22 de diciembre de 2013

Recapitulando: escritura 2013

Como dije en la entrada anterior, el tiempo pasa volando. Quería escribir un poco antes esta entrada, pero los días en diciembre vuelan: estamos a dos días de Nochebuena, ni más ni menos.
En esta entrada también quería hacer balance y propósitos, pero en cuanto a escritura. El 2013 no resultó para nada ser como lo esperaba.

En cuanto a escritura, creo que lo más destacable y que marcó este año fue el NaNoWrimo. Nunca había participado, nunca había hecho nada parecido y en un mes me saqué 50.000 palabras con las que no contaba. Sin embargo, el resto del año es un desierto de letras. Empecé el año con el propósito de escribir más en este blog. Así, me motivo a leer y a reflexionar sobre lo que leo. Eso lo fui cumpliendo, pero como estuve con tantos libros tan extensos, apenas dio para una entrada por mes.
La idea de seguir escribiendo en este blog y seguir comentando lo que leo a mi manera surgió porque me di cuenta de que lo poco que consiguieron enseñarme en la carrera sobre comentario de textos lo estaba olvidando. Y es cierto, cada vez me cuesta más sacar más de una página de un libro, hay muchas cosas que paso por alto, mis comentarios cada vez se basan más en el “me gusta por/no me gusta por” y los nombres de los recursos formales se me van olvidando. Pero también descubrí que no me importa. Si me olvido de lo poco que sé ¿qué más da?. Ya no hay nadie que me esté poniendo nota, ni nadie que esté juzgando si es correcto o no lo que escribo.
Así que para el 2014 el propósito de escribir en este blog sigue, pero con otra manera de hacer las cosas: sigo queriendo hablar de libros, de cosas de literatura y todo lo que pueda considerar literatura (a lo mejor termino de escribir por qué para mí una serie es literatura). Quiero hablar también de series y películas, y de lo que me apetezca. Pero no para ejercitar cosas que me enseñaron, si no porque me gusta. Porque quiero hablar de los libros que me gustan y de los que no. Porque quiero explicar qué me parece una serie o una película. Se acabaron los propósitos académicos.

Como decía antes, noviembre fue el mes clave de este año para la escritura. Empecé a pensar en el NaNoWriMo al terminar agosto, lo estuve pensando durante septiembre, me lancé en octubre, junté material y escribí durante todo noviembre. Durante noviembre escribí unos cuantos relatos (no tan cortos) de temática steampunk-costumbrista (aunque a ver qué le parece a la gente cuando los lean): más de 50.000 palabras. Pero días antes de empezar el NaNo, para practicar, empecé otra historia en la que llevo meses trabajando y de la que tengo una 10.000 palabras: Cuentacuentos.
La parte negativa del NaNo es que después de noviembre se terminó la “magia” y dejé de escribir. Tras superar la barrera de las 50.000 escribí 3.000 otro día, y luego nada más. La última semana me había costado mucho, me di un descanso y no lo retomé ni para terminar la historia que dejé a la mitad.
Mientras escribía el NaNo (concretamente mientras estaba haciendo los esquemas de las historias, antes de escribir) surgió la idea de otra historia, Verde y Gris. Una larga de esta vez. Una novela que veo que fácilmente se puede convertir en más de una. De momento está apuntada, aparcada y en proceso de tomar forma antes de ponerme a escribirla. Será uno de los propósitos del 2014.

Así que para este próximo año, como propósitos y deseos en cuanto a escritura tengo:
·Seguir escribiendo en este blog sobre literatura, pero porque me gusta y porque me apetece
·En enero hacer un mini maratón personal para terminar la historia que me quedó sin terminar en el NaNo (calculo que 5000 palabras más).
·Dejar las revisiones generales de las historias de este NaNo listas para reescritura-corrección para uno de los Camps. Meter “La biblioteca” en esta lista (otra historia que tiene casi 3 años y no consigo terminar >.<) ·Aprovechar el otro Camp para terminar el borrador de Cuentacuentos. Marcarme para entonces una meta alta y seria: 1500-2000 palabras al día, aunque no creo que la historia dé para más de 40.000.
·Empezar a darle forma a Cuentacuentos con la colaboración que tengo pendiente desde hace casi un año. Tengo una ilustradora esperando por material sobre el que trabajar >.<
·Terminar de decidir el argumento de esta nueva historia, Verde y Gris, y dejarlo todo listo para darle caña en el NaNo.
·Volver a ganar el NaNo.
·Tomarme diciembre de descanso.

No tengo trabajo ni nada por delante. En realidad, son tres propósitos que se organizan alrededor del NaNo y sus dos Camp, así que las fechas clave están en abril, julio y noviembre; el resto de propósitos son preparaciones o consecuencias de esos tres meses. Así que poco a poco, a cada mes su trabajo, y a ver si consigo terminar el 2014 con más de 100.000 palabras escritas.
No pido nada.

12 de diciembre de 2013

Recapitulando: lecturas 2013

Puede parecer un poco temprano para empezar a hacer listas valorando el año que está por acabar, pero todos sabemos que a partir del 15 de diciembre el tiempo vuelta y cuando te das cuenta estás en febrero. Y como quiero hacer más de una entrada sobre este tema, sobre todo porque es algo en lo que tengo que pensar, voy a empezar antes de que sea demasiado tarde.

El año pasado lo empecé haciendo una recapitulación de los libros que había leído durante ese año y marcándome unos objetivos para este: sobre todo, recuperar la ilusión y el gusto por la lectura. Dejarme llevar por las sinopsis y leer lo que me apeteciera, que después de 4 años de carrera leyendo por obligación y a disgusto era algo que había dejado de lado. Además, quería alejarme de los clásicos del canon y acercarme a clásicos de la literatura fantástica y ciencia ficción.
Han pasado 12 meses y, según aNobi, tengo cerca de 7000 páginas a mis espaldas. A ver qué ha pasado:

1.Guerra Mundial Z, Max Brooks
2.Annoyomics. El arte de molestar para ganar dinero, Risto Mejide
3.Simiocracia, Aleix Saló
4.El nombre del viento, Patrick Rothfuss
5.El temor de un hombre sabio, Patrick Rothfuss
6.Un kebabk, varias granjas (…), Jaime Barroso
7.Los juegos del hambre, Suzanne Collins
8.En llamas, Suzanne Collins
9.Sinsajo, Suzanne Collins
10.La travesía de Noa, Xan Reyes
11.Mejor Manolo, Elvira Lindo
12.Persépolis, Marjane Satrapi
13.El médico, Noah Gordon
14.Cien facetas del Sr. Diamonds (Vol.1), Emma Green
15.Matilda, Roald Dalh
16.Momo, Michael Ende
17.La máquina del tiempo, HG Wells
18.Motel Malibu, Pablo Póveda Sánchez

Además, sigo sin terminar El nombre de la rosa, de Umberto Eco; tengo parado Boneshaker de Cherie Priest y actualmente estoy con El Hobbit de Tolkien.

A primera vista, se ve que he alcanzado mi meta de 12 libros en un año, aunque no tan holgadamente como esperaba. Tengo 18, 19 si acabo El Hobbit antes de que termine el mes. Sin embargo, tengo en cuenta que leí cosas tan largas como La crónica del asesino de reyes, que son unas cuantas páginas cada tomo y El médico, que no es un libro corto tampoco y tardé más de un mes en terminarlo.
En cuanto a géneros, también creo que he cumplido con lo que me proponía: he leído por primera vez a Wells (terminé La máquina del tiempo y dejé empezado La guerra de los mundos) y Guerra Mundial Z, que va camino de ser un clásico. En ciencia ficción también se podrían poner a los libros de Los juegos del hambre, que devoré. En fantasía no he ido mucho a clásicos, pero La crónica del asesino de reyes me ha mantenido bien ocupada. También entraría en este género La travesía de Noa, que también cumple con mi propósito de “voy a leer lo que me dé la gana y cuando me dé la gana”. Siguiendo por aquí también está Cien facetas del Sr Diamonds, que como se intuye por el título, es una diarrea verbal inspirada por 50 sombras de Grey y que leí porque me dio la gana y no me aportó lo más mínimo. También detrás de este motivo releí dos libros de mi infancia, Matilda y Momo.
No solo ha sido literatura de ficción este año. En el primer trimestre leí un libro de Risto Mejide que no sé muy bien dónde clasificar, porque mezcla ensayo divulgativo con partes narrativas, pero que fue muy interesante y del que saqué varias ideas muy claras. Además, en una tarde leí Simiocracia, de Aleix Saló, sobre cómo surgió la crisis económica, desde un punto de vista mundial. Pero no leí ninguno de estos dos libros por obligación y me parecieron interesantes. Objetivo cumplido.
Sin embargo, hubo varios títulos que no cupieron en este año y a los que les tenía ganas, como El señor de los anillos, Matadero 5... acabar El nombre de la rosa...

De momentos para recordar de este año tengo unos cuantos. Cómo devoré en un fin de semana En llamas y luego Sinsajo, de volver a disfrutar de leer y leer sin parar, o parar y volver al poco pensando “solo un capítulo, no tengo nada más que hacer”. También recordaré la malísima traducción de El Hobbit que cogí por primera vez, y que me llevó a relegarlo hasta diciembre. O la gran sorpresa que fue La máquina del tiempo. Y todas las páginas que pasaron esperando entre aeropuertos.

Tengo nuevos propósitos para el 2014. Quiero seguir leyendo por gusto, por supuesto. Quiero seguir teniendo la lectura como una rutina, y siempre más de un título en la recámara al que saltar si el que tengo entre las manos no me gusta. Para este año, me apetece sumergirme entre bestsellers sin remordimientos. Hace tiempo que le tengo muchas ganas a la trilogía de Millenium, probar a ver qué hace Murakami y perderme durante unos días en un bestseller facilón como Ángeles y Demonios. Quizás le dé una segunda oportunidad a Canción de hielo y de fuego (la primera vez acabé el primer capítulo y tiré el libro al otro lado de la habitación), y quiero dejar un hueco para autores noveles, de todos los tipos. Tengo en este blog en la barra lateral una selección de títulos que debería bajar, pero le voy a dar prioridad a algunos libros que descubrí en los últimos meses y que no me dio tiempo a leer este año.
En general, quiero seguir disfrutando de esto. Siempre me gustó la literatura y leer. Perdí eso durante unos años, y tengo mucho tiempo que recuperar. Por este año me siento satisfecha, pero no quiero dejarlo para el próximo.

4 de diciembre de 2013

Ja'mie private school girl

Estoy en sequía de series. No tengo apenas temporadas atrasadas de series que sigo y las que están emitiendo, además de que sigo pocas, me parece que hacen demasiados parones. En fin, que entre una cosa y otra, apenas me encuentro con 3 capítulos a la semana. Buscando series nuevas para bajar, me encontré con este título: “Ja'mie private school girl”, y aunque el nombre de la serie anunciaba otra serie sobre adolescentes, bajé el piloto, a ver si me convencía.
Resultó que es una serie cortita, solamente de 6 capítulos, que la emitieron en Australia, no en EEUU y... es la serie más rara que he visto.

Lo que hace rara a Ja'mie es que no tiene pretensiones de ser rara. Me descolocó porque lo que yo veía que era raro, el resto de personajes no parecían notarlo... y de hecho, no lo tienen que notar. Pero soy más clara:

Ja'mie tiene 17 años y se encuentra en sus últimos meses de instituto. La serie es un mockumentary (un falso documental, como Modern Family, por ejemplo) sobre estos últimos meses. Ja'mie es una chica popular entre sus compañeros: tiene buenas notas, es guapa, es buena en muchas cosas, tiene un gran grupo de amigas tan guapas como ella... y demás tópicos. En este sentido, es un personaje muy arquetípico. Como el mockumentary sigue también su vida en casa, nos damos cuenta de que es hija de nuevos ricos, una niña mimada a la que sus padres no le niegan nada, que insulta a sus padres sin consecuencias y que maneja su casa como quiere (instala a un chico en la habitación de su hermana, echándola de su propia habitación, y no pasa nada).
Todo parece normal, ¿verdad? ¿Y si os digo que la actriz que interpreta a Ja'mie es en realidad un hombre de casi 40 años?
Ahora todo se vuelve raro.



Pero la serie es así: Ja'mie es guapa, es exitosa, es “quiche” (una palabra que se inventaron para calificar a aquellas personas que son más que “guapas”, que tienen algo más)... y el resto de personajes así lo creen y así actúan.
Lo que hace rara la serie, y que tardas unos capítulos en acostumbrarte, es que sabes que la está interpretando un hombre, pero no entiendes por qué los personajes no dicen nada. Incluso yo esperaba que hubiese una historia de transexualidad detrás, pero no va por ahí. Ja'mie es una chica de 17 años. Sin más.

El actor que hace de Ja'mie, y creador de esta serie es Chris Lilley, un cómico australiano, y parece ser que no es la primera serie que hace de este tipo. Es más, parece ser que esta serie es un spin off de otra, en la que Ja'mie King era uno de los personajes.
Como producto de un cómico, la serie es sobre todo cómica: Ja'mie se enfrenta a varios dilemas y situaciones de adolescentes que ella sufre, pero que todos los que hemos pasado de esa edad sabemos que son exageraciones. Pero vemos que Ja'mie también está llena de contradicciones, y gran parte de estas situaciones vemos que están condicionadas por un ambiente social hipócrita o excesivamente políticamente correcto.
Además de la parte cómica, en la serie también hay un fuerte componente de crítica social, sobre todo de cara a esta clase de personas y ambientes elitistas, que se va haciendo más evidente al ir avanzando los capítulos. Incluso parece que Ja'mie tiene una revelación y actúa denunciando estas situaciones al final de la serie, en una especie de redención por su crueldad con las “gordas” y cómo ha tratado a Kwami, un africano que “adopta” para ser bien vista socialmente. Pero Chris Lilley se encarga de que quede únicamente en una ilusión: como espectadores nos hubiese gustado esta revelación y rendención, para exculpar a Ja'mie de todo el mal que ha hecho (aunque fuese inconsciente), pero las cosas no son así. Y tenemos dos epílogos (a falta de uno) que nos lo dejan claro.

Como resumen: me ha gustado la serie. No niego que pasé casi tres capítulos esperando a que alguien le dijese a Ja'mie: “¿cómo me llamas fea a mí si tú eres un tío?” y me costó un poco meterme dentro, pero es una serie que he disfrutado. De momento no repetiré con series de Chris Lilley, pero no lo descarto para un futuro.

28 de noviembre de 2013

2013 NaNoWriMo Winner!


Como se puede ver en el banner de la derecha, ¡he alcanzado las 50.000 palabras! ¡Sí!
Con tres días de margen, el día 27 a las 11 y pico de la noche me ponía en las 50.000, ¡aún no me lo creo!
Ha sido un mes... que se ha pasado muy rápido, la verdad. El contador de palabras fue subiendo bastante rápido y bastante fácil para ser la primera vez que me ponía a escribir tantas palabras diarias (en mi anterior intento de escribir algo largo tardé año y medio en hacer 9000 palabras). Pero voy a seguir escribiendo por lo menos hasta el 30, me quedó un relato a medias que como no termine, me acabaré olvidando de él.

Mi NaNo en cifras: 50.364 palabras, 3 relatos terminados, 1 a medias y otro apenas introducido. 27 días, con 4 de descanso por el medio, un mínimo de 2000 palabras diario (hice entre 2100 y 3400 diarias). Como 10 litros de infusiones para ir bebiendo a medida que escribo, ningún caramelo (me olvidé de ellos :( ), un swap fallido, unas cuantas word wars, una writing buddy con la que sigo manteniendo contacto, aunque ella haya abandonado a la primera semana y un montón de gente nueva. Y un montón de cosas aprendidas.

Lo fundamental que he aprendido durante este NaNo (tanto octubre como noviembre) es: puedo hacerlo. Puedo sentarme a escribir sin un arrebato de inspiración. Puedo sentarme a escribir sin ganas y sacar algo de provecho. Puedo sentarme y retomar lo que había dejado otro día. Puedo planificar una historia. De una idea, de una imagen (de lo que normalmente parten mis historias) puedo desarrollar un argumento que llegue a ocupar 15.000 palabras o más. Y puedo coger una rutina, unos horarios en los que escribir y seguirlos.

Cuando se acercaba noviembre yo tenía miedo, literalmente. Miedo de que todo esto me viniese demasiado grande, que me viese sobrepasada y que tuviese que abandonar a la mitad o antes. Sin embargo, con un poco de preparación y como las hormiguitas, un poco cada día... he llegado a la meta sin sudar.
También he descubierto, a lo largo de noviembre, que pensé que estaba haciendo un montón de preparación y la realidad fue muy distinta. Mi preparación se basó en ponerle nombre a los personajes (aunque luego cambié algunos, y en las revisiones tendré que cambiar otros) y a hacer un pequeño desarrollo de lo que iba a pasar en casa fase de la historia. A medida que iba leyendo me fui encontrando muchas lagunas que fui cubriendo al momento o que disimulé y que tengo que corregir en las revisiones. Por ejemplo, en uno de los relatos, al protagonista le encantan las estrellas. No me di cuenta de que podría haber investigado cómo identificar más constelaciones de las que conozco y así no estar repitiéndolas a cada poco, ¿a qué distancia está la Luna?, ¿cómo se ve realmente a través de un telescopio?, etc. Y eso en ese caso, porque me he encontrado con cosas como que aunque estaba escribiendo sobre diferentes casas, siempre la describía como la misma, o que estoy enmarcando todos los relatos en un mismo pueblo pero no tengo una visión global de dónde situar las casas, las carreteras... y otras cosas como que no sé si incluir coches con motor o quedarme con los caballos. Podría haber investigado y preparado mucho más, y para cuando quiera prepararme otra historia, sabré qué clase de cosas me van a hacer falta después.

El primer borrador está listo. En algunos casos creo que tengo cosas salvables, pero en otros muchos tengo claro desde el momento de estar escribiendo que tengo que reescribirlo: el inicio de un relato no tiene localización, otro fragmento lo escribí dormida y apenas sabía formar frases simples... incluso en otro relato decidí cambiarle el nombre a un personaje y no volví a atrás a corregirlo. Y me estoy planteando cambiarle de sexo a uno de los protagonistas.

Le he estado dando vueltas al test de Bechdel, y tengo que decir que, tal y como están mis relatos ahora, no lo supero. Si le hago finalmente el cambio de sexo al protagonista de uno de los relatos sí lo superaré, pero por los pelos. También tengo que decir que es deliberado: estoy ambientando los relatos en una sociedad entre los siglos XIX y XX, donde los roles sociales del hombre y la mujer están muy definidos: mujeres en casa, mañosas y mandonas y hombres con sus cachivaches y sus trabajos fuera de casa. En algunos relatos alguna mujer se atreve a transgredir esto, pero con la nota al pie de “lo hago en secreto porque sé que los hombres no me tomarían en serio”. Del test de Bechdel ya hablaré en otra entrada, porque me parece un tema interesante.

Estos últimos días me han costado. Pasé el fin de semana fuera y me olvidé de la rutina de las horas de escribir. Pero quedándome 10.000 palabras tuve que tirar para adelante. Y aquí está el resultado. Estoy muy contenta por cómo me ha ido y por todo el trabajo que me queda para diciembre, enero, o cuando me ponga a ello. Estoy encantada con toda la gente que me he encontrado y la comunidad que hay detrás de esto. No esperaba encontrar tanta gente y que ver que sus contadores suben me diese motivación para “venga, 500 palabras más”. No hay suficientes palabras de agradecimiento para la comunidad.

Cuando empecé a preparar el NaNo no sabía ninguna de estas cosas. Ahora que lo he hecho una vez, no sé si podré resistirme a repetir. De momento, completé el reto este año, y me queda hasta el final de semana dentro de este proyecto. Y tengo muchas ideas para continuar.

11 de noviembre de 2013

NaNoWriMo – Segunda semana

Entramos ya en la segunda semana del NaNo, y se va notando en los ánimos. En los foros aparece gente que pide ánimos para seguir adelante, otros ya han decidido que lo dejan... y las ansias no son las mismas que hace unos días.
En mi caso, no me puedo quejar, en absoluto. He superado todos los días mi mínimo de 2000 palabras (algunos días llegando hasta las 3000) y tengo palabras de sobra adelantadas. A la hora de escribir esto he superado las 20.000, cuando el resto del mundo va por las 16.000. Y no quiero bajar el ritmo, estoy asombrada y contentísima conmigo misma.
Hoy, lunes, empieza mi segunda semana. Y no voy a mentir, noto el paso de los días. Los primeros días las palabras salían como churros y llegaba a las 2000 sin darme cuenta, o llegaba poco a poco pero al alcanzar la cifra decía “me apetece escribir un rato más” y seguía. Ahora, a cada 600 paro a ver el contador de palabras, estiro los párrafos y las acciones y cuando veo que el contador del Scrivener se pone en verde busco un párrafo para parar y lo dejo sin darle más vueltas.
Una de las cosas que he aprendido en estos días es a dejar la historia de manera que al día siguiente me sea fácil continuarla. Es tan sencillo como empezar un párrafo dejando claro de qué voy a hablar en él, pero no escribirlo. Al día siguiente llego con el párrafo empezado y la idea introducida, y retomarlo se hace mucho más fácil.


En cuanto a avances en mis historias: la primera de ellas está terminada y estoy muy contenta con ella. La segunda está empezada, le calculo que la primera mitad está hecha. Esta segunda me está costando más que la primera, a la que le había dado muchas vueltas durante mucho tiempo para conseguir hacer que la idea tuviese sentido. Así como creo que la primera solamente voy a tener que revisarla un poco y cambiarle un par de cosas, cada vez estoy más segura de que la segunda tendré que reescribirla, por lo menos las primeras 4000 palabras, porque ni siquiera estaba cómoda con ellas mientras escribía. Luego me di cuenta de que era un error de enfoque, pero no podía perder tiempo volviendo atrás y rehaciéndolo todo. Así que ahí queda: un postit en los papeles con los esquemas y ya volveré a ella.
Me gusta cómo voy avanzando en las historias, y les estoy sacando más jugo del que pensé que tendrían. Hubo un momento en el que pensé que quizás ni los 10 argumentos que tenía me iban a dar para las 50mil palabras, pero voy respirando tranquila. Tengo argumentos de sobra, eso sí, por si me atasco en alguna historia para poder pasar a otra sin perder tiempo. Me alivia pensar que no tendré que apurar ninguna tarde para crear algún argumento nuevo con el que poder hinchar el contador de palabras.

Ahora a comer algo, y en una hora y poco, a volver a subir a escribir. Hoy quiero acercarme lo máximo posible a las 25mil (aunque no espero superarlas hoy) y poder empezar a hacer cuenta atrás para las 50mil. Jamás hubiese pensado que me iba a ir tan bien y con tantas palabras por delante!

7 de noviembre de 2013

La máquina del tiempo, de HG Wells

Este puente me fui de viaje y me llevé conmigo La máquina del tiempo, de HG Wells. Tenía miedo de que no me llegase para todo el tiempo que estuve fuera, porque tiene muy pocas páginas... y me equivocaba a medias. Me duró un suspiro, y en el avión de vuelta tuve que volver a empezarlo. Pero no me costó nada, porque me ha encantado.

Es curioso que haya escogido leer este libro justo ahora, que estoy en pleno NaNo con la meta de las 50000 palabras, cuando creo que esta novela no llega a tener tantas. Y es que es muy breve y con un argumento muy sencillo: El Viajero del Tiempo (que así se le llama al personaje) hace un viaje en el tiempo a un futuro muy lejano, el año 802.701 concretamente. Allí se encuentra una Tierra y una humanidad tan diferentes que le parece que ha viajado a un planeta diferente, no a un tiempo diferente. Cuando decide volver descubre que su máquina del tiempo ha desaparecido... y tiene que recuperarla.
En esos 8 días que pasan desde que El Viajero del Tiempo llega a la Inglaterra del año 802.701 descubre el nuevo orden social, o eso le parece. La lengua de los habitantes de ese tiempo dista mucho del inglés del siglo XIX, incluso la fisionomía de sus habitantes también ha cambiado, y se basa sobre todo en hipótesis. La Tierra es un lugar muy diferente a cómo lo conocemos ahora, el resultado de haber pasado por el máximo desarrollo tecnológico y científico humano. Pero el eterno jardín que parece que es en un primer momento tiene oculta una cara cruel y peligrosa.

La premisa del libro parece sencilla. Casi todo el libro está narrado de manera lineal, desde el extraño flashback-flashforward de “os cuento en pasado lo que he vivido en el futuro”, sin lugar a saltos temporales dentro de ese relato. Pero Wells es un narrador extraordinario y el libro engancha, aunque en algunos momentos parezca predecible y con un ritmo lento.
Wells engancha al lector desde el primer capítulo. En él, presenta una nueva hipótesis sobre la dimensión del tiempo y el espacio, explicada de una manera científica que convence al lector aunque no a sus personajes. En el siguiente capítulo, el Viajero del Tiempo aparece misteriosamente de nuevo ante sus interlocutores, tras su viaje en el tiempo, y entonces empieza su narración. Pero Wells no nos da ningún descanso, y explota al máximo todos los recursos anticipatorios que tiene a mano. El Viajero del Tiempo observa y comenta, para luego desdecirse, o adelanta por encima giros argumentales, sin profundizar en ellos. Y tienes que seguir leyendo, más y más, para entender qué te dice. Estuve leyendo esperando para embarcar en el avión, y cuando me di cuenta, estaba en el hotel leyendo después de comer y antes de dormir. Quería avanzar y conocer más.
A todo esto se suma un final con una acción trepidante y tensa, de la que no puedes escapar. Las últimas páginas te atrapan y no puedes dejar al Viajero del Tiempo a merced de los morlocks durante mucho tiempo.

En conclusión: me ha encantado. Ha sido mi primer contacto con Wells y estoy deseando coger otro libro suyo. Este hombre sabe narrar y enganchar al lector, además de tener una imaginación desbordante y la originalidad de las historias con las que trabaja.

5 de noviembre de 2013

NaNoWriMo – Día 2

La invención de Hugo, una de las películas que vi para preparar noviembre
Sí, ya lo sé, estamos oficialmente a 5 de noviembre, por lo que ya van 5 días de NaNo, pero el 4 ha sido el segundo día para mí.
Pasé el puente fuera de casa y llegué el 3 al mediodía... en un estado lamentable. A pesar de eso conseguí arrancar con mi proyecto y estoy muy contenta. Pero esto se trata de llenar palabras y voy a explicarme un poco más:

La noche del 2 al 3 fue horrible. No fui capaz de dormir más de dos horas en total en toda la noche (y fueron muchas, porque hacia las 5 de la mañana, poco antes de dormir, tenía claro que enlazaría con el amanecer), luego me subí a un avión para recorrer unos 1000km de turbulencias de las chulas (golpes de la cabeza contra la ventanilla incluidos) y llegar a casa. No soy amiga de siestas, pero no pude evitar dormir una hora por la tarde... aunque tardé otra hora en despertarme y volver a orientarme.
Y aún así quería escribir.
Llegó la noche, mi hora de escribir, y me puse a ello. Empecé mi antología y mi trabajo en el NaNo con un relato al que le llevo meses dando vueltas. Fue una idea loca, un argumento que salió de una imagen que no sé cómo se llegó a formar en mi cabeza, y aunque en el momento no tenía ni idea de cómo llegar a esa imagen, no dejé de darle vueltas. Meses después, esa imagen se ha transformado ligeramente, el argumento ha cambiado varias veces, los personajes ya tienen nombre y el relato pasa de las 5000 palabras. Estoy mucho más que contenta de poder sacar este relato adelante :D
La primera noche, aún no sé muy bien cómo, con ese cansancio acumulado, pasé de las 3000 palabras. Mi mínimo obligatorio es de 2000 diarias, pero me vi con fuerzas, con ideas y con tiempo antes de la medianoche, apagué la voz que dice "no se edita en noviembre", añadí un par de párrafos y reescribí la presentación del relato. Le arranqué algo más de 1000 palabras.
El segundo día ha sido un poco más tranquilo. De nuevo, dio mi hora de escribir, me recluí en mi habitación y sumé más de 2000 al contador. Me ayudó sobre todo para arrancar una word war propuesta minutos antes de empezar, que me dio casi 1000 palabras en 20 minutos. No sabía que podía escribir tan rápido.

Creo que quizás me estoy extendiendo demasiado con este relato. Llevo dos días dedicados a él, 5400 palabras y no voy por la presentación, pero casi. Los dos personajes principales, el motivo por el que estoy escribiendo, están a punto de conocerse. Para terminar el trabajo de hoy dejé empezado el párrafo en el que se conocen. No tenía planeado que ocurriese tan tarde. Ahora a ver si consigo equilibrar el peso de las palabras en su relación y no me queda una introducción desproporcionada. Ya sé, editar es para diciembre.

Como resumen: escribiendo todos los días con una meta de 1667 palabras, el día 4 debería haber cumplido las 6666, y voy por las 5461. Mañana tocan mínimo otras 2000, y me pongo casi a la par con lo esperado. Y de ahí a seguir mi propia cuenta, porque pasaré otro fin de semana fuera y tengo que ganar terreno para no llegar a la última semana cogida por los pelos.
Me gusta mucho cómo ha empezado este noviembre. Será un exitazo si consigo mantener las palabras a este ritmo.

PD: Durante el puente me he leído La máquina del tiempo de HG Wells y me he quedado enamorada del autor (y diría que no llega a las 50.000 palabras).

18 de octubre de 2013

13 días para noviembre

Hemos pasado ya el ecuador de octubre, y el NaNo se viene encima. Quedan 13 días para la primera noche de NaNo, tengo casi todo lo que necesito, y mi meta diaria de palabras no deja de crecer.


En cuando a planificación de mi proyecto, está casi todo listo. Tengo el argumento, tengo el desglose, tengo personajes y sus nombres (¡con lo que me cuestan!) y estoy reuniendo material visual y diferentes recursos que pueda necesitar para desatascarme en algún punto o ayudarme con la descripción de algo concreto.
Cuando empezó octubre me estaba decantando entre dos proyectos, y ya estoy decidida. Al final haré una antología de relatos ambientados en un mundo steampunk. Serán relatos más o menos cortos (más largos de lo que estoy acostumbrada, pero más cortos que otros que andan por ahí), pero no sé cuántas palabras puede llevar cada uno. Tengo 10 argumentos listos, 9 desarrollados en sus líneas más generales y a tirar con ellos hasta llegar a las 50mil palabras.
No me gusta la acción, el misterio, las investigaciones o las aventuras, así que mis relatos se alejan de lo que se suele encontrar en el steampunk y voy a tirar por una visión un poco costumbrista: fragmentitos de la vida cotidiana neovictoriana (aunque yo siempre he sido de una cronología de principios del siglo XX). Alguna investigación puede haber, pero pequeña.
La dificultad con la que no contaba, es que la mayor parte de los argumentos que se me iban ocurriendo tenían a niños como protagonistas. No es para nada literatura infantil y no son personajes habituales, pero no dejaban de salirme niños por todos lados. Al ir madurando los argumentos algunos personajes tuvieron que dejar de ser niños, pero no me he podido deshacer de ellos en un par de historias. Me ha quedado un rango de edad bastante variado: desde niños de unos 10 años hasta adultos que pueden tener 40-50, pasando por adolescentes y jóvenes adultos.
Tengo solamente un par de argumentos que me están dando problemas para desarrollarlos, pero no me agobian. Como dije, no sé qué peso de palabras va a tener cada relato y si llegarán o superarán las 50mil palabras, pero estoy tranquila. Espero no necesitar recurrir a ellos.

Mi meta es llegar a las 50mil, aunque no dejo de planear cosas para noviembre y la meta de palabras diarias no deja de crecer. Desde antes de querer hacer el NaNo este año ya tenía planificado un viaje a Valencia a un concierto el fin de semana del 22. Estaré fuera desde el viernes 22 hasta el domingo 24, en el que espero llegar a casa hacia media tarde. Además, esta semana me confirmaron que tengo que dar un curso en Coruña la noche del viernes 15, con lo que esa noche no podré hacer nada, aunque espero llegar al día siguiente a casa y no el domingo. Pero eso no es todo: ayer acabé de cerrar otro viaje a Valencia entre el 31 de octubre y el 3 de noviembre. Es decir, no tendré noche espectacular de kick off y cuando pueda ponerme a escribir por primera vez alguna gente ya habrá pasado de las 5000.
Me consuela que no tengo obligaciones a las que atender. Por las mañanas tengo que estudiar un poco para el examen de diciembre, me he apuntado a un par de MOOCs que también voy a hacer por las mañanas pero que puedo distribuirlos como quiera, y dos tardes a la semana tengo clase de Corte y confección (de 4 y media hasta normalmente las 8). Mis planes eran escribir por las noches, y en caso de verme apurada tengo las tardes, las mañanas y los fines de semana al completo.
Mis planes, realmente, es desconectar a las 9 de la noche y ponerme a escribir. Hasta que me entra el sueño, normalmente entre las 12 y media y la 1, tengo horas por delante para escribir. Pero estos días me está costando subir a escribir y planificar a las 9 (me parece demasiado temprano), así que a lo mejor cambio el horario a las 10. El caso es que me quiero poner una rutina y delimitar un horario para cada cosa. Hace más de un año que uso las mañanas para estudiar y hacer cursos, y me va bien. Entonces prefiero dejar la noche para escribir, además de que durante la tarde le daré vueltas a qué escribir más tarde, y así ganar ideas para no sentarme a escribir en blanco.

Mientras, me sigo empapando de moda victoriana, algunas costumbres, casas, vecindarios, aparatos mecánicos... y me encuentro fotos como esta, que me encantan:

5 de octubre de 2013

Calendario NaNoWriMo 2013

He visto a algunas personas hacerse calendarios para el NaNo, para llevar fácilmente la cuenta de cuántas palabras deberían estar escritas a lo largo de las semanas, si es que queremos escribir todos los días, y esos días el mismo número de palabras. Además, por lo menos a mí, tener un calendario en el que ir tachando los días, me resulta de mucha ayuda. Siempre lo usé durante los meses de exámenes, y creo que para eso también me vendrá bien.
Después de hacer el primero con las 1667 palabras diarias me di cuenta de que justamente para mí no servía, porque el fin de semana del 22-24 no estaré en casa (y no me llevaré nada para escribir mientras esté fuera). Así que tuve que rehacer las cuentas, y en vez de 1667 palabras diarias, tendré que escribir un mínimo de 1851. Me da vértigo pensar en ellas, me parecen muchísimas.

Con mi nuevo calendario hecho, no borré el otro. Lo dejo por aquí abajo por si a alguien le sirve de ayuda. Hacedle click encima para agrandar y guardadlo si lo queréis.

 photo CalendarioNano_zps962747df.jpg

4 de octubre de 2013

NaNoWriMo 2013 – Allá voy

Hace tiempo que sé que existe, pero nunca me había picado la curiosidad y nunca me había planteado participar. Hasta mediados de este agosto, más o menos, aunque empezó con un “y si...”. ¿Y si participo en el NaNoWriMo 2013? Y aquí estoy.

¿Qué es el (abreviado) NaNo? Es la manera corta de decir “Nacional Novel Writing Month”: en cristiano, una iniciativa en la que escritores noveles de un montón de países se proponen escribir una novela completa, de por lo menos 50.000 palabras.
Para mí, va a ser todo un reto. Nunca he escrito nada tan largo ni nunca he contado la extensión en palabras... ni nunca me he preocupado por la extensión, en realidad. Pero quiero intentarlo. Hace tiempo que estoy buscando excusas para ponerme a escribir, y sobre todo maneras de hacer que vuelva a ser algo habitual y no cosa de un día, y creo que esto puede ser lo que necesito. Volver a obligarme a retirarme del mundo a escribir, a coger la costumbre de sentarme a escribir sin distracciones, y a buscar durante todo el día ideas para continuar por la noche.
El reto empieza el 1 de noviembre y termina el 30. En ese plazo se han de completar las 50.000 palabras mínimas para poder considerarte ganador, y está prohibido escribir una sola antes de ese tiempo. Se permite hacer toda clase de guías, esquemas, fichas de personajes... todo lo necesario para sentarte el 1 de noviembre sin tener que preocuparte nada más que de escribir.
Y en eso estoy. Estoy haciendo todos los preparativos, esquemas y reuniendo toda la ayuda que pueda juntar para, cuando llegue el momento, no perder el tiempo, tener todo a mano para escribir sin preocuparme de más.

¿Qué voy a escribir? Aunque parezca locura, aún no lo sé muy bien. Estoy entre dos proyectos que tengo empezados: una novela propiamente dicha y una antología de relatos, ligeramente relacionados entre sí. Me estaba terminando de decidir por los relatos (juntando diferentes argumentos, personajes, temáticas, etc.), pero no sé si me iré a lo más sencillo y haré la novela. De igual manera, tengo casi un mes para preparar cualquier de los dos proyectos.

De momento, me he descargado y estoy aprendiendo a manejar un procesador de texto nuevo y con pinta de muy cómodo, Scrivener. Aprovechando para practicar, tengo subidos y divididos los relatos, con argumento y mañana posiblemente me ponga a diseñar etiquetas y personajes. A su vez, por fin encontré dónde hacer un poster interactivo donde juntar todo el material que me pueda parecer interesante: desde fotografías para escenas, a links con documentación, listas de reproducción, vídeos, etc. Estuve hoy probando cómo funciona, y salvo un par de cosas, me gusta: mural.ly.

El contador de palabras ya está aquí, en el lateral del blog. Ya tengo mi perfil creado en la página y ya estoy presentada en los foros. Es probable que le cambie el aspecto al blog. Está todo preparado para empezar a recibir información e inspiración. Y cuando llegue noviembre...

...seguro que vengo aquí antes a contar más cosas. Que este blog ha estado parado demasiado tiempo.

25 de septiembre de 2013

Guerra Mundial Z (película)

Hace unos meses, a principios de año, cuando aún no sabía que se estaba haciendo una película de Guerra Mundial Z y era todavía despreocupada e inocente, leí la novela de Guerra Mundial Z. Como se puede ver en lo que escribí al acabarla (en este mismo blog) el libro me encantó.
Voy a ser sincera. Con los trailers, con el anuncio de Brad Pitt como protagonista... cuando entré al cine sabía que no iba a encontrar una película de la novela. Esperaba encontrar una película de acción de guerra contra los zombies, y quizás algún guiño al libro; por lo menos esperaba encontrar una película de acción decente. Pero ni eso.

Como suponía y como ya se decía, la película no sigue el argumento, ni siquiera el planteamiento del libro. No encontramos la historia en forma de entrevistas, ni siquiera encontramos el relato de la guerra. La película trata sobre el personaje de Brad Pitt, que había sido importantísimo para la ONU pero que lo dejó para dedicarse a su familia; en medio de una epidemia zombie mundial; y sobre en las grandes cosas que hace para encontrar una cura para los zombies, sin saber él nada de medicina, biología ni nada.
El argumento ya no da mucha confianza, pero el guión aún hace aguas por todas partes, cogiendo tópicos, horteradas y malos recursos a cada poco. Y por encima, aprovecha cualquier ocasión para contradecir el libro abiertamente. Ni un guiño positivo ha tenido. Pero vamos por partes:

De estos errores, hay un par de ellos que me molestan especialmente:
El primero, los zombies no corren. Algunos autores eligen que sus zombies puedan correr, pero Max Brooks dedica un capítulo entero a demostrar que los zombies no corren. En esta película, no solamente corren, si no que parecen atletas destruyendo, escalando y echando carreras con los vivos.
El segundo, Corea del Norte. Un mazazo gratuito al libro. En el libro, Max Brooks dedica parte de un capítulo a explicar qué pasa (o no pasa) con Corea del Norte en la Guerra Z: nos dicen que nada más empezar la epidemia, cerraron fronteras, cortaron toda comunicación con el exterior y que, tras 12 años, aún no se sabe nada más de ellos. Por las tierras cercanas a las fronteras no se ve ningún movimiento, y no se sabe si están muertos, si están perfectamente, o si tienen ciudades subterráneas y están viviendo todos ahí. En cambio, en la película dicen explícitamente que Corea del Norte, para librarse de la epidemia, decidió arrancarle todos los dientes a todos los ciudadanos, y así no se infectaron. Lo dicen aisladamente, no colabora en el argumento, no ayuda a la escena, no dice nada. Es un mazazo al libro completamente gratuito.
Tercero, Israel no cae. Israel fue el primer país en hacerlo bien.
Sin tener relación con el libro, están las bengalas. En los primeros momentos de la película, cuando la familia de Brad Pitt huye de los zombies hacia un refugio seguro de la ONU, buscan la manera de hacerle señales a un helicóptero para que vaya a buscarlos. La mujer de Brad Pit dice que tiene bengalas, y las saca de la nada, por lo menos 3.
Luego, están los tópicos de película americana trillados de los 90 que nos dan algo de asco a todos: la escena del desayuno de las tortilas y “niñas, vais a llegar tarde al cole”, la niña con la crisis de asma así como las cosas se ponen complicadas (pero que nunca más le molesta el asma así como pasa esa crisis), la niña pequeña que sin su osito no sale de casa y se les cae el osito en la calle (y nunca más volvió a pedir el osito), etc. El “Gerry, sé que ya no trabajas con nosotros, pero te necesitamos. -Te dije que ahora estoy dedicado a mi familia. -Gerry, tienes que salvar el mundo”. Y, por Dios, en un momento donde el Gerry cree que va a morir, un cartel con “decidle a mi familia que las quiero”.


La película contradice en todos los puntos al libro. No hay realismo, no hay crítica sociopolítica, y aprovecha cualquier oportunidad para contradecirlo y desautorizarlo.
Desde luego, no han hecho una buena película del libro (y eso que el propio planteamiento del libro permite hacer un guión fácilmente). Ni siquiera han hecho una buena película. Pero en este sentido, en Honest trailers se expresan mejor que yo:


Además, de lo que no hablan en Honest Trailers porque fue idea del doblaje español: la familia mexicana que deciden hacer pasar por portuguesa-brasileña para que se comprendan los problemas lingüísticos... podrían haberse esforzado por traducir al portugués o buscar alguien que pronunciase como portugués. El portugués no es español con un montón de sibilantes y acento raro.

No sé quién es el responsable de que esta película haya salido así. Pero puede estar orgulloso.

17 de septiembre de 2013

Cien facetas del sr. Diamonds


Seguro que el título os recuerda a algo. Y la portada. Y el argumento. Y a pesar de haber empezado la reseña de 50 sombras de Grey con un “es probablemente el peor libro que he leído nunca”, me he leído este.

Realmente no hay mucho que contar, porque es un libro muy breve (apenas 80 páginas): Amandine, una chica que acaba de terminar la carrera de Periodismo y está haciendo las prácticas en una revista sobre vinos, tiene que ir a pasar el fin de semana a una fiesta anual para medios de comunicación que organiza Gabriel Diamonds, un chico enigmático, guapísimo, riquísimo y poderosísmo que la atrapa desde el primer momento y con el que empezará una relación extraña: llena de pasión y de deseo carnal, pero aparentemente sin ir más allá.
La historia no llega mucho más allá de un par de encuentros entre ellos dos, por lo menos en este primer volumen. Por lo que he visto, hay por lo menos 7 volúmenes más, así que en otros imagino que se desarrollará más historia.

En general, la novela es mala. Aunque no sé si clasificarla realmente como una novela. Parece más un fanfic o una diarrea verbal de la autora. Al leerla, te das cuenta de que no hay demasiada planificación, de que hay una revisión nula y que los acontecimientos se desarrollan como se desarrollan las fantasías en la cabeza. Esta historia no es nada más que la adaptación personal de la fantasía que puede haber provocado 50 sombras de Grey en la autora.
Además, está plagada de errores de escritor novato y de falta de revisión. La autora le da una importancia y un detalle desproporcionados a la ropa y al aspecto de la protagonista, como a otros detalles o personajes cuya actuación en la historia es nula, además de varias consecuencias sin causa. Por ejemplo, la primera mañana que despierta en la finca de Gabriel Diamonds, describe y trata por su nombre al camarero que le sirve el desayuno, cuando su única función en todo el libro es esa: servirle el desayuno y luego desaparecer.

Los dos protagonistas están dentro de las pautas marcadas por 50 sombras de Grey: ella, una chica tímida sin unas habilidades sociales extraordinarias ni un físico impresionante, se encuentra con Gabriel Diamonds, un hombre de éxito, joven, guapo, poderoso que se queda atrapado con ella. Parece que hay una química irrefrenable entre ellos dos, pero que se limita a ser un deseo sexual poderosísimo; y se disipa una vez terminados los encuentros. No se describe demasiado la personalidad de Diamonds porque él tampoco se da a conocer.
Cuando Amandine termina su trabajo en la finca de Diamonds y vuelve a su casa, él la persigue hasta encontrarla. Mientras, la mejor amiga de Amandine no se cree nada.

Sin embargo, la narración, aunque tiene sus fallos, no es tan mala como la de 50 sombras de Grey: no es tan repetitiva y falta de vocabulario (aunque quizás sea porque es mucho más breve) y por lo tanto, no es tan pesado de leer. Por suerte, las divas interiores de la protagonista desaparecieron, aunque sí hay una voz que se manifiesta entre cursivas que a veces contradice o entra en conflicto con la voz en primera persona que se corresponde con los pensamientos de Amandine y no se da una explicación de a qué pertenece.

En resumen: se puede hablar de un fanfic o de un spin off muy breve de 50 sombras de Grey. El componente sado-habitación roja no está presente en este libro (o por lo menos en el primero), pero sí lo están el resto de elementos. Para fans de 50 sombras de Grey puede estar bien, incluso pueden llegar a disfrutarlo. Pero para los fans de la literatura se nos queda en el borrador de una historia poco interesante.

Nota
1 de 10

5 de septiembre de 2013

El médico


Rob Cole nació en Londres en 1020, en el seno de una familia pobre. Era el mayor de 5 hermanos, y cuando sus padres mueren, se ve obligado a separarse de ellos. Rob vaga durante unos días por Londres hasta que un cirujano barbero (un matasanos con más supersticiones que conocimientos científicos) lo toma como aprendiz, y va con él a recorrer Inglaterra.
Rob pronto descubre que su verdadera vocación es el cuidado y la curación de los enfermos. Aprende todo lo que sabe Barber, pero no es suficiente; un día tiene la oportunidad de hablar con un médico de verdad, quien le habla de la escuela de medicina de Persia, del gran Avicena... y de que no lo admitirán porque es cristiano, no judío o musulmán.
¿Y si se hiciese pasar por un judío para aprender medicina con el mejor médico de todos los tiempos?

Las 800 páginas que tiene El Médico, de Noah Gordon, dan para mucho más, pero bajo esas premisas se articula el libro. Durante todas esas páginas vemos el crecimiento físico, psicológico y académico de Rob, que pasa de ser un niño que debe hacer malabares para que Barber le dé de comer a un médico de guerra, que incluso lleva a cabo algunos experimentos y realiza descubrimientos (la existencia del apéndice y los síntomas de la apendicitis; o los primeros indicios de que el alcohol desinfecta, aunque están muy lejos de conocer la existencia de las bacterias).
Es un libro extenso, que nos cuenta la historia de la vida de Rob y la vida en el siglo XI, desde su más tierna infancia hasta que encuentra la estabilidad, tras graduarse como médico, casarse y tener hijos. Rob, en ese tiempo, vive en Londres, recorre Inglaterra y Escocia, atraviesa Europa, pasa por Constantinopla, convive con judíos y vive durante varios años en el barrio judío de Ispahán (en el actual Irán). El autor nos acerca con fidelidad a todos estos ambientes y maneras de vivir, a los paisajes, a la gente y fauna que habita esos lugares; y por supuesto, los peligros y métodos de protección que tienen en cada uno de ellos.
En cuanto a los ambientes, las costumbres y el léxico que rodea a todo ese mundo, Gordon ha hecho un gran trabajo. Sumerge al lector en la época, en las ciudades y en la realidad de ese momento. Como él mismo escribe al final del libro, para poder crear esta historia tuvo que realizar una basta investigación: sobre la cultura judía, la persa... incluso la cristiana, y así ha podido crear un libro coherente, verosímil a lo que fue ese momento y esos lugares.
Además, he hablado con gente, de diferentes edades, que pertenecen al mundo sanitario y que leyeron este libro: todos están de acuerdo en que se les “contagió” la vocación de Rob y empezaron a ver la medicina y la enfermería desde otro punto de vista. Yo, sin esa vocación, he aprendido mucho de la visión tan poco científica que tuvo la medicina hasta hace muy poco tiempo, sobre Historia y costumbres de la Edad Media.

Este libro forma parte de esa serie de libros con los que aprendes. Es literatura que enseña aunque no te des cuenta, es una literatura que te acerca diferentes puntos de vista, de culturas y de maneras de pensar; cosas que nunca hubieses conocido si no fuese por esta historia. Lleva tiempo leerla, porque es muy larga con muchos detalles y mucha información. Pero, teniendo la curiosidad y el tiempo necesarios, es un libro muy recomendable. Se lee bien, se va avanzando poco a poco en la histora, empatizas y conoces en profundidad a Rob y te involucras en su vida y en sus conocidos.

20 de junio de 2013

Mejor Manolo


Como otra gente, creo que no cabía en mí de la alegría al leer que Elvira Lindo había escrito otro libro de Manolito Gafotas, y que saldría a la venta en poco tiempo. Tras salir, lo conseguí, y este fin de semana salió de mi lista de pendientes y ya está en la lista de leídos.

Lo primero que tengo que decir es que, si os gusta Manolito Gafotas y hace unos años (tanto de niño como de adultos) disfrutasteis de sus libros, leáis este sin miedo. No decepciona, no hace un salto demasiado grande desde los otros libros, y aunque retoma la trama unos años después de Manolito tiene un secreto, no hay demasiados cambios. Se retoman los personajes y sus personalidades, las tramas, las ideas de bombero de Manolito y los líos en los que se mete con los otros personajes (especialmente con el Imbécil).
El libro empieza tres años después del último libro, en el que se anuncia que Manolito va a tener un hermano nuevo. Realmente, empieza con un rapapolvo que le echa Manolito a Elvira Lindo, “a mí no me parece que una responsable acabe un libro contando que la madre del protagonista esté embarazada y luego se vaya (…) como si la historia no fuese con ella.”, aunque también justifica la falta de movimiento de estos personajes durante estos años, entre la mudanza de Elvira Lindo a EEUU y el miedo que tenía la madre de Manolito de que la fama lo echase a perder, como Macaulay Culkin.
Han pasado tres años, pero la vida de Manolito no ha cambiado gran cosa. Sus vecinos siguen siendo La Luisa, Bernabé y su perra vieja y fea la Boni; y los niños del barrio siguen siendo los mismos: Yihad, Susana Bragas Sucias, el Orejones (quizás el que más evolución ha tenido en estos años), Melody Martínez... y en casa de Manolito viven él, su madre, su abuelo, su hermano el Imbécil y los fines de semana su padre, aunque con una nueva incorporación: La Chirli, la hermana de Manolito.
A lo largo del libro conocemos a esta niña, que es tan bonita y perfecta que piensan que les han dado el cambiazo en el hospital y que hay una García Moreno en algún barrio pijo de Madrid. Pero las aventuras (o desventuras según sus padres) de los niños del barrio siguen siendo las mismas y no se dejan de lado. No voy a contaros ninguna, aunque alguna me haya arrancado carcajadas. Hay que leerse el libro.
Pero no se puede obviar que el tiempo ha pasado, y se intuye que Manolito ha crecido y que es ya un preadolescente. Donde más lo he notado es cuando acompaña al Imbécil al hospital a conocer a su hermano, cuando lo comprende y adopta una postura de “sé que estás sintiendo lo mismo que sentía yo cuando naciste tú: ya no eres el pequeño y ya no serás el favorito (chínchate)”. También se le nota en los primeros sentimientos encontrados que tiene (entre celos y pena), la sensación de responsabilidad frente a su hermana pequeña, su abuelo; y sus noches de comer techo intentando encontrar su lugar en la familia. Incluso en el título, porque “Mejor Manolo” es lo que responde Manolito cuando su madre lo llama por su diminutivo. Ya no se siente tan pequeño y quiere tener nombre de mayor.

Lo he pasado genial con este libro. Lo he devorado en menos de 48h y me ha dado ganas de volver a leer todos los anteriores. Tenía miedo de decepcionarme o de que no transmitiese lo mismo, pero me equivocaba. Mi lista de pendientes sigue creciendo, pero voy a poner alguno suyo por el medio para darme una alegría durante unas horas.

17 de junio de 2013

La travesía de Noa, de Xan Reyes

Me hablaron bien de la novela La travesía de Noa, de Xan Reyes. La busqué en Amazon para conseguirla en un buen formato para Kindle (que si llego a saber que iba a tener estos problemas para leer archivos que no sean .mobi me lo pienso más antes de comprarlo), y allí estaba, a 0,90€. No lo pensé y la compré.


La travesía de Noa es una novelita breve, muy breve, en la que exactamente se nos cuenta eso: el viaje (geográfico y psicológico) al que se enfrenta Noa. Un grupo de personas, que se podrían identificar con vikingos, llegan al poblado de Noa sin previo aviso, en busca del Elegido, para que interceda entre ellos y los Dioses en un asunto que puede cambiar el curso de la historia. Es una novela breve, de apenas unas 100 páginas, que bien se puede leer en una tarde o dos, aunque a mí me haya llevado un poco más.
No hay una localización geográfica o temporal concreta, lo que le da a la historia un aire mítico o legendario, a la vez que deja la puerta abierta a interpretaciones. Tras las primeras páginas yo me situé en una era vikinga, previa a la Edad Media, en la zona más sur del norte de Europa. Pero que no esté expresado literalmente permite interpretar incluso que se desarrolle en otro continente, en otro mundo, con otra Historia. Eso ya depende de la impresión que le causen al lector las pocas descripciones que hay, casi todas sobre la imponente y salvaje Naturaleza que se encuentran en su viaje.
Algo que influye mucho en esta interpretación (o en la falta de ella) es la voz narrativa. En principio nos encontramos con un narrador omnisciente en tercera persona, pero con un estilo peculiar: lo que al principio parece una voz un poco extraña, así como te sumerges en las páginas pasa a ser una voz propia de una leyenda petrificada en el tiempo. Al pasar las páginas la voz narrativa te sumerge en ese mundo mítico, atemporal, y deja de parecer extraña para ser la voz perfecta para esta historia.
La voz, la descripción geográfica, te meten dentro de la historia de Noa. En un principio, en el viaje geográfico que hace fuera de su poblado, que se acaba transformando en un viaje también de crecimiento interior, del que te vas dando cuenta poco a poco. De las dudas de las primeras noches fuera de su casa, al miedo de enfrentarse a los otros sabios y druidas, a la seguridad con la que se enfrenta a las diferentes pruebas que le ponen. Y hasta aquí puedo leer.

Si tengo que ponerle una pega a esta novela, es su brevedad. Son las 100 páginas perfectas para el inicio de una saga más extensa, porque para cuando estás dentro de la historia, cuando has empatizado con Noa y cuando empiezas a conocer a los Dioses, la novela se acaba. Y sobre todo, después de darle vueltas y más vueltas a los Dioses y a las pruebas que tiene que pasar Noa, te quedas con ganas de saber qué pasa tras la charla que tiene Noa con ellos. El mundo que conocía puede ser muy diferente a como lo conocían hasta entonces, pero, ¿en qué ha cambiado?

Es una novela que recomiendo, especialmente a los amantes de la fantasía de ambientación medieval y los pueblos vikingos y celtas. Sencilla, rápida, envolvente y con una ambientación única.

La travesía de Noa es una novela autopublicada. Está disponible en formato digital y físico en Amazon.

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31 de mayo de 2013

Sinsajo


Como suponía, no tardé demasiado en terminar Sinsajo, el último libro de la trilogía Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins. Como los otros dos libros, es fácil de seguir y se lee rápido; más de lo que esperaba. En mi caso, con un par de capítulos leídos previamente, fue sentarme una tarde en el sofá y devorar las páginas que me quedaban.

Tras los dos primeros libros, en el que conocíamos Panem, a Katniss y a Los juegos del hambre y veíamos cómo se empezaba a gestar la revolución que liberaría a los distritos de la dictadura del Capitolio, llegamos a la propia revolución. Los rebeldes y el Capitolio están en guerra, y con Katniss como símbolo de la liberación, empieza la ofensiva.

La conclusión a la trilogía está más o menos a la altura de En llamas, aunque me ha gustado menos que Los juegos del hambre. Está un poco más estructurado que la segunda parte, pero no tanto como la primera. Eché de menos el misterio que rodea a la acción del primero (el no saber nunca qué va a pasar después de que Katniss despierte, o al día siguiente; esa sensación de que todo puede cambiar en un segundo), pero por otra parte, es más crudo y cruel que los otros dos libros anteriores. Es menos amable con los personajes, y el lector sufre las heridas de todos los personajes, incluida Katniss, además de muerte tras muerte hacia el final (como si volviéramos a estar en los Juegos, aunque ya conocemos a los personajes y sus muertes duelen más).
Desde luego, la parte más entretenida de todo Sinsajo fue el final del libro, cuando los rebeldes se acercan al Capitolio y más acción que la fingida para la televisión. Sin embargo, el final del libro, la conclusión (muy al estilo JK Rowling con Harry Potter) no me ha dejado del todo satisfecha. Es un final agridulce y como el final de En llamas, me ha dado la impresión de que está escrito a prisa, precipitadamente. Eché de menos un recuento final de personajes y su despedida (como la familia de Rue, ahondar un poco en qué pasó con Cinna, el resto de estilistas, etc., es decir, que Katniss se preocupase un poco más por los personajes por los que se llevaba preocupando durante los libros anteriores).

Se ha hablado de la crítica directa que hace Los juegos del hambre a la sociedad actual. Sin embargo, yo no acabo de verla. Sí encuentro la relación que hay con la diferencia por clases, la anulación del pobre, el condicionamiento social según dónde hayas nacido... pero nada más. No veo en el Capitolio la reencarnación de ningún sistema político, país o cuidad. Tampoco veo en los distritos el reflejo de ninguna sociedad o país. Y mucho menos las relaciones que hay dentro de Panem de sus diferentes zonas. Me he tomado este libro simplemente como una distopía futurista, una historia alejada en lugar y tiempo, ciencia ficción y nada más. Además, tal y como está escrita y presentada, no creo que la intención de la autora fuese hacer ninguna denuncia social ni animar a una revolución.

A pesar de estas objeciones y el final descafeinado y agridulce, la trilogía me ha gustado. Sigo pensando que son unos libros fantásticos para animar a la lectura, e incluso, como una chica que conozco, para practicar una lengua extranjera. Son sencillos, dinámicos, sin construcciones complicadas, largas descripciones ni pasajes pesados. Así como tenga oportunidad voy a recomendarlos, sobre todo el primero, para alguien que quiera sentirse enganchado por un libro y preocupado por sus personajes.

Nota general de la trilogía: 8/10

13 de mayo de 2013

Los juegos del hambre y En llamas

Los dos primeros libros de la trilogía de Los juegos del hambre, de Suzanne Collins han sido mucho más breves y rápidos de leer de lo que esperaba. Me he ido el fin de semana a casa de una amiga, y durante las horas muertas (por las mañanas, después de comer y antes de cenar) estuve leyendo. Me terminé Los juegos del hambre, que lo llevaba empezado de casa (apenas había leído un tercio del libro) y empecé y terminé En llamas, la segunda parte. Ahora en casa, con más horas ocupadas, empezaré Sinsajo y espero que me dure un poco más.
Porque qué libros más breves, qué rápido se leen. Tanto que no me ha dado tiempo a hacer dos entradas separadas.



Nos encontramos en un futuro, no sabemos si lejano o cercano, en el que el sistema político es muy diferente a los que conocemos: el territorio que antes ocupaba EEUU está ahora dividido en 14 zonas: los distritos del 1 al 13 y el Capitolio, la capital, próspera y rica. Hace casi 75 años los distritos empezaron una revolución, que terminó en la destrucción total del Distrito 13, el duro sometimiento a los otros 12 y el origen de Los juegos del hambre: un espectáculo televisivo anual en el que los 12 distritos envían dos tributos (un chico y una chica de entre 12 y 18 años) para que compitan a muerte. Solo uno de ellos, el ganador, volverá vivo a casa.
Es el día en el que eligen los tributos de los Juegos de este año. Las posibilidades de que Prim, la hermana de 12 años de Katniss, la protagonista, saliera elegida tributo, eran mínimas. Katniss, en un intento desesperado de salvar la vida de su hermana, se presenta voluntaria para sustuirla. Pero así como aparece en el Capitolio ante el público, se convierte en más que una competidora.

La primera impresión que tuve de los libros es que son muy fluidos. Están escritos en primera persona, pero en tiempo presente, y apenas hay saltos temporales, por lo que son muy inmediatos y la historia fluye sola entre las páginas. Además, sobre todo en el primer tercio del primer libro no hay anticipaciones: Katniss sabe tan bien qué va a pasar que no lo adelanta, pero el lector se va encontrando sorpresas a cada página, y no sabe cuándo parar de leer porque no sabe cuál es el siguiente paso en el protocolo de los Juegos. Así, cuando te das cuenta, estás enganchado al libro y sumergido en la historia.
También son muy sencillos. Es decir, no hay adornos estilísticos, ni construcciones extrañas. El lenguaje es simple y directo, sin rodeos; no distrae de la historia. Estructuralmente, el primer libro es más sencillo que el segundo, pero igualmente son sencillos y lineales, aunque se permiten unos pequeños flashbacks bien colocados, que más que retrasar la acción, incluso la ayudan a avanzar.
La trama engancha, y no hay trabas que distraigan, ni obstáculos que la impidan avanzar. Desde las primeras páginas, en el día de la cosecha, la acción avanza implacable hasta más allá del final de los juegos. Pero además, es una trama diferente, que, aunque se puede presuponer un poco predecible (creo que no es descabellado pensar que, si Katniss está narrando el libro, es ella quién gana los Juegos), tiene sus momentos de sorpresas, sus revelaciones y sus acciones inesperadas; aunque quizás esto ocurre más en En llamas.
Me refiero a que no es una trama trillada, con escenarios más que conocidos (una ciudad, un instituto) y con personajes típicos que ya has conocido en otros libros. Para nada. La propia trama, que le plantea problemas a los personajes a los que no estamos acostumbrados, hacen que estos se comporten de una manera a la que no estamos acostumbrados. Sin ir más lejos: luchan por su vida. Deshumanizan, des-empazatizan con los otros personajes y los atacan. Se crean estrategias y alianzas muy frágiles que sabes que tarde o temprano se tendrán que romper; hay momentos puntuales en los que, de manera imprevista, pasan cosas que obligan a estos cambios. Hay momentos en los que la trama se vuelve cruel, cruda e injusta. Hay momentos de tranquilidad o incluso felicidad, aunque son menos.
Pero además de la trama, la autora crea un mundo con una distribución y sociedad completamente diferente: el aislamiento entre distritos, las grandes diferencias que hay entre distritos, y entre los distritos y el Capitolio. Y sobre todo, el esfuerzo que hace la autora para dejar patentes estas diferencias: Katniss no deja de sorprenderse de la frivolidad y superficialidad de su equipo de estilistas, mientras ella solo piensa en cómo sobrevivir o en qué estarán sufriendo en el resto de distritos.
Se agradece un cambio de todos estos aspectos. Se agradece buscar en las sinopsis y encontrar unos títulos más que no siguen con los argumentos y personajes de moda (desde hace poco, seres sobrenaturales -vampiros, hombres lobo, zombies- insertados en la realidad mediocre de un instituto; hace unos pocos años más, fantasía de dragones, héroes, elfos y magia) y de la trama amorosa o sentimental, que lleva décadas acaparando páginas y páginas. Además, aunque sigo sosteniendo que los libros no cambian la sociedad ni la manera de pensar o actuar de los que los leen, me alegro de encontrar por fin una protagonista femenina responsable, decidida, poderosa, con habilidades adquiridas y no naturales que toma decisiones y acarrea con las consecuencias.

En consideraciones más concretas de cada uno de los libros, quizás me haya gustado más el primero. Al estar estructurado de una manera más clara (preJuego, los Juegos, el final de los Juegos) y estar leyendo en un archivo sin saber cuánto me quedaba para el final, estuve más localizada dentro del avance de la trama y era más fácil saber en qué momento estaba. Me gustó prácticamente todo del libro, salvo quizás que se me hizo demasiado corto y el final abrupto que tiene. Me gustaron los escenarios, los personajes, hasta el final cruel que tienen los Juegos con los mutos.
Sin embargo, estuve un poco más desorientada durante el segundo. Y aunque tiene también sus cosas buenas, no me gustó tanto como el primero. La trama tiene un par de giros inesperados que fragmentan el libro (como el Vasallaje tras la gira, cuando parece que se empieza a abrir la trama hacia el Distrito 13) y dejan partes colgadas para poder seguir avanzando con las nuevas.
Y sobre todo, me ha disgustado el final del segundo libro. El último capítulo es muy diferente al resto del libro, como un epílogo descolgado, que tuvo que poner la autora (o editor) con prisa para abrir el tercero, Sinsajo. Está poco elaborado, introducido de una manera que no me parece la más natural ni esperable por tal y como se introdujeron el resto de historias, flashbacks o reflexiones.

Por todo esto, he pensado que estos libros son perfectos para introducir en la lectura a chavales. Siempre he estado en contra de los libros obligatorios en los institutos, pero creo que estos podrían funcionar. O fuera de las clases, como sugerencia a amigos, hijos o conocidos.
¿Por qué? Primero, no son aburridos, enganchan. Es malo tener que leer por obligación, pero es mucho peor tener que leer por obligación un libro que no te interesa y que te aburre o no te aporta nada, ni siquiera distracción. Segundo, son sencillos de leer. Avanzan rápido, y aunque en formato físico tienen muchas páginas, se leen rápido; no se hacen eternos. No hay que hacer ningún esfuerzo para leerlos ni hay palabras, expresiones o frases extrañas (aún recuerdo el “hija de la Aurora, de dorados dedos” de la Odiesa, y de la odisea que era leerlo). Se centra todo en la trama. Y tercero, la trama en sí. Es impactante, es directa, es cruda y es novedosa. A los que somos un poco mayores puede que no nos impresione demasiado, pero me pregunto qué pensarán chicos de 15-16 años sobre la sangre, heridas, frío, hambre y toda clase de calamidades que pasan los personajes, además de formar las estrategias y alianzas con el peligro de muerte siempre sobrevolando. Estoy casi segura de que les interesa o les motiva a seguir leyendo. Desde luego, no les dejará indiferentes.

Terminados Los juegos del hambre y En llamas, ahora voy a por Sinsajo. No sé cuánto me llevará terminarlo, pero imagino que poco. Aunque no me haya gustado la manera en la que está cerrado En llamas, han introducido una parte nueva de la historia que tengo ganas de explorar. Espero no tardar mucho en volver por aquí.

8 de mayo de 2013

Un kebab, varias granjas, algunos canguros y una vida por exprimir

Qué pronto vuelvo a escribir en el blog, después de meses escribiendo una o dos entradas al mes. ¿He acabado otro libro ya? No, pero casi, y quiero escribir sobre él.



Después de pasar dos meses con dos libros, quería leer algo más cortito, un poco menos intenso y largo. Aunque ni el título ni el argumento me llamaban, hacía tiempo que había escuchado hablar de Un kebab, varias granjas, algunos canguros y una vida por exprimir de Jaime Barroso, y lo tenía en la cola.
Lo conocí gracias a Sôber y a la canción que hicieron para la banda sonora del disco. Tras probar el libro, creo que sigo creyendo que me gusta su música, pero no las decisiones personales que toman. Apenas había leído un par de capítulos del libro cuando decidí dejarlo; tengo demasiados libros a la cola y tengo demasiadas ganas de leerlos como para seguir con un libro a disgusto. Quizás en un tiempo lo retome y hable de él, pero ahora quiero explicar qué no me ha convencido.

El argumento del libro no me atraía. Las historias de viajes, descubrimientos personales y esa clase de historias que suelen apelar al lector y les despiertan un algo dentro nunca me llamaron la atención. Pero a mí las historias me dan más o menos igual; lo que me importa es cómo me la cuentan. Una historia simple, incluso cutre, si está bien contada, me va a gustar. Y es en lo que ha fallado este libro.
La narración y el estilo del narrador es lo que me han impedido seguir con el libro. No me ha gustado el tono en el que está narrado: de una manera sencilla y supuestamente cómica, que yo he interpretado como casi condescendiente. Como si infantilizara al público o supusiese que iba a ser tonto y hay que contarle las cosas despacito y sencillas. Además, está plagado de repeticiones de conceptos, pronombres relativos y de juegos de palabras y chistes malos y fáciles que ensucian el estilo y la fluidez de la narración.
Pero sobre todo, lo que más me llamó la atención negativamente es que, en los dos primeros capítulos que leí, no hay acción. Bueno, hay un poco: cuando Pau cena con su amigo el kebab y va hasta su casa y cuando, ya en el hospital, habla con el niño con leucemia. El resto de las páginas se basan en descripciones directas de los personajes, de su presente, aspiraciones, deseos, miedos, etc. Prefiero conocer a los personajes por lo que hacen y por lo que dicen a tener que fiarme de lo que el narrador diga. Me resulta poco natural leer páginas y páginas sobre un personaje, sabiendo que está delante de mí, esperando para actuar, en vez de actuar por sí mismo. La impresión que me han dado esas páginas mientras las leía era que estaba delante un resumen de ese personaje y de su historia, que estaba narrada y extendida en otro libro. El narrador emplea demasiado tiempo en describir el interior de los personajes en vez de contarnos las acciones que nos pueden llevar a conocerlo.
Además, me he encontrado pequeños detalles que me chirriaban. Como, por ejemplo, cuando cuenta las impresiones de Mar para enamorarse de Pau, dice que le gustaba su “entusiasmo”, cuando llevaba páginas diciendo que Pau era un ser anodino, que vivía siguiendo la corriente, sin plantearse si le gustaba su vida o quería cambiarla. ¿Entusiasmo por qué? En otra clase de obra, con otra clase de planteamiento, quizás hubiera pasado desapercibido, pero ya no estaba valorando positivamente el libro, y no pude dejarlo pasar.

No he llegado a entrar en la historia en sí por lo que no puedo hablar de ella, pero sí de la manera con la que están contados los primeros capítulos, e imagino que el resto.
Admiro que Jaime Barroso haya conseguido publicar su primer libro, que haya conseguido crear una banda sonora para él, incluso convencer a un grupo como Sôber para hacerle una canción a propósito.
Quizás estos sean “fallos” de principiante, o que el autor ni siquiera haya reflexionado sobre lo que acabo de decir; aunque lo más probable es que a él le guste así y a mí no, sin más. Pero de momento, dejo este libro parado.
Y como quería leer algo cortito entre Crónica del asesino de reyes, me he puesto a leer Los juegos del hambre, que alternaré con El médico. Brevísimo todo.

6 de mayo de 2013

El temor de un hombre sabio


He tardado un mes en terminar este libro, a pesar de que lo empecé con muchas ganas y me tragué casi 200 páginas en una noche. No he tenido un ritmo constante y ha habido días que he leído apenas un par de capítulos, pero el libro es largo y pasan un montón de cosas.
Me da rabia, en el fondo, haber leído estos dos libros en este momento, y no haber esperado que saliera el tercero. Porque no son autoconclusivos, sino que son partes de una historia más grande, y la historia está sin terminar. Además, Rothfuss es un tío listo, y en El nombre del viento nos adelantó muchas cosas, y aún no conocemos algunas de ellas. Tendremos que seguir esperando.

El temor de un hombre sabio es una digna continuación de El nombre del viento. Mientras empezaba a leerlo hubo gente que me dijo que le gustó más la primera parte, otros decían que la segunda... yo soy incapaz de no ver dos fragmentos de una historia más grande que aún no conocemos. Pasan cosas diferentes, Kvothe deja de ser un niño y crece, pasa la mayor parte del libro fuera de la Universidad, en países y lugares muy diferentes; y te pueden gustar más que Tarbean o Imre o la Universidad; pero narrativamente es una continuación que sigue a la primera parte. Tanto que empecé el segundo libro nada más acabar el primero y no he notado cambios, si no fuese por ese “Aquí termina la primera jornada. Continuará...”. Estoy intentando recordar qué pasaba en este libro, y no tengo claras las fronteras entre ambos.

En este libro, vemos cómo Kvothe va creciendo. Vemos cómo va desarrollando sus habilidades, tanto intelectuales como físicas o simpáticas; cómo va creciendo y aceptando responsabilidades. Cómo se va a perseguir el viento, y se lo trae consigo. También cómo viaja, conoce diferentes culturas e intenta respetarlas y conocerlas. Cómo se enfrenta a retos y cómo los va solucionando (el encargo del maer, el tiempo que pasa con Felurian), y, sobre todo, cómo se va extendiendo su fama y su reputación.
Una de las cosas que más me gustan de este libro, y es pura curiosidad de filóloga, es cómo se van retransmitiendo los relatos orales. Es decir, cómo Kvothe vive sus aventuras, cómo las recibe el pueblo, y cómo se van transformando en el boca a boca. Quien no haya intentando comprender la literatura oral de la Edad Media no le llama la atención, pero se nota que Rothfuss sabe de historia de la literatura y lo ha plasmado perfectamente.

Además, tengo que volver a nombrar la maestría del autor como narrador, y como transmisor de historias. De nuevo, es capaz de hacer que las sensaciones de los personajes te calen. Ha sido capaz de crear y describir un mundo tan diferente, precioso y especial como el mundo Fata, con sus habitantes, como Felurian, el Cthaeth, las mariposas, y el cambio de luz según la posición geográfica, no según la hora. A través de las páginas que se desarrollan en Fata casi he podido ver los colores, las medias sombras, la oscuridad y el bosque. También ha podido crear una corte con sus especulaciones y frivolidades como la de Severen y el maer, con su juego de anillos, jerarquías e influencias. Es capaz de crear cosas muy diferentes, originales. Y te las hace sentir como reales.
Hay de nuevo momentos tensos, momentos tristes, de acción o simplemente, para disfrutar. Y Rothfuss triunfa en cada uno de ellos. Sin embargo, hubiera gustado que hubiese más acción que la pelea con los bandidos en el bosque, ya que ocurre tan temprano (y la estancia en Ademre y los falsos Edena Ruh son muy breves); espero que haya más peleas épicas en el tercer libro, que las esté guardando para el final.

Porque ahora que conozco los personajes, los lugares, y algunas de las aventuras que se nos avanzan en la sinopsis de El nombre del viento, no puedo dejar de pensar en qué está por venir. No paran de aparecer preguntas, que se abren y abren y hasta ahora, no se ha respondido ninguna. Pero veamos, hasta ahora, qué parte de lo que sabemos que va a hacer, ha hecho (en verde lo que conocemos y en rojo lo que no):

“Me llamo Kvothe, que se pronuncia ‘cuouz’. Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece. Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido. Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía. Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos. Pero crecí siendo Kvothe.
Una vez mi padre me dijo que significaba ‘saber’. He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Quizá hayas oído hablar de mí.”

Y ahora las preguntas que no dejo de formularme:
¿Por qué lo expulsan de la Universidad?
¿A qué princesa roba a un rey agónico? ¿Se refiere a Meluan?
¿A qué rey mata para que la saga se llame “Crónica del asesino de reyes"? ¿Alveron? ¿Otro rey? ¿Más de un rey?
¿Por qué Denna no está con él viviendo tranquilamente en Roca de Guía?
¿Quién es el mecenas de Denna? Tengo muchas sospechas de quién puede ser, fundamentalmente dos personajes ya conocidos (y bien conocidos), pero me da miedo pronunciarme antes de saberlo oficialmente.
¿Qué ha pasado para que Kvothe decidiese coger una posada y ser una “persona normal”? Y teniendo en cuenta lo oxidado que está, hasta el punto de que parece que no puede hacer simpatía o luchar, ¿cuánto tiempo hace de eso?

Dejaré reposando estas preguntas. Esperemos que Las puerta de piedra (que parece que se llamará el tercer libro) las resuelva. Y que llegue pronto.

21 de abril de 2013

La muerte de Driven (desde la cima)


Las montañas y los árboles se extienden hasta más allá de donde alcanza la vista. Suaves montes, verdes, erosionados por el paso de los siglos permanecen quietos, en calma. Apenas hay árboles en sus cumbres que delaten al viento que vuela entre ellos. Se puede ver de vez en cuando a un ave rapaz escudriñando las crestas, en busca de un movimiento casi imperceptible que le pueda servir de cena.
El sol va cayendo lentamente. Las nubes son escasas, claras y ligeras, extendidas como algodón sobre el cielo. Las sombras empiezan a alargarse y el frío de las alturas empieza a calar en los huesos. Metros más abajo, bandadas de pajarillos empiezan a buscar la última comida del día mientras los polluelos pían en los nidos, impacientes.
Entre los árboles, la vida del bosque sigue, como si fuese otra tarde cualquiera de un verano cualquiera. Un poco más abajo, discurre un río, ajeno a la sangre que todavía no ha llegado a él. En el lago, un par de kilómetros más al sur, una brisa no llega a alzar olas. El agua no está revuelta, no hay restos de cadáveres ni miembros abandonados en la orilla. Los peces siguen nado con rutina y tranquilidad.
Pero hacia el norte, entre dos montañas, destaca una columna de humo negro. Ya es una sola, constante y cada vez más delgada. Los restos de Driven se van consumiendo poco a poco. Pronto volverá a crecer la hierba entre sus casas, las hiedras se apoderarán de las paredes, los pájaros migratorios elegirán sus tejados para sus nidos temporales, y con los años el pueblo desaparecerá, comido literalmente por la naturaleza.
Prefiere no mirar al norte; de allí viene y no hay nada más que hacer ahí. Sola, seguirá caminando un poco más hacia el sur, buscará un árbol que pueda sostener su peso para pasar la noche, y a la mañana siguiente podrá seguir su camino hasta la ciudad más próxima. Ha hecho una parada en su viaje, pero será corta y pronto volverá a caminar. Sentada en una roca en lo alto de una de las montañas más altas de los alrededores, deja que el viento le enrede el pelo mientras revisa el estado de sus armas.
Solo ha perdido cinco flechas, dos más tienen secuelas, y el resto únicamente necesitan una limpieza. La cuerda del arco no ha notado la batalla de hoy y no se ha desgastado ni deshilachado. Termina de tensar la cuerda y mide los daños de las flechas. Deberá reemplazar las que ha perdido, cuanto antes mejor. Pero para esta noche no le harán falta tantas; pasar la noche en el bosque, donde nadie la está buscando, no le preocupa.
Las flechas se han ensuciado. Tienen ceniza, sangre y barro. No le gusta tener sus armas maltratadas, y deberá acercarse al río a la mañana siguiente a limpiarlas. Mientras las observa, se da cuenta de que las flechas no son lo único sucio. Sus botas, además del barro, también tienen sangre, que le sube por las piernas, y le llega incluso incluso a las manos. Necesita un baño a fondo, al igual que su ropa, antes de poder entrar en la ciudad. No puede presentarse en público tras una matanza como la de Driven.
Se dirige al sur, mientras sus compañeros de batalla permanecerán una noche cerca de Driven, festejando y bebiendo hasta altas horas de la noche -bárbaros-, y al día siguiente tomarán su camino hacia el este. Ella ya no tiene nada que hacer con ellos. Su trato era colaborar en el asalto a Driven y ha cumplido. Irá Taiga, le comunicará al Conde que nadie se interpone entre las tierras de Driven y él, cobrará el resto su trabajo y no tendrá que recordar más esta aldea. Buscará otro, similar, de rastreadora, de guardaespaldas, o simplemente volverá a recorrer los caminos en busca de alguien que sea lo suficientemente inteligente para no despreciar sus habilidades por ser mujer y contratarla para su seguridad personal.
No le gustan los trabajos tan desigualados como el de Driven. Un puñado de granjeros y agricultores analfabetos, que nunca han visto más allá de las cercas de sus campos, que no conocen más personas que a sus propios vecinos, y que jamás podrían esperar una incursión de la que no podían defenderse. No le parece justo. Pero no le pagan por dar su opinión. Si pudiera darla, antes de hablar de los granjeros protestaría por la caterva de bestias incivilizadas que formaba el grupo de asedio. Un atajo de hombres ruidosos, torpes, brutos, groseros e inútiles para todo aquéllo que no sea golpear, descuartizar o quemar, que llevaron su paciencia hasta los límites de plantearse acabar con todos ellos antes de llegar a Driven y luego tomar ella la ciudad por su cuenta.

Tras haber dado por terminada la aldea, recogió sus flechas, una bolsa con algo de comida y agua para el camino, y emprendió el viaje sin despedirse. No la echarían de menos hasta que tuvieran que buscarse la cena, aunque quizás pudieran encontrar alguna comida ya preparada en alguna casa o en la posada. Por ella, como si morían de hambre o tenían que masticar hojas de laurel para alimentarse.
El camino hasta aquella cima no fue difícil, solo largo. Encontró un pequeño sendero que fue siguiendo, sin miedo a que la rastrearan (¿cuánta gente más podía haber pasado por allí en los últimos días?) y, limpiando sus pensamientos del olor a madera quemada, de los gritos, de las súplicas, del ruido de las hachas y flechas atravesando el aire, fue ascendiendo metro a metro hasta llegar a la cima.
El camino terminaba en una fuente, pero el descenso no será difícil gracias a la erosión de la montaña. Luego, tendrá ante sí muchos quilómetros de bosque silencioso, tranquilo, ajeno a Driven, a los intereses territoriales del Conde o de quien fuese. En un par de días habrá llegado a la ciudad y saldado su deuda. Y volverá a empezar.

Mientras, el sol sigue bajando, lentamente. El cielo se teñirá de rojo, como las calles de Driven, como su armadura, como la base de su carcaj. Luego, le seguirá la oscuridad y el negro, como la madera de sus flechas, como su pelo y como sus ojos. Como los sonidos del bosque, sumido en su rutina instintiva. Las estrellas le darán algo en lo que pensar mientras imagina finas líneas que las conectan entre sí, unas grandes y vivas como las ciudades, otras más pequeñas y quizás ya muertas, como aldeas, como Driven.

Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!