19 de abril de 2016

Los editores realistas que no conocen la realidad

ENDEI 2016

Este fin de semana pasado se celebró en Castellón el segundo Encuentro de Editoriales Independientes, ENDEI. No iba a comentarlo porque la fantasía se quedó fuera del programa, y casi la ciencia ficción, por lo que en este blog no interesa lo que se haya dicho, pero sí me gustaría comentar un par de impresiones generales con las que salí del Encuentro.
No asistí a los actos del jueves y del domingo, solamente a la tarde del viernes y todo el día del sábado. Si soy sincera, antes de la (mini) presentación de La pollila en la casa del humo de Guillem López apenas recuerdo nada interesante. Fue después de la presentación de su nueva novela cuando empecé a escuchar cosas que me chirriaban.
Me llevo varias conclusiones de estas pocas horas de encuentro con editores. La más importante, quizás, es la desconexión con la realidad que sufren algunos editores, que concentrados en su línea editorial, en su mundo y en sus lecturas, hace mucho que no salen de la cueva y observan cómo ha ido cambiando el mundo y qué funciona ahora. A estos editores, que son más de los que voy a nombrar concretamente en esta entrada, además, quizás les vendría bien un ejercicio de autocrítica y reconexión, ya que las caras de algunos asistentes del público me hacen pensar que no soy la única que piensa así.

¿Cómo he llegado a esta conclusión?
En la mesa redonda posterior a la presentación de las editoriales Libros de El Zorro Rojo, Sajalín y Aristas Martínez (que aprovecharon para hacer la presentación de Guillem López) se trataron las posibilidades de los autores españoles de ser publicados. Participaban Sajalín, Reino de Cordelia, Versátil y Tropo.
Inevitablemente, el tema derivó en todos los manuscritos que se reciben a diario en las editoriales y en la falta de atención que ponen estos autores a las líneas editoriales, derivando en miles de obras que jamás se publicarían por falta de coherencia con el resto del catálogo, sin importar su calidad. El editor de Sajalín, que solo publica autores traducidos, le interpeló al de Tropo: “No quiero imaginar todo lo que recibís vosotros, desde romance paranormal, ciencia ficción o a saber” (parafraseo). No había pasado un minuto después, cuando el editor de Tropo aclaró que su línea editorial no se basaba en un género o un tema, sino en la calidad. Minutos después, haciendo una intervención semejante, el editor de Reino de Cordelia nombró de pasada las “marcianadas” (palabra literal), de nuevo, para referirse a toda la cantidad de manuscritos sin calidad y sin acierto que llegan a sus buzones.
Estos pequeños dos detalles me hicieron resoplar. La ciencia ficción, como decía antes, si no fuese por Guillem López, no estaría representada en el ENDEI de este año. Lo que no esperaba, aunque debería haberlo hecho, era encontrarme esa falta de respeto y conocimiento a un género que está viviendo una edad de oro en todos sus formatos. Y más, tan pocos minutos después de haberse presentado una novela de este autor, uno de los grandes narradores de este género en español.

El sábado por la mañana hubo otro destello durante la presentación de editoriales dedicadas a la poesía. Se presentaban Unaria, Ya lo dijo Casimiro Parker, Pre-Texto y Harpo Ediciones. Durante la ronda de preguntas alguien sacó el tema de qué pensaban las editoras de la autoedición. Después de dar bandazos en una opinión no demasiado clara, la editora de Unaria concluyó su intervención usando, literalmente, el verbo “ensuciar”.
Cómo explicarle a una editora que su labor es importante, pero para algunos autores no es imprescindible. La autoedición nos ha dado grandes títulos y muchos autores que luego han firmado con editoriales (que incluso les han comprado las obras que previamente habían publicado por su cuenta). Contar con un editor es contar con una red de seguridad, pero hay privilegiados que no la necesitan. Como la poesía no es un género que siga, no sé de manera exacta cómo está la autopublicación de poetas ni cuánto puede influir la figura de un editor en una obra; pero mi experiencia en otros géneros es que a veces no es necesaria. No me canso de recomendar, por ejemplo, a Paz Alonso y Pau Varela, que no necesitaron editor para crear unas novelas magníficas. Usar el verbo “ensuciar” y endiosarse como maestros de la literatura ni es realista ni hace bien a nadie.

Pero lo que hace que esté escribiendo esto llegó durante el sábado por la tarde. Los actos empezaron hacia las 5 en la librería Argot y continuaron hasta pasadas las 8 y media. Los empezaba la mesa redonda “El esplendor del cuento”, cuyo primer turno de palabra lo tuvo de nuevo el editor de Reino de Cordelia. “Me sorprende el título de la mesa redonda, porque el cuento no vende y nadie lee cuento”. A pesar que uno de los invitados era el editor de Libros del Zorro Rojo, ese fue el tono predominante en la mesa redonda, por lo menos del trozo en el que estuve presente. Durante la siguiente media hora asistimos a un ejemplo práctico de editores dinosaurio, alejados de cualquier realidad editorial que no sea la inmediatamente suya y sobre todo, que hace tiempo que no hacen un ejercicio de autocrítica. El cuento no vende, estuvieron de acuerdo. A los lectores no les gustan los géneros breves, prefieren la novela. Hay grandes cuentistas pero las antologías son un suicidio económico.
¿De verdad?
Porque yo sí estoy de acuerdo en que estamos viviendo una época para el cuento que hacía tiempo que no se veía. Hay grandísimos escritores de relato corto y hay muy buenas antologías saliendo a la venta cada pocos meses. Tantas, que intento estar al día de lecturas, pero se me siguen acumulando. ¿Qué antologías son? Las primeras en las que pienso son las editadas por Mariano Villarreal: las tres ediciones de Terra Nova; A la deriva en el mar de las lluvias, Mariposas del oeste y Castillos en el aire (que salió este mes a la venta). Y estoy convencida de que me dejo alguna. Las dos antologías Alucinadas: la primera fue un éxito de crítica y público (mi reseña) y la segunda sale esta semana y estamos todos esperando ansiosos. Mañana Todavía fue el primer libro de Fantascy en agotar la edición. La editorial Fata Libelli tiene gran parte de su catálogo dedicado a antologías: estoy mirándolo, y salvo una novela de Nina Allan y otra de Aliette de Bordard son todo antologías. Además, ya os he contado todo el trabajo que hace Marcheto para traducir relatos que termina uniendo en antologías anuales (y van tres), ¿no?
Si las antologías no vendiesen, si los lectores no quisieran leer género breve, ¿toda esta gente (y mucha más que me dejo por no alargarme) seguirían convocándolas y editándolas? ¿El público no quiere leer cuento y relato, o es que no hay buenos antólogos?
Pero volvemos al tema de antes: estas antologías y estos lectores están enmarcados dentro de la ciencia ficción y la fantasía. Para la industria editorial estos dos géneros son poco más que una broma y no se les presta atención. Son invisibles. Qué pase en los Hugo, en los Ignotus, qué se publica, cuánto se vende, no importa. La ciencia ficción son marcianadas y los que la leemos unos frikis. Y como frikis y marcianadas, no somos elementos culturales y no somos tomados en cuenta.

En plena orgía de casposidad, atraso social-literario y exhibición de dinosauriedad, el tono fue volviéndose más atrevido. El editor de Libros del Zorro Rojo confesó que a él jamás se le había ocurrido “leer un libro en formato digital”, pronunciando las palabras como si fuese sacrílego solamente pensar en sostener un Kindle. Pero el destello de calidad, conocimiento y actualidad literaria lo tuvo, de nuevo, Reino de Cordelia: “Ahora están de moda los microrrelatos, que son como microchistes y son horribles” (parafraseo aunque las palabras “microchistes” y “horribles” son literales). Isa, que me acompañaba, soltó un suspiro que no se pudo disimular, yo estaba cansada de taparme la cara de estupor con el programa y decidimos que era el momento de dejarlo y nos fuimos de la mesa redonda.
No fuimos las únicas, aclaro.
Cuando terminó y volvimos al bajo de Argot, conocidos entre el público nos dijeron que no éramos las únicas molestas y que habían protestado durante la ronda de preguntas, aunque el editor de Reino de Cordelia había dejado la mesa redonda durante la primera pregunta.

A esas alturas de la tarde, Isa y yo estábamos bastante desanimadas con ENDEI. Con muy poca fe, aguantamos la siguiente mesa redonda (otras tres editoriales presentando su proyecto) que, por un imprevisto, se fusionó con la siguiente: el libro de papel frente al libro digital. Viendo las opiniones de los editores durante todo el día, tenía pavor a esa mesa redonda, y fue una grata sorpresa poder asistir y participar en ella. Durante la ronda de preguntas a las editoriales se les formuló una pregunta sobre ediciones digitales, la conversación se alargó y se transformó en la siguiente mesa redonda, con cambios paulatinos de los ponentes.
Sin miedo a la edición digital y a los ebooks y con mucho sentido común, los editores de Ya lo dijo Casimiro Parker, Alpha Decay y Versátil primero y luego relevados por Tolstoievksi, Aristas Martínez y Renacimiento después explicaron por qué a ellos no les funciona el formato digital (YLDCP y Aristas Martínez apuestan fuertemente por el formato de los libros, algo que se pierde en digital, por ejemplo) se mantuvo una charla muy interesante sobre hábitos de consumo, datos sobre compras y el futuro de los libros, dialogando con más editores, un librero y el público.
Fue el final dulce para un encuentro que hasta entonces no había ido demasiado bien encaminado. Pensándolo, días después, creo que todo lo que no me gustó del evento fue responsabilidad de los ponentes. Incluso los retrasos en la programación (el viernes alguna mesa redonda llegó a empezar con 40 minutos de retraso), ya que había editores que no llegaban a la hora que los habían citado. A la organización podría criticar colocar en mesas redondas de edición en español a editoriales que solo publican traducciones o en mesas sobre cuento a editoriales que no creen en ellos, pero tampoco sé hasta qué punto las editoriales pueden hacer autocrítica y aceptar que en ese tema no tienen nada que aportar y declinar la invitación.

Queda un año para la siguiente edición de ENDEI. Mientras, tengo por el camino unas pocas convenciones que son más cercanas a lo que me siento cómoda: el Celsius, donde además de grandes escritores como ponentes se forma muy buen ambiente entre los asistentes; y la Eurocon a la que se pega la Hispacon, donde volveremos a reunirnos y el ambiente del Celsius se multiplicará. Por lo menos asistiré a esas dos antes de que llegue el próximo abril. Ojalá salga alguna más.

PD: Sí culpo a la organización del cambio de localización del recital del viernes por la noche, al que queríamos asistir y nos perdimos por la falta de previsión e indicaciones concretas de dónde se realizaría.

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13 de abril de 2016

5 novedades para tener en cuenta este Sant Jordi

Una fiesta que no me ha costado nada aceptar desde que tengo lazos con el Levante es Sant Jordi. Por fin encuentro una fiesta que me gusta y que no me da pereza celebrar. Sonará a tópico, pero a mí las fiestas de beber y de orquestas no me gustan. Toda fiesta que involucre un libro me encanta. Quizás por eso tengo esa devoción al NaNoWriMo, aunque luego no me guste lo que escribo.
Se acerca otro San Jordi. Tenemos que ir prevenidos, porque todas las librerías y editoriales intentarán vendernos de todo, las prisas de otra gente no nos dejarán pasear a gusto por ferias o librerías y si nos despistamos puede que nos perdamos las mejores novedades.
Así que aquí hay una pequeña lista con las novedades de este año que estarán a la venta antes del 23 de abril. Para ir a tiro fijo, para pasársela a algún amigo a modo de indirecta o simplemente para tener en cuenta en caso de que nos las encontremos.

1-Hijos del dios binario, de David B Gil
Ya le hice una reseña a Hijos del dios binario, ya hablamos de él en el podcast, y creo que ha quedado claro lo que pienso de él: me encanta. Lo devoré como hacía tiempo que no devoraba un libro. Y no soy la única: su mezcla de thriller con ciencia ficción está encantando a muchísima gente.
Si quieres colarle la ciencia ficción a un lector de thriller o novela negra, juégasela con este libro. No te reprochará nada. Ya en librerías.



2-Armada, de Ernest Cline
Llega el segundo libro de Ernest Cline, quien dio el pelotazo con Ready Player One, a español. En esta historia nos encontramos con un gamer adolescente que sospecha que el ejército de EEUU usa los videojuegos para preparar a la población para una posible guerra con los alienígenas. Un libro especial para los verdaderos amantes de los videojuegos, el space opera y, en general, los alienígenas. Ya en librerías.




3-El dragón de hielo, de George RR Martin (ilustrado)
Reedición de una historia fantástica de GRR Martin, en un tono muy diferente a Canción de hielo y fuego. Es una historia con un falso tono infantil, sencilla, sentida, y escrita con esa maestría que tiene el autor que tanto me gusta cuando escribe ciencia ficción.
En librerías el 14 de abril.





4-Aurora, de Kim Stanley Robinson
Esta novela no ha dejado de recibir alabanzas desde que salió en inglés. Según las críticas que he leído y la sinopsis de la novela, estamos frente a un atípico space opera donde el viaje espacial no es tan importante como lo que ocurre dentro de la nave. Esto es, nos encontramos con una novela de ciencia ficción madura que quizás eche atrás a los no iniciados pero que será una gran lectura para los acostumbrados a los viajes espaciales.
Ya en librerías.



5-Alucinadas II, VVAA
La segunda edición de Alucinadas sale a tiempo de llegar al Día del Libro. La primera edición fue buenísima y tuvo gran éxito, y los nombres de las escritoras que participan en la segunda augura que esta también lo será. Alucinadas será una antología de relatos de ciencia ficción escritos únicamente por escritoras de habla hispana.
En librerías y en digital el 21 de abril.




Como veis, mientras la mitad del país se pelea por Halloween sí y Halloween no, yo no tengo problemas en adaptarme a fiestas extranjeras.
¿Qué otras novedades esperáis para este Día? ¿Me he dejado alguna imperdonable?

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Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!