sus investigaciones sin que nadie pudiera impedírselo, y que la isla está llena unas bestias a medio camino entre el hombre y el animal.

En esta novela, Wells vuelve a demostrar su enorme imaginación y visión para poner a debate la ética y las posibilidades de la ciencia. En este caso, trata de las posibilidades de la cirugía y de sus límites éticos; de hasta dónde la anatomía influye en el comportamiento y en la personalidad, e incluso trata el control y manipulación de una población a la que considera inferior.

Sin embargo, el debate para mí ha sido otro. Y es un tema en el que el narrador se deja ir con Moreau y no cuestiona ni pone a debate: hasta qué punto se desprecia a los animales, se valoran únicamente por su “utilidad” y se pueden tirar una vez que dejan de ser interesantes. En Moreau, esa actitud es abierta y descarada durante todo el libro: las criaturas que termina dejan de ser interesantes y las abandona en la isla, a su suerte si no fuese por Montgomery. Pendrick no se cuestiona en ningún momento el trato que le da Moreau a las criaturas que crea, salvo para cuestionarse su propia seguridad y porque los gritos de dolor del puma le molestan.

El libro me ha resultado tan desagradable que lo terminé por cabezonería, pero deseé no haberlo empezado. No me parece que Wells haya logrado la grandiosa narrativa que demostró en La máquina del tiempo, y hay partes que me parecen más bien pobres: las criaturas de la isla, incluso las que tienen más protagonismo, son un personaje colectivo, indistinguibles las unas de las otras. No he conseguido distinguir al Hombre-Mono del Hombre-Leopardo, por ejemplo, cuando ambos tienen papeles muy diferentes a lo largo de la obra. Aunque hace muchas listas de las criaturas que habitan la isla no es capaz de presentarlas en condiciones ni de diferenciarlas unas de las otras.
Por los temas que toca no me he sentido cómoda en ningún momento. Es una obra escrita para hacer sentir incómodo al lector, pero me refiero a un tipo de incomodidad diferente: ese debate en el que no se entra, que se da por cerrado fue el que estuve siguiendo de principio a final.
Es una novela que me ha hecho sentir asco y tristeza. No por el Dr Moreau ni su falta de ética, si no por el escritor detrás de la narración. Por llevar los temas al ámbito científico sin pararse a darse cuenta de que los animales que mutila son también seres que sienten y por tratar el dolor de una manera tan frívola.

Es una reseña desencantada, breve y no entro en lo que el autor consideraba importante, ni otros puntos de los que normalmente hablo, pero esto es lo único en lo que puedo pensar. Bajo esa crueldad tácita de la voz narrativa y de los personajes se esconde una falta de empatía con todo no-ser humano que se me revuelve por dentro.
A lo mejor nos vemos dentro de muchos años, Wells. De momento, no más.

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20 de octubre de 2015

Nosotros, de Yevgueni Zamiatin

Después de la Guerra de los Doscientos Años, el pequeño porcentaje de población superviviente se unió en el Estado Único y encontraron la fórmula del Estado perfecta: todos los habitantes pierden su individualidad y actúan como piezas de una maquinaria perfecta en la que no existen las personas, si no los números; ni tampoco los deseos personales, si no el bien común.
D-503 es uno de los trabajadores del Integral, una nave espacial que llevará las bondades del Estado Único y el Bienhechor más allá de la Tierra y extenderá la felicidad por el Universo. Quedan pocos días para el Día de los Números y D-503 empieza un diario en el que detallará la felicidad de vivir en el Estado Único y la grandeza del Bienhechor. Hasta que conozca a I-303 y el bien común deje de ser tan importante.

Nosotros Zamiatin opinión

Nosotros se escribió en Rusia en 1921, y aunque no llegó a publicarse en ese país hasta finales de los 8, estuvo circulando en forma de traducciones por toda Europa. Aunque hoy en día es un libro casi desconocido, los autores de ciencia ficción de la primera mitad del siglo XX lo tenían muy en cuenta. Se dice que es la primera distopía, aunque es claro que es la novela que sienta las bases del género.
Nosotros sienta las bases del género distópico: tenemos a una sociedad aparentemente feliz, o por lo menos sumisa con las rígidas leyes que rigen cada minuto de su vida; tenemos a un gobierno tiránico y totalitario que oculta parte de la realidad a sus ciudadanos; y tenemos a unos pocos individuos que intentan rebelarse a ese gobierno.
En Nosotros vemos la lucha de D-503 por mantenerse fiel a sus superiores y a su trabajo a pesar de la constante e irresistible I-303. Vemos también la transformación de un ciudadano abnegado con su país que empieza a poner en duda los cimientos de su realidad y cómo intenta no sucumbir al miedo. Porque el miedo y el amor son las dos emociones que empujan a D-503 en la decisión de conformarse o rebelarse, de permanecer seguro siendo una pieza más de la maquinaria o ceder ante la pasión que le despierta I-303 y acceder a sus secretos.
No hay que olvidar que Nosotros fue escrito a principios de siglo. La expresión, aunque por suerte no cae en las fórmulas realistas o naturalistas de esa época, sí se puede hacer extraña a quien esté acostumbrado únicamente a la narrativa actual. Los sentimientos de D-503 son siempre exagerados, no hay problema pequeño y el mundo se le viene encima a cada poco. Además, hoy en día estamos acostumbrados a una ciencia ficción más centrada en la construcción del mundo y en los dilemas sociales de los protagonistas, mientras Nosotros se centra en las pasiones amorosas de D-503 dejando de lado la realidad del Estado Único y la vida cotidiana de sus habitantes.

Por eso, Nosotros me ha dejado un buen y un mal sabor a la vez.
Buen sabor, porque es un libro único a través del que el subgénero de la distopía irá cogiendo forma. Es maravilloso poder acceder a un libro así, escrito a principios de siglo y con una lucidez a la hora de escribir y de forjar el gobierno totalitario y el miedo a la rebeldía que no esperaba.
Pero por otra parte, se centra excesivamente en el mundo interior y en las dudas de D-503. Más de la mitad del libro son desvaríos del personaje escribiendo en su diario todas las preguntas que le asaltan, el miedo a ser descubierto y la atracción irrefrenable que siente por I-303. Mientras, deja de lado el fascinante mundo del Estado Único y lo que hay más allá de él, que solo toca por encima. El Integral no cobra importancia hasta los últimos capítulos, y el hecho de conquistar el Universo con una nave espacial en 1921 es algo que merece ser explicado con detalle. El contexto en el que se mueven los personajes me ha sabido a muy poco.

Sin embargo, me alegro mucho de haber encontrado este libro. Es una joya que es parte importante de la historia de la ciencia ficción y que todo aficionado al género debería leer.
Además, como dijo George Orwell, Nosotros influyó notablemente en 1984. Sin él, ¿qué hubiera sido del género distópico?


Creo que la última edición de Nosotros en España es de Akal (9788446026723), que salió a la venta en 2008.
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16 de octubre de 2015

¿Qué es un NaNorebel? + mi proyecto este NaNoWriMo

Todos, a estas alturas, conocemos el propósito y las reglas del NaNoWriMo: escribir una novela de 50,000 palabras en 30 días. Pero ¿qué pasa cuando no escribes una novela, si no cuentos? ¿O si quieres hacer 80,000 palabras? Hay muchos géneros diferentes en los que se puede escribir el NaNo, muchos más que una novela. Para eso inventaron el término NaNoRebel.

NaNoWriMo qué es un NaNorebel

El NaNoWriMo es un reto más flexible de lo que parece. Para considerarse canónico no es obligatorio escribir una novela de 50,000 palabras, si no que contempla muchas variantes. Y aunque no se entre en el canon, es posible ser ganador y recoger los premios que se le otorgan a los canónicos al terminar noviembre. Los Nanorebel no están haciendo trampas, están adaptando el reto a las necesidades de su proyecto y la organización del NaNoWriMo reconoce su trabajo.

Las reglas (extendidas) del NaNoWriMo canónico para dar por superado el reto:
-Escribir una novela de mínimo 50,0000 palabras entre el 1 y el 30 de noviembre.
-Solo cuentan palabras escritas durante noviembre. Lo que escritas antes o después no cuentan.
-Escribir la novela tú solo (se pueden añadir citas de otro autor; eso sigue contando como escrita por un único autor).
-No vale escribir 50,000 veces la misma palabra.
-Validar las palabras de tu novela entre el 25 y el 30 de noviembre.
-La novela puede estar en el idioma que tú quieras.

Otras maneras válidas de superar el NaNoWriMo:
-Editar una novela previamente escrita. Si trabajas con más de 50,000 palabras y validas antes del 30 de noviembre, reto superado.
-Continuar una novela ya empezada (en otro NaNo o en cualquier otro momento). Las palabras escritas previamente no cuentan para el reto, solo las que sumes después del 1 de noviembre.
-Rehacer una novela después de descartarla: puedes reciclar tramas, personajes, escenas o lo que necesites.
-Escribir la novela a mano. Incluso han desarrollado una manera de validar las palabras escritas a mano sin tener que pasarlas a máquina.
-Grabar el texto en voz sin tener que escribirlo.

Se considera NaNorebel:
-Obras de no ficción que superen las 50,000 palabras: tesis, trabajos escritos, ensayos, biografías, memorias, libros de recetas... son NaNorebel. Las reglas del NaNo canónico solo contemplan obras de ficción.
-Novelas escritas a dos manos.
-Guiones de cine, cortos o series. Ya que se escriben de manera diferente a la narrativa son considerados NaNorebel e incluso tienen su propio subforo en el que ayudarse y apoyarse.
-Guiones de videojuegos.
-Novelas gráficas/tiras cómicas.
-Música.
-Fotografías.
En estos tres últimos casos, además, aunque se acepta que han superado el reto, no hay manera de validar la cuenta de palabras.

El problema de los relatos cortos:
Cuando en el NaNoWriMo se habla de “novela” en realidad están diciendo “obra de ficción unitaria de una longitud considerable”. Ni excluye ni incluye a las colecciones de relatos o escribir varias obras de menos de 50,000. Hay un "vacío legal".
El problema con los relatos es considerarlos una “obra de ficción unitaria”. Si se escribe una serie de relatos que tienen algo en común (temas, ambientación, personajes, etc.) sí entraría en esa definición. Pero si estos relatos no tienen nada en común, no. En el primer caso, sería NaNoWriMo canónico y en el segundo, NaNorebel.
¿Qué importancia tiene esto? Creo que ninguna. En ambos casos hay que llegar a las 50,000 palabras y en ambos casos nadie puede decirte que no estás haciendo un NaNoWriMo de verdad. No es como el caso de los guionistas, que el formato de su obra no es narrativo, ni es el problema de los dibujantes o guionistas de cómics que no trabajan con palabras. Es fácil escribir y validar la cuenta de palabras. La única diferencia es que en vez de un guión de una obra extensa, tendrás que preparar varios guiones diferentes. No afecta en lo más importante del reto.


Mi proyecto
A mediados de octubre me encuentro sin ideas y sin ganas de desarrollar una novela. Sin embargo, va siendo hora de revisar, corregir y reescribir mi primer NaNoWriMo (sigue sin título, qué vergüenza) y Verde y Gris. Además, como el NaNo me obliga a seguir sin poder rendirme con unos personajes, tengo unos pocos relatos que durante el resto del año (e incluso hace varios años) se me fueron atascando. Este NaNoWriMo voy a combinar escribir y corregir.
¿Cómo lo voy a hacer? No tengo demasiada idea, la verdad.
Creo que empezaré desatascando los relatos. De uno tengo como 3000 palabras escritas y me falta encaminar el final y terminarlo. De otro tengo apenas 100 palabras. Aprovecharé lo que queda de octubre para repensar bien los esquemas, el mensaje, los personajes y todo lo que los hicieron fracasar en su momento para empezar noviembre tecleando sin más dudas. Saber que tienes una historia ahí delante pero hay algo que no funciona y que no la deja avanzar es horrible.
Después, corregiré. Creo que voy a empezar con un par de relatos de mi primer NaNo, ya que son trabajos más pequeños (pequeños la leche, me salieron relatos de 10,000 a 15,000 palabras) y una vez haya terminado con ellos, entraré con Verde y Gris. Intentaré conseguir que este paso esté alrededor del 15 de noviembre, pero aún tengo que hacerme un calendario. Verde y Gris necesita mucho más trabajo del que le puedo dar en 15 días; de hecho, podría haber pasado del resto de relatos y correcciones y dedicarme solamente a la novela.

También me había planteado alternar la escritura con la corrección. La corrección es un proceso más lento y tedioso, e ir saltando cada día de un tema a otro podía aliviarme un poco. Pero no me convence porque soy de escribir de manera cronológica y me cuesta mucho centrarme si voy saltando de historia en historia.

Lo que sí tengo claro es que voy a seguir poniéndome una meta de 2000 palabras diarias. Me gustaría poder liberarme los fines de semana, ya que ahora no vivo sola y los fines de semana apenas paramos por casa, pero tengo miedo de que el lunes me cueste lo triple arrancar.
El año pasado llegué a las 50,000 palabras en 21 días. Tengo que hacer el calendario y las cuentas para saber si es posible, pero este año me vuelvo loca y me gustaría llegar a las 70,000. Dar por terminado el NaNo tan pronto fue bastante aburrido y quiero forzarme para escribir hasta el 30 de noviembre y seguir durante diciembre.

¿Soy NaNoRebel?
Parece que sí, aunque podría decir que no. Por un lado, corregir está permitido. Pero por otro, los relatos que escribiré y lo que voy a corregir son cosas muy diferentes y jamás podrían considerarse una obra de ficción unitaria. Se mezcla el steampunk con la ciencia ficción futurista con el greenpunk. Ni los temas, ni los personajes, ni el tono de cada relato se parecen en lo más mínimo.
De todas maneras, voy a llegar a las 50,000 palabras. Quiero que este NaNo sea mi tercer NaNo. Y voy a pelear por él, aunque hasta ahora, se presenta como el más difícil de todos.

13 de octubre de 2015

5 razones para apuntarse al NaNoWriMo

razones para apuntarse NaNoWriMo

Nos acercamos a la mitad de octubre y la palabra “NaNoWriMo” aparece ya más de tres veces al día en mi TL. Noviembre se acerca imparable y todos ya estamos preparando en qué trabajaremos durante el mes. Ya estamos haciendo cálculos de palabras, capítulos, empezando a darles forma a los personajes... pero también hay gente indecisa.
El NaNoWriMo es un mes intenso y 50,000 palabras no se escriben sin querer. Y me he encontrado con gente escéptica sobre el reto. ¿Por qué debería hacerlo?, me preguntan. ¿Qué gano si participo? Así que aquí van parte de mis motivaciones para esperar con ganas noviembre:

1. Escribes y terminas una novela. Uno de los consejos de Neil Gaiman para escribir es “Termina lo que estás escribiendo. No importa lo que tengas que hacer para terminarlo, termínalo.” Durante el NaNoWriMo te comprometes con un proyecto, y no puedes abandonarlo hasta terminar. Estarás tan concentrado en tu novela actual que no tendrás tiempo de tener una idea mejor y empezarla dejando la primera novela a medias. Y forzarte a seguir, a sortear los problemas que te encuentres (entre ellos la pereza) te ayudarán a mejorar como escritor. Dejando las cosas cuando empiezan a ser incómodas ni se aprende, ni se aprovecha el esfuerzo, ni se mejora en nada.

2. Si no es ahora, ¿cuándo? Seguro que tienes una idea para escribir una novela, o varios relatos, o un guión de cine. ¿Por qué no lo has escrito ya? Hazlo durante noviembre.

3. Tendrás ayuda. Somos muchos y vamos a ayudarte. Al contrario que si escribes cuando estás solo, en el NaNo somos muchos escribiendo a la vez. Puedes pedir ayuda o puedes exigir que te rescatemos, porque escribimos juntos para ayudarnos. Cuando caigas en la crisis de la segunda semana, estaremos ahí para obligarte a seguir. Cuando tu argumento pierda sentido y no sepas cómo continuar, te daremos una visión externa.
Y cuando llegues a las 50.000 palabras estaremos para jalearte y felicitarte por haber superado todas esas dificultades.

4. Haces amigos. En los foros, en facebook y en twitter conocerás a un montón de gente nueva, que tendrá muchos gustos y hobbys parecidos a los tuyos. Es raro no salir del NaNo con uno o dos amigos nuevos. Además, tener un writing pal en el que apoyarte durante los ratos de “en un ratito me pongo a escribir” es una de las gozadas del NaNo.

5. Lo dejo para lo último porque siempre se menciona: desarrollas un hábito. Hay gente que dice que para conseguir que una rutina se afiance se necesitan 15, 21 o 30 días de hacerla seguido. Mi cobaya opinaba que con 3 era suficiente. De cualquier manera, cuando llegues al día 30 del mes habrás conseguido hacerle un hueco de una hora o dos para escribir a tu rutina, y cuando llegue diciembre te dará tanta pena abandonar el hábito que seguirás escribiendo y escribiendo. O corrigiendo. En definitiva: trabajando en tu proyecto, algo que hacía mes y medio no habías imaginado. Los escritores se hacen escribiendo. Como, otra vez, dijo Neil Gaiman: “Pon una palabra después de otra. Encuentra la palabra correcta, escríbela.”

En la próxima entrada os contaré por qué este año soy una nanorebel y qué voy a hacer durante noviembre. ¿En qué vais a trabajar vosotros?
Y por cierto, los foros ya están reseteados. Pasa a presentarte y que empiece la diversión.

Si quieres leer más consejos de Neil Gaiman para escribir, puedes consultarlos en Literautas.

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6 de octubre de 2015

Más de 10 contadores de palabras

Contadores palabras novela nanowrimo

¡Ay, octubre! Mes de planificar, de buscar giros argumentales sorprendentes y de darle personalidad a los personajes. Porque empieza la gran cuenta atrás para el NaNoWriMo: escribir una novela de 50,000 palabras en un mes. ¿Es imposible? No, para nada.
Pero es muy difícil sacar adelante un reto como el NaNoWriMo sin ayuda. Hay algunos valientes que lo hacen a mano, y lo completan, al igual que hay gente que es capaz de subir al Everest. Los humanos normales solemos apoyarnos en herramientas que nos facilitan un poco la escritura, como elegir un buen procesador de texto, tener a mano unos cuantos disparadores creativos para salir de los bloqueos o, como vamos a ver ahora, contadores de palabras.

¿Para qué sirve un contador de palabras?
Un contador de palabras es una herramienta, que puede ser desde sencilla a muy completa, que nos ayuda a saber cuánto hemos escrito en cuánto tiempo y cuántas palabras va sumando . Algunos procesadores de texto las tienen incorporadas, pero para algunos se nos quedan un poco pequeñas. Así que vamos a explorar varios métodos para llevar la cuenta de las palabras:

Word/Writer Open Office:
El procesador de textos básico que todos tenemos en casa tiene incorporado un pequeño contador de palabras. En Word te cuenta cuántas palabras (y caracteres) tiene tu documento, y en Writer tienes que seleccionar un fragmento de texto para que te dé resultados. Es muy sencillo de usar, pero no te da ninguna estadística ni te cuenta las palabras por sesión.

Scrivener:
Es una de las características de Scrivener que más uso. Tiene un contador de palabras que cuenta las totales que lleva el proyecto y las que has sumado en una sesión. Además, puedes establecer objetivos, a los que añade una barra de progreso muy visual. Cuando estás cansado de escribir y la barra se vuelve verde, te da un pequeño impulso para seguir.

Contadores palabras novela nanowrimo

La web del NaNo, obviamente, también tiene un contador de palabras, que va formando un gráfico con tus progresos, calcula media de palabras diarias, palabras que faltan para llegar a las 50,000 e incluso calcula cuántos días, a ese ritmo, te quedan para completar el reto. Sencillo de usar y leer, completo y visual. ¿La gran pega? Solo funciona durante noviembre.

Aplicaciones:
Hay unas cuantas aplicaciones que ayudan a guardar tus progresos y que ayudan a mejorar cada día.
-Writing journal es una aplicación para iPhone con cronómetro incorporado. Se inicia el cronómetro al empezar a escribir, se para al terminar y al introducir el número de palabras escrito en ese tiempo genera estadísticas sobre velocidad de escritura, palabras totales, etc. Luego, los datos se pueden exportar a una hoja de cálculo. Soporta llevar varios proyectos a la vez.
-Daily goals no es una aplicación diseñada expresamente para escritores, pero también vale para lo que necesitamos. Es una aplicación para crear y mantener hábitos, mediante un sistema de gráficos y recompensas. Creo que también tiene alarmas para recordar que tienes que escribir y puedes añadir notas a tus proyectos.
-Habitbull es otra aplicación, esta para Android, que ayuda a mantener hábitos. También soporta varios proyectos, tiene alarmas para recordarte escribir, almacenamiento en la nube, exportación a .csv y citas e imágenes que te motivan a seguir.
-Writometer, también para Android y traducida a español, es un sencillo contador de palabras. Tiene avisos para recordarte escribir, contador de palabras que va generando un gráfico, cronómetro y citas inspiracionales para seguir escribiendo. Como dice en la descripción de Google Play, también está pensado para gente que quiera participar en el NaNoWriMo.

Contadores palabras novela nanowrimo

Programas:
Novprog genera un gráfico parecido al que da la página del NaNoWriMo. Introduces tus metas, fechas, vas actualizando con la suma de palabras y genera estadísticas sobre cuánto falta para terminar el proyecto.
WriterStat imita el aspecto de los gráficos de la web del NaNoWriMo y es un sencillo contador de palabras que soporta llevar varios proyectos a la vez. Poco más: sencillo y funcional.

Web:
Pacemaker es una herramienta de planificación que genera horarios y retos para escribir. Puedes elegir muchos tipos de organización: desde escribir todos los días la misma cantidad de palabras, a empezar por un par de párrafos e ir aumentando la cantidad poco a poco, a escribir un número aleatorio de palabras cada día pero que dejarán un gráfico con una forma divertida.
Word Keeper Alpha es otro contador de palabras en el que estableces una meta (diaria, semanal, mensual o anual) y genera un gráfico según tus progresos. Tiene varios tipos de gráficos a elegir, según necesites, y puedes ver cómo avanzan varios proyectos a la vez. También puedes conectarlo con las redes sociales.
Con esta hoja de cálculo en Google Docs para trabajarte tus propios registros de palabras y productividad. También lleva la cuenta de páginas, escenas, calcula la media de palabras por hora y tiene un espacio para dejar notas para futuras revisiones.

Con un contador de palabras y una buena planificación, el NaNoWriMo se hace considerablemente más sencillo. Pero hay más vida más allá de noviembre, y se pueden usar estos contadores para crear un hábito e ir escribiendo un poco cada día. Para ser escritor solo hace falta escribir.

22 de septiembre de 2015

40 giros argumentales para tu novela

Giros argumentales novelas

Vuelve esa época del año en el que me acuerdo del NaNoWriMo varias veces al día, y que empiezo a planificar, pero todavía no demasiado en serio. Vuelve la época del año en la que me paseo por los foros del NaNo rescatando la información útil que se haya acumulado durante el año antes de que los reinicien. Y vuelve la época del año en la que tengo Evernote lleno de notas y borradores.
En los subforos del NaNo, uno de los que más me gusta, es del de Adoptions: gente “dona” ideas que otra gente puede “adoptar”. Porque se les han ocurrido, porque son ideas rechazadas o porque no les importa compartirlas; con el permiso explícito de que se pueden coger, adaptar, reutilizar o masacrar sin tener que compartir créditos y sin acusaciones de plagio.
Buceando y seleccionado información en ese subforo he extraído parte de la entrada de hoy: giros argumentales para adoptar.

1-Uno de los personajes secundarios es un asesino profesional.
2-El villano en realidad está protegiendo al protagonista de un villano peor.
3-El amigo online de tu protagonista fue reemplazado hace unos capítulos por un impostor.
4-El monstruo puede viajar entre espejos. Los charcos cuentan como espejos. El protagonista no está seguro ni fuera de casa.
5-El protagonista mató accidentalmente al villano al principio de la historia y ha estado alucinando de remordimientos desde entonces.
6-El Personaje1 sabía que era el hijo del Personaje2 todo el tiempo.
7-Cuando el villano presenta su plan malvado al protagonista parece que tiene razón. De repente, El Malo no es tan malo.
8-El personaje secundario resulta ser el héroe y el protagonista su ayudante.
9-El villano había puesto micrófonos al protagonista.
10-Una fuente de información fiable del protagonista resulta ser una planta.
11-El protagonista (o su mejor amigo) en realidad es el villano; a propósito o sin querer.
12-Todas las personas cercanas al protagonista van muriendo de manera cruel. Al final se descubre que el protagonista era el que los mató.
13-El personaje paranoico había tenido razón todo el rato.
14-El villano está bajo el control de un villano aún peor.
15-Algo que el protagonista lleva buscando todo el tiempo en realidad no existe.
16-El personaje que se había descartado como traidor porque era “demasiado obvio” es el traidor.
17-El Elegido del que habla la Profecía no es un ser humano.
18-El personaje misterioso de la máscara y la capa en realidad solo es otro personaje que pensó que la aventura del protagonista era muy interesante y había decidido seguirlo para cotillear.
19-La Profecía es una mentira inventada por el villano para que el protagonista hiciese algo, que va a ayudar al villano a cumplir sus deseos.
20-La historia estaba contada desde el final.
21-Aquel niño no era tan inocente como parecía.
22-Los perros eran enviados aliens.
23-Esa arma de Chejóv tan obvia en realidad no sirve para nada.
24-El cura al que el protagonista se estuvo confesando toda la historia es un informador disfrazado.
25-Un personaje secundario tiene un hermano gemelo y llevan alternándose toda la historia.
26-El protagonista no es valiente, solo lleva toda la historia intentando suicidarse.
27-La canción favorita del protagonista reproducida al revés desvela el plan del villano.
28-La capa de invisibilidad no funciona y todo el mundo sabía qué había hecho.
29-Alguien del jurado es el verdadero asesino.
30-El dueño de la panadería en realidad es un agente secreto que tiene un alijo de armas del que nadie sabe nada. La contraseña es “tarta de zanahoria y canela”. Puntos extra si la dice sin querer un cliente sin relación con la trama.
31-Las armas estaban escondidas en peluches, que llevan a la vista toda la historia.
32-La última víctima era el asesino. Intentó hacerse daño para evitar sospechas, algo salió mal y se mató.
33-La mano derecha del villano había estado actuando por su cuenta en favor del protagonista.
34-El aprendiz del protagonista estaba trabajando para el villano.
35-El personaje secundario murió hace unos capítulos, pero el protagonista, incapaz de aceptarlo, ha estado alucinando con él todo el rato.
36-El Malo en realidad es una niña de 10 años que es un genio del mal.
37-La damisela en apuros es un monstruo.
38-El caballero y el dragón se hacen amigos.
39-Nunca habían abandonado la Tierra.
40-Ya no hay Distrito 12.

Aquí quedan estos 40 giros argumentales para aprovechar en tu novela. Alguno es más fácil de aplicar que otros, alguno está más visto que otros... pero a mí me han dado un par de ideas. Y con lo mal que lo estoy pasando estos días para escribir, cualquier ayuda es bien recibida.
¿Vas a aprovechar alguno?

29 de julio de 2015

10 maneras de leer gratis (y legal)

Leer gratis sin piratear

Los que leemos habitualmente tenemos una queja en común: el precio de los libros. Y es que leer, si solo tiramos de librerías o novedades, puede salir muy caro. Cuando aparecieron los ebooks muchos miramos con ojitos a esos precios de entre 1 y 3€, pero poco a poco vimos cómo se iban inflando los libros de editoriales tradicionales, y una novedad, ahora mismo, puede llegar a costar entre 8 y 8€. Vuelve a ser caro, aún si no tenemos en cuenta que tenemos que hacer una inversión en el lector. Y aún encima muchas veces te cuelan el DRM y el libro no es tuyo de verdad.
Sin embargo, hay alternativas para leer sin tener que pagar. Se puede leer gratis, y de manera legal. ¡Sin piratear y sin trampas! He juntado 10 maneras diferentes de leer sin tener que sacar la cartera, tanto para libros físicos como digitales. ¿Conoces alguna otra?

1- Bibliotecas
Parece obvio, pero muchas veces nos olvidamos de que existen. Las bibliotecas tienen un montón de libros listos para coger y llevarse a casa. E incluso hay bibliotecas que tienen novedades y bestsellers en su fondo, o los van incorporando bastante rápido. Puede haber cola para coger un título concreto, pero las bibliotecas que conozco aceptan reservas, así que como mucho, con un poco de paciencia, se puede leer todo lo que se quiera, no solamente libros "antiguos".
Las bibliotecas que conozco, además, tienen el catálogo disponible online, de manera que si te tienes que desplazar, lo haces sabiendo qué tienen y qué no. El de las biblioteca públicas de Galicia se puede consultar en Proxecto Meiga.

2- Bibliotecas digitales
En España están empezando a abrirse bibliotecas digitales, que están divididas por comunidad autónoma (aquí tenéis una lista de todos los Ebiblio funcionando hasta hoy). Con ser socio de una biblioteca pública ya te dan acceso a su catálogo de libros. De momento puede no ser muy extenso, pero se va ampliando poco a poco, y para los que viven lejos de pueblos grandes que tengan bibliotecas con incorporaciones nuevas al catálogo, son una solución al fondo tan limitado que tienen cerca. Las plataformas pueden funcionar un poco mejor o un poco peor (como Galiciale), pero se está trabajando en ellas.

3- Pago social
En Lektu (es la única plataforma que lo hace que conozco) algunas obras tienen la opción de pagarse con un tuit o con una publicación en facebook. Una vez compartido el enlace que piden, te descargas el contenido, que puede ser un libro, una revista, un cómic, un podcast... Y sin trampa: los autores del contenido prefieren la difusión al euro que te iban a pedir para comprarlo. Aunque parezca una chufa, hay libros muy buenos bajo esta modalidad (Pandora despierta, por ejemplo).
En Lektu también hay una sección de contenidos gratuitos. Sin pago social y sin nada a cambio.

4- Ofertas en Amazon
El catálogo de libros digitales de Amazon es el más grande del mundo, tanto de autopublicados como de editoriales tradicionales. Tienen muchas ofertas diarias, entre las que se cuelan cosas horribles, pero también muchos libros muy decentes. Algunas ofertas son descuentos importantes respecto al precio del libro, pero otras son de descarga gratuita. Seguirle el rastro a estas ofertas es difícil, pero hay páginas y cuentas de twitter que avisan de lo que se pone de oferta, como la web Mis Ebooks.

5- Sigue otras ofertas
¿El libro al que le tienes echado el ojo no está en Amazon y no te pueden avisar? Sigue al autor en sus redes sociales, cuando lo tenga de oferta o se pueda conseguir de manera especial, avisará. Es un método lento y necesitas paciencia, pero vale la pena esperar.
Si normalmente el libro cuesta un par de euros pero no quieres o no puedes pagarlos, puedes compensar al autor dejándole valoraciones sinceras en la plataforma donde la hayas conseguido y en Goodreads sobre qué te pareció el libro. Así, puedes ayudarle a encontrar otros lectores que sí puedan o quieran pagar por él.

6- Leer con publicidad
Es una propuesta de la plataforma de préstamo de libros digitales Symbol24. Además de su tarifa plana mensual para leer todo lo que quieras, parte de su catálogo es gratuito, a cambio de encontrar publicidad entre las páginas. No he leído todavía ningún libro así, pero he estado ojeando esa parte de la web y hay títulos que valen la pena; no solo hay morralla. Es probable que lo pruebe pronto.

7- Proyecto Gutenberg
Si lo tuyo son los clásicos es posible que no tengas que volver a comprar un libro nunca más. Casi 50.000 libros digitales, en descarga gratuita, cuyos derechos de autor ya han caducado, a tu disposición. El portal es un proyecto americano y por eso tiene muchos libros en inglés (y en sus lenguas originales) pero se pueden encontrar en otras lenguas. Aquí está la búsqueda por autor en español y dentro están los enlaces para buscar por muchas otras lenguas.

8- Concursos
Probablemente es la manera más lenta y menos gratificante de conseguir libros gratis, pero apuntarse a concursos de redes sociales puede traerte algún libro que estés buscando (sobre todo novedades y bestsellers), si tienes algo de suerte.

9- Bookcrossing o intercambios de libros
Bookcrossing es una iniciativa mundial, aunque en algunas ciudades de España es difícil encontrarse algún libro. Sin embargo, si tienes localizados un par de puntos de intercambio de libros (en cafeterías, en bibliotecas, etc.) y te pasas a menudo, puede que encuentres algún título interesante. Quizás incluso algún libro que nunca te habías planteado leer. Además, ayudarás a los libros a viajar.

10-Wattpad
Wattpad es una red social plagada de fanfics y de escritores amateurs haciendo lo mejor que pueden. Sin embargo, también hay escritores de calidad subiendo sus novelas y compartiéndolas con la gente. Aunque también pueden gustarte los fanfics y perderte en la página, quién sabe. Wattpad está siendo la cantera de los últimos grandes bestsellers, quién sabe con qué te puedes encontrar antes de que dé el pelotazo en las librerías.

Estos son mis 10 recursos para leer gratis, aunque los alterno con la compra de ebooks y (cada vez menos, aunque me pese) la compra en librerías. ¿Habéis usado alguna vez uno de estos recursos? ¿Se os ocurre alguno nuevo?
Y algo que me recome por dentro: ¿a vosotros os hacen caso cuando pedís libros por Navidad o por cumpleaños?

24 de julio de 2015

Pequeño hermano, de Cory Doctorow

Marcus tiene 17 años y las cámaras instaladas en los pasillos del instituto saben cuándo entra, cuándo sale y con quién lo hace. O eso cree el director, porque engañarlas es muy fácil. En clase, todos trabajan con portátiles que otorgan toda su información a los profesores y administradores, pero Marcus tiene corriendo programas invisibles que en los equipos estarían capados. Los rastradores de móviles son capaces de guardar el recorrido de una persona a través de las líneas del servicio público. Las cámaras de los semáforos graban las rutinas diarias de los habitantes de San Francisco. Las cámaras y controles en San Francisco persiguen a todos sus habitantes.
Entonces, terroristas islámicos vuelan uno de los puentes de la ciudad. Dicen que es el mayor ataque de la historia, peor que el de las Torres Gemelas de Nueva York. Marcus y sus amigos estaban en el peor lugar en el peor momento, y son arrestados como sospechosos del ataque.
A partir de ese momento, la “seguridad” que vigilaba a todos los habitantes de San Francisco (y Estados Unidos) será sustituida por medidas mucho más invasivas, más controladoras, que pretenden atrapar a los terroristas. Marcus se niega a entregar su libertad y luchará contra el gobierno y contra el ejército, de la única manera que sabe hacerlo: hackeando y estropeando sus servicios.

Pequeño hermano

Durante Pequeño hermano seguiremos a Marcus y a un ejército invisible (la mayor parte del tiempo), muy parecido a Anonymus, en su lucha por recuperar la libertad. Cory Doctorow nos irá guiando en casa paso que hagan los personajes, enseñándonos cómo funcionan muchas de las herramientas que Marcus usa: encriptación de datos, análisis de sistemas de seguridad, e incluso alguna cosa más analógica como cómo encontrar cámaras de vigilancia ocultas, por muy pequeñas que sean.
La lucha entre el ejército de EEUU y el ejército de Marcus, los Xnetters pronto pasa a ser un debate social. ¿Entregar nuestra intimidad sirve para proteger nuestra seguridad? ¿Dónde están los límites del terrorismo? ¿Debemos entregar nuestra libertad, o es eso lo que buscan los terroristas?
A lo largo de todo el libro estas cuestiones se debaten repetidas veces, a medida que la lucha va haciéndose más peligrosa, más arriesgada, y la vigilancia más brutal.

Cory Doctorow es periodista, bloguero y hacktivista. Lo conocí hace unos meses por una entrevista sobre seguridad informática y libertad en internet, y supuse por dónde podía ir el mensaje de este libro, aunque no esperé encontrar una historia que me enganchase tanto y que me enseñase tanto. No me sorprendió encontrármelo en una lista de libros casi-censurados-prohibido-en-las-escuelas en EEUU, porque es mucho más subversivo y revolucionario de lo que esperaba.
Estuve pensando en si catalogar este libro como una distopía, y creo que sí que lo haré. Como se puede intuir desde el título, el homenaje o recuerdo a 1984 está presente desde el principio. Aunque hay una diferencia muy grande respecto a 1984: los ciudadanos en masa, no solamente un individuo, no se resignan a la vigilancia y a perder su intimidad. Aunque la novela está ambientada en un futuro cercano, la tecnología de la que disponen es casi la misma que la que tenemos hoy (y en 2008, cuando se escribió) y, por suerte, la Policía del Pensamiento está lejos de ser tecnológicamente posible. Aunque eso no impide que el ejército y el gobierno quieran acercarse a ella todo lo que puedan.

Pequeño hermano me ha encantado y se ha colado en mi lista de favoritos. Como me decía alguien que lo empezó a leer cuando lo terminé yo, el principio recuerda ligeramente a Ready Player One, por la inmersión informática y la manera que tiene de atrapar al lector. Sin embargo, luego vemos que tiene su propio camino, con muchos más momentos offline que la novela de Ernest Cline, y con escenas glosiosas completamente analógicas, como la explicación de cómo encontrar cámaras espías más pequeñas que la cabeza de un alfiler, o el principio de uno de los capítulos finales, toda una oda a los juegos de rol en vivo. Eso sin contar la apología de la resistencia, recordando a los yuppies, las sufragistas o el final del appartheit en EEUU, que no están tan lejanos en la historia.
Aunque al principio puede parecer un libro complejo, solo apto para los que ya tengan nociones de informática, creo que también se puede disfrutar por lo no iniciados. No abusa de vocabulario técnico, y Doctorow explica con muy buenas analogías los conceptos más difíciles de entender, empezando por cosas sencillas y aumentando la dificultad poco a poco. Y si el apartado informático se atasca, siempre se puede disfrutar plenamente del resto de la historia. Y tomar parte en el debate: ¿descalzarse para pasar el control impide que terroristas entren en los aviones? ¿sirve de algo que mi móvil sea capaz de rastrearme? ¿controlar a los ciudadanos mediante el miedo a los terroristas no es otra forma de terrorismo?

Little brother (leí la versión en inglés) se puede encontrar de manera gratuita y con licencia Creative Commons en la web del autor: atribución, no-comercial, compartir-igual. También la distribuye una editorial en español, pero en formato digital solo la ofrecen con DRM y después de alabar el libro, no la voy a recomendar.

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Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!