29 de marzo de 2016

¿Tan mal escriben las mujeres?

Escritoras de fantasía

En enero se anunciaron los nominados de este año al premio del Festival del cómic de Angoulême y saltó la polémica: ninguno de los nominados era mujer. Semanas más tarde en un periódico nacional se le dedicaba un reportaje a la nueva ciencia ficción española y no se nombraba a ni una sola escritora; poco después se le dedicaba otro a la ciencia ficción juvenil escrita por mujeres (norteamericanas) llena de errores de concepto, de géneros e incluso de influencias (se nombró a Ursula K LeGuin como una de “las nuevas voces”, por ejemplo).
La Semana Negra de Gijón acaba de anunciar sus nominados a esta edición. En las cinco categorías, de los dieciocho nominados, no hay ninguna mujer. Después de todo esto, como se pregunta la escritora Aranzazu Serrano “¿tan mal escribimos las mujeres?”

Podemos adivinar que es una pregunta retórica, siendo ella (con Neimhaim, publicada en Fantascy) una de las grandes superventas en fantasía de este año. Pero la falta de representación femenina en las nominaciones de tantos premios diferentes y de tantos lugares diferentes lleva a plantearnos varias preguntas. Sobre todo, “¿por qué?”.

Las reacciones a las nominaciones no tardaron en aparecer. Por un lado, surgía una pequeña indignación porque alguna gente consideraba que las obras nominadas no lo merecen (o por lo menos, contaban con muchas más obras que lo merecen más), pero por otro, y la que ha hecho más ruido, la ausencia de mujeres.
En cuestión de horas tanto twitter como facebook se llenaron con el debate. Surgieron desde recomendaciones masivas de escritoras y sus obras a enfados, supongo que derivados de una mezcla de indignación, hartazgo e impotencia. Decenas de nombres, que conocía y que no, han ido intercambiándose de usuario a usuario. Unos pocos menos intentaban encontrar la razón de que la falta de presencia femenina en premios y artículos sea común.

No creo que la razón principal de que no haya mujeres nominadas, como dice alguna gente, sea la falta de calidad o de experiencia en sus obras. Cualquier persona medio cabal es capaz de entender que la destreza a la hora de escribir no depende del sexo, si no de cada persona. Sí hay diferencias estadísticas de cuántas mujeres y cuántos hombres publican, pero la literatura no es un campo tan yermo en cuanto a mujeres (como, por ejemplo, estoy pensando, en la música metal) como para justificar un reparto tan desigual en los premios y menciones.
Creo que la razón que hay tras este problema es un prejuicio, muchas veces inconsciente, de que no son géneros en los que las mujeres puedan aportar algo, y por eso, sus obras pasan desapercibidas y no son leídas. Ya había escuchado, hace años, una crítica que decía que los premios nacionales e institucionales de literatura siempre los ganan hombres porque los jurados no leen a mujeres. Todavía hay ese pensamiento rancio e inconsciente de que, necesariamente y salvo que sea novela romántica, un libro escrito por un hombre va a ser mejor que uno escrito por una mujer.

Pero creo que estamos de acuerdo en que las mujeres sí tienen algo que aportar a la ciencia ficción y la fantasía. Este es un prejuicio que se elimina demostrando que esto no es verdad. Visibilizando las novelas escritas por mujeres y haciendo reseñas y recomendaciones honestas. Estoy convencida de que dar a conocer escritoras y sus novelas hará que la gente se enganche a ellas. Quizás necesiten una publicidad un poco más agresiva para llegar a tener el mismo calado que un escritor, pero una vez que haya un buen número de nombres circulando, de manera merecida, de que los paneles y charlas dejen de estar copados por hombres y de que sus obras ocupen el lugar que merecen, dejarán de necesitarla.

¿Cómo hacemos esto? A raíz de las nominaciones de la Semana Negra, un organizador de otro festival con premio literario (no recuerdo quién ni cuál) aseguraba que para aportar su granito de arena en su festival iban a hacer categoría masculina y categoría femenina. Así se aseguraban de que el público tuviese en mente por lo menos cuatro o cinco obras escritas por mujeres. Otro apostaba por las cuotas. Otro denostaba las cuotas... ¿qué hacemos?
Dividir los premios en categorías masculinas y femeninas no deja de ser un sistema de cuotas. Uno quizás un poco caro para la organización al tener que entregar dos premios por categoría en vez de uno. Las críticas y alabanzas a las cuotas son más o menos las mismas que al sistema de dos categorías.
La principal crítica que se hace, el crear categorías o cuotas separadas para asegurar la visibilidad, es la que se suele poner a cualquier discriminación positiva: la posibilidad de que hombres que merecen la nominación se queden fuera para meter dentro a mujeres que no la merecen. Bajo esta pega subyace, de nuevo, el pensamiento de que las mujeres no tienen nada que aportar, que sus obras son menores o que no pueden crear una obra tan buena como las escritas por hombres. No se contempla, en cambio, la posibilidad de que haya libros buenísimos que están parados en las estanterías de las librerías y que no están siendo leídos porque los firma un nombre de mujer. Libros que quizás alguien se obligue a leer, y disfrute, alguien que no hubiese reparado en ellos si no fuese por la mención en los premios.
También se le criticaba que entonces marginarían a las escritoras, creando una “categoría principal” y una “categoría menor de mujeres”. El propio argumento se desmonta a sí mismo dando por supuesto que la categoría masculina tendrá más prestigio que la femenina, en vez de estar al mismo nivel. Personalmente, al contrario: miraría con especial interés la categoría femenina buscando aquellos títulos, ya que me garantizan calidad, que se les haya escapado al boca a boca habitual, que tiende a visibilizar más a hombres que a mujeres. Libros escritos por hombres ya conozco muchos. Dame otros.
Sin embargo, y creo que esto no se tiene en cuenta, estos tienen que ser parches con fecha de caducidad. Lo que queremos es normalizar la presencia de escritoras dentro de la literatura de fantasía y ciencia ficción. Queremos integrarlas en los festivales, en las charlas, entrevistas, reportajes, nominaciones, premios y lecturas porque creemos que lo merecen. Las cuotas son solo una herramienta para dar un impulso extra a quien tradicionalmente se ha dejado atrás. Una vez se cumpla este objetivo, las cuotas, diferenciaciones y discriminación positiva dejarán de tener sentido y tendrán que dejar de hacerse.
No es algo que se vaya a cambiar de la noche a la mañana, pero tampoco es un proceso que vaya a llevar décadas. Hay grandes escritoras ahí fuera. Y solo por tener nombre de mujer no están siendo leídas. Como me decía por twitter una escritora con una larga trayectoria hace un tiempo “estamos hartas de ser invisibles. Que trabajes lo que trabajes, sistemáticamente, se te ignore”.

Al terminar este año y hacer balance de lo leído, me di cuenta de que no había leído ningún libro escrito por una mujer y me prometí cambiarlo. No solamente me puse a ello si no que estoy encantada con el resultado. En lo que va de año he leído por fin a Ursula K LeGuin (La mano izquierda de la oscuridad), descubrí el impresionante Las primeras quince vidas de Harry August (Claire North) y recuperé el ensayo con Chimamandra Ngozi Adichie (Por qué todos deberíamos ser feministas). Mi lectura actual está siendo otra mujer: Johanna Sinisalo (Not before sundown). Estoy encantada de haberme propuesto darle prioridad a libros de escritoras porque todos, hasta ahora, me han encantado.
Y ya que mi propósito es el de dar visibilidad y crear ganas de leer a mujeres, estas son algunas de las nombradas estos días en mi facebook como ejemplos de buenas escritoras. Con links a su obra en Goodreads, para que en un par de clicks tengáis libros suyos en la pila ;)
Notad que son solo autoras que escriben en español. Si nos fuésemos a las anglosajonas, la lista sería muchísimo más larga.

Angélica Goridischer (Trilogía Kalpa Imperial)
Aranzazu Serrano (Neimhaim)
Carme Torrás (La mutación sentimental)
Concepción Perea (La corte de los espejos)
Cristina Fernández de Cubas (Mi hermana Elba / Los altillos de Brumal)
Cristina Jurado (Del naranja al azul)
Elia Barceló (Cordeluna)
Enara de la Peña (Amapola de sangre)
Felicidad Martínez (La mirada extraña)
Laura López Alfranca (La otra cara del espejo)
Layla Martínez (El libro de la crueldad)
Lola Robles (ha publicado relatos en Terra Nova 3 y Alucinadas, por ejemplo)
María Zaragoza (Cuna de cuervos)
Marian Womack (Memoria de la nieve)
Nieves Delgado (no he encontrado ninguna novela, pero así como podáis, leed "Casas Rojas", relato dentro de Alucinadas y con el que ganó un Celsius)
Nieves Mories (Nepenthe)
Paz Alonso (20millones3)
Pilar Pedraza (Lucifer Circus)
Sofía Rhei (Flores de sombra)
Susana Vallejo (Calle Berlín, 109)
Tamara Romero (¡Pérfidas!)
Teresa P Mira de Echeverría (relatos variados en Alucinadas y dos Terra Nova, por ejemplo)
Virginia Pérez de la Puente (La elegida de la muerte)

De momento, parece que, como decían las ausentes en el festival de Angoulême, mucha gente está de acuerdo en que esta selección de lo mejor del año no es natural. Tanto quienes eligen a los nominados como la organización deberían alejarse un momento de los resultados, y analizarlos friamente para poder hacer una profunda autocrítica. ¿Por qué no hay nominadas este año? ¿No se ha publicado nada que valga la pena -lo dudo muchísimo- o es que no se le ha prestado atención? Como, en menos palabras, decía Cristina Macía: "si en tu selección subjetiva de finalistas de cinco premios no hay ninguna mujer, tienes un problema".

Por cierto, este fin de semana Aliette de Bodard ha ganado en dos de las cuatro categorías de los British Science Fiction Awards. ¡Felicidades, Aliette!
Al resto: ¡a leer! 

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13 de marzo de 2016

Hijos del Dios Binario, de David B Gil

Hace unas semanas tuve el enorme privilegio de poder acceder a una copia anticipada de Hijos del Dios Binario, la nueva novela de David B Gil. Vamos a hablar con el autor sobre ella en Los cuatro navegantes, y pensé que tenía que apurarme a leerla, porque leer un libro de esta extensión me suele llevar unas tres semanas. Sin embargo, no hizo falta apurar. Me ha enganchado y me ha gustado tanto que las páginas volaban sin que me diese cuenta.

Hijos del Dios Binario reseña

Una de las últimas cosas que hace Will antes de morir es enviar un email a su exnovia Alicia con su investigación sobre un holding internacional; aparentemente solo son un montón de datos financieros, pero sospecha que van a matarlo por ellos y quiere dejar la información a salvo. En Japón, un extraño coleccionista contrata a Daniel Alderbert para que encuentre a una persona desaparecida hace más de 40 años. Nicholas, un niño residente en Santa Marta, asiste a otro simulacro de realidad, donde tiene que enfrentarse a una situación hipotética que le preparará para el mundo real, cuando le dejen salir de la institución.
El inicio no puede ser más dispar para los tres personajes. Sin embargo, sus caminos se cruzarán pronto.

Hijos del Dios Binario nos sitúa en un futuro aparentemente cercano (Madrid se representa al principio como una ciudad muy parecida a la que conocemos ahora, pero luego pasaremos por otras ciudades muy diferentes a lo que son actualmente) donde solo encontramos diferencias con nuestro mundo en los avances tecnológicos: tablets de cristal flexible, móviles que funcionan como ordenadores, pantallas completamente táctiles... Por lo que la ciencia ficción parece un tema secundario durante casi toda la novela. El rasgo principal del libro es el thriller, la investigación de Alicia Lagos y la investigación del lector sobre qué pasa dentro de Santa Marta o a quién tiene que encontrar Daniel.
Saltando de una investigación a otra, David B. Gil no le deja apenas tiempo a los lectores a coger aliento. Buscando respuestas a las preguntas y huyendo de quienes cortar la investigación, los personajes nos harán saltar de país y hasta de contienente: España, Irlanda, París, Tel Aviv y Singapur son algunos de los escenarios que iremos conociendo. A los lectores se nos va dando la información poco a poco, dosificada, entre escenas de acción, huidas y escondites. Cuando termina un capítulo siempre hay algo que te lleva a continuar con el siguiente, una puerta abierta, la sensación de que en el próximo volverán a darte más información y conseguirás entender un poco más qué intenta esconder el holding empresarial con tanto ahínco.

Se ha publicitado esta novela como un tecno-thriller, y aunque tiene partes donde la tecnología es importante, si no protagonista, yo no me atrevería a llamarle tal. Thriller sí que es, y un thriller donde nos vamos a encontrar que el autor ha conseguido colar la ciencia ficción en una editorial generalista. Una ciencia ficción que en las primeras páginas pasa casi desapercibida, pero que poco a poco irá colándose en la historia hasta encontrarnos con un ambiente cercano al cyberpunk más opresivo y el futurismo tecnológico más pesimista.

La ciencia ficción puede quedar en un segundo plano en favor del thriller, pero no solamente se limita a la tecnología que usan los personajes. Me ha encantado la aparición de los ciberbrujos y esa visión tan dinámica y viva del mundo digital. También me he quedado con ganas de saber más sobre los reales hijos del Dios Binario, que trasbasan sus conciencias al mundo digital y abandonan voluntariamente la realidad. En cuando a escenarios, hacía tiempo que no me encontraba una ciudad como la recreación de Singapur: cyberpunk, opresivo, sucio, tecnológico, como un paraíso para piratas digitales y, por lo tanto, otros tipos de piratas.
Además de todo esto, Hijos del Dios Binario está lleno de detalles. La escena del hacking (por fin una escena realista y alejada de interfaces chillonas con grandes cuentas atrás), por ejemplo, es uno de mis pasajes favoritos. Los personajes que, a pesar de vivir en un mundo con tecnologías digitales, siguen disfrutando y atesorando libros en papel. Las pistas que hay tras los niños de Santa Marta y que te ayudan a adelantarte al narrador y conocer su origen. La libertad de Alicia cuando no está su hija en casa para poner los pies encima de la mesa.

Se ha hablado mucho de esta novela antes de que se publicase. Nos han metido por twitter una campaña de hype que ha funcionado, y que cuando cogí el libro no resultó ser un bluf. Se ha dicho que es la novela del año, y aunque no estoy segura del todo porque queda mucho año por delante y tenemos muy buenas publicaciones anunciadas (en autores nacionales, la continuación de La piedad del primero; en internacionales, El problema de los tres cuerpos; y son solo dos ejemplos) sí estoy segura que será de las grandes novelas que nos deje el 2016.
Además, es un arma de doble filo. No parece ciencia ficción y cuando esta llega ya estás atrapado y está publicada con una editorial mainstream... así dádsela también a los lectores de realismo. A los lectores de thriller. A los lectores de negra. Dejadlos que se pierdan en los pasillos de Santa Marta, en los supuestos de Nicholas, en el móvil-ordenador de Alicia y en las angostas calles de Singapur. Atrapadlos entonces y traedlos a los géneros especulativos :D

Hijos del Dios Binario es una novela de David B Gil, publicada por Suma de Letras (ISBN:
9788483658543). Entre el 16 y el 31 de marzo su versión digital estará rebajada a 3,99€. En Los cuatro navegantes dedicaremos un episodio que publicaremos pronto.

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Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!