14 de diciembre de 2012

Platero y yo

VI
LA MIGA

Si tí vinieras, Platero, con los demás niños, a la miga, aprenderías el a, b, c, y escribirías palotes. sabrías tanto como el burro de las figuras de cera -el enemigo de la Sirenita del Mar, que aparece coronado de flores de trapo, por el cristal que muestra a ella, rosa toda, carne y oro, en su verde elemento-; más que el médico y el cura de Palos, Platero.
Pero, aunque no tiene más que cuatro años, ¡eres tan grandote y tan poco fino! ¿En qué sillita te ibas a sentar tú, en qué mesa ibas tú a escribir, qué cartilla ni qué pluma te bastarían, en qué lugar del coro ibas a cantar, di, el Credo?
No. Doña Domitila -de hábito de Padre Jesús Nazareno, morado todo con el cordón amarillo, igual que Reyes, el besuguero-, te tendrá, a lo mejor, dos horas de rodillas en un rincón del patio de los plátanos, o te daría con su larga caña seca en las manos, o se comería la carne de membrillo de tu merienda, o te pondría un papel ardiendo bajo el rabo y tan coloradas y tan calientes las orejas como se le ponen al hijos del aperador cuando va a llover...
No, Platero, no. ven tú conmigo. Yo te enseñaré las flores y las estrellas. Y no se reirán de ti como de un niño torpón, ni te pondrán, cual si fueras lo que ellos llaman un burro, el gorro de los ojos grandes ribeteados de añil y almagra, como los de las barcas de los ríos, con dos orejas doble que las tuyas.

Platero y yo
Juan Ramón Jiménez

Ay, cómo voy a llorar con este libro, y apenas llevo 12 capítulos...

3 de diciembre de 2012

No estoy triste porque no está aquí, soy feliz porque existe. No estoy triste por no poder sentirlo ahora, sueño con el momento en el que lo pueda tocar y sentir por primera vez.
Cuando imaginamos algo, en nuestro cerebro es real por un instante. Cuando vuelvo a la realidad no me duele, porque en unas horas soñaremos juntos, con el momento de vernos, con el momento de hacernos físicos.
No cuento los kilómetros que nos separan, sino las sonrisas que le puedo arrancar.
Sé que lo quiero por sus palabras, no por sus hechos o por su aspecto. Sus palabras, su manera de ser me llama y me atrapa; la forma más pura de llegar a alguien.
Disfruto de cada palabra, no hay momentos de aburrimiento o de silencio. Intentamos conocernos a través de detalles, de pequeñas cosas. Me descubro deseando ser mejor solo para él, por él.
Y ahora me acuesto sola. Me consuela su paralelismo, saber que en algún lugar ahí fuera él está durmiendo, como yo, pensando en mí como yo pienso en él. Me acuesto sola, pero un día él estará a mi lado y habrá valido la pena la espera.
Aprovecharemos cada momento que estemos juntos, cada hora que le podamos robar al reloj, como si fuera el primero.
Encuentro una fuerza de voluntad y un valor dentro de mí que no conocía. Aprendo a ver el mundo con mejores ojos, a soñar despierta sin que se me venga el mundo encima. Y cuando suena el teléfono y escucho su voz, se difumina el resto del mundo. Mientras, cada letra es una sonrisa y un pequeño vuelco al estómago.
Buscamos un futuro mejor para los dos. Realistas y cuidadosos, sabemos que el lugar no importa, solo la compañía. Aprendemos a priorizar y a ser independientes, pero dos.

No lloro porque no está aquí. Soy feliz porque está a mi lado.
So close, no matter how far.

Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!