23 de diciembre de 2016

Reto de lectura para 2017


Termina otro año más, y como ya es costumbre, valoré cómo fueron las lecturas de los últimos 12 meses y llegué a algunas conclusiones.
Alguna de estas conclusiones, como decía ya en septiembre durante un streaming, es que sí, leí a tantas mujeres como hombres, pero no como planifiqué hace un año. Sobre el papel, el reto está superado, pero no estoy conforme con el resultado. Es un cambio enorme respecto al 2015, año en el que no leí a ninguna mujer, pero no me parece suficiente. Voy a ponerle remedio a esto.
Desde 2014 además estructuro mi reto de lectura según unos mínimos: intento leer un mínimo de novedades, de clásicos, de cómic, de ensayo... y como estos dos años me ha funcionado muy bien, quiero mantener el formato. Es una guía cómoda y útil para asegurarme de que leo variedad; y cuando me atasco con la pila, dejo que el reto decida por mí el siguiente libro.

El año pasado formulé mi reto de lectura basándome en que por cada libro de un escritor, escogería uno de una escritora. Como ha salido regular, quiero ponerle remedio. Llevo meses convencida de modificar este reto, y quiero dedicar 2017 a leer mujeres, pero esta vez en serio.
Durante 2017 solo leeré libros escritos por mujeres.
Ya no quiero escoger solo la mitad de los libros: los quiero todos. A ver si así llego a completar el reto que quise hacer en 2016.

Así que como reto de lectura para este año, seguiré este esquema:

Tres libros de autoras nacionales:
La cirujana manca, de Nuria Muro
Basura espacial, de Paz Alonso

Tres libros publicados en 2017:
Afrofuturos, VVAA

Tres libros clásicos:
El cuento de la criada de Margaret Atwood
Mendigos en España, de Nancy Kress
Como agua para chocolate, de Laura Esquivel

Tres antologías:
Cuentos para Algernon: año IV
Afrofuturos, VVAA

Tres cómics o novelas gráficas:

Tres libros de no-ficción:
Mala feminista, de Roxanne Gay
Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit
Los diez mandamientos, de Jane Goodall y Marc Bekoff

La excepción por el hype:
Los últimos días de nueva París, de China Miéville

Quiero que sean únicamente escritoras, pero como tengo “obligaciones” lectoras, me voy a permitir excepciones:

-Los libros que escojamos para el podcast Los 4 navegantes. Al proponer títulos para presentar en diferentes programas, me comprometo a proponer solo los escritos por mujeres; pero es un proceso democrático y no siempre saldrán adelante mis propuestas.
-Libros que ya tengo en casa. Si están comprados y en mi estantería (o me lo regalan a lo largo del año) puedo colarlos en la lista.
-No cuentan los ensayistas. Me estoy aficionando al ensayo, y, de hecho, los necesito para trabajar ciertos temas para La nave invisible. Como me interesa más el tema que quién lo ha escrito, este reto afectará solamente a la ficción.
-Una excepción por el hype. Sabemos que los grandes lanzamientos, la publicidad y el hype están de parte de los escritores, y no soy inmune. Así que me reservo un pequeño hueco para elegir una de las novedades del año y “pecar”.

Creo que no me va a resultar demasiado difícil este reto. Desde octubre que solo estoy leyendo novelas escritas por mujeres, y no dejan de acumulárseme los títulos pendientes. También desde octubre o un poco antes, veo el nombre de un hombre blanco anglosajón en la portada y me da toda la pereza. Recuerdo estar en el Celsius viendo a Richard Morgan y pensar "este tío es majo, pero qué perezaca me dan sus libros". Que fue el sentimiento por el que empecé a leer libros de autores no occidentales, hace ya también unos cuantos meses. Estoy cansada, de una manera casi literal, de leer siempre desde el mismo punto de vista y las mujeres me han dado lecturas novedosas, tratos originales a los personajes, nuevos enfoques... así que este 2017 me entregaré a ellas y a ver qué sucede con el paso de los meses.

Estoy leyendo una media de 30 libros al año. Parece que con estas excepciones tampoco van a ser tantos libros... pero es lo que quiero comprobar. De momento, contando con estas circunstancias, en las que leo unos 10-15 libros “impuestos” al año, lo que quiero es elegir únicamente libros de escritoras. Ya tengo muchos libros que se van a escoger “sin fijarse en el sexo de quien escribe”: lo que quiero es que mi ejercicio consciente sea limitar la lista a ellas.
Quiero leer por fin a Octavia Butler, seguir con Ursula K LeGuin, seguir cayendo en las redes de Claire North... seguir alucinando con Emilia Pardo Bazán, leer por fin a Charlotte Perkins-Gilman. Leer una novela de Rosa Montero, atreverme con Cristina Fernández Cubas, quizás incluso decidirme a conocer a Isabel Allende o Laura Gallego. ¡Se ha anunciado que se va a reeditar por fin El cuento de la criada de Margaret Atwood! Y de ahí, ir tirando del hilo que las vaya conectando, dejarme llevar por las recomendaciones que surjan en La Nave Invisible.
A ver qué sorpresas y descubrimientos nos trae 2017. Ya tengo ganas de empezar.

*al igual que el año pasado, todo esto, incluso la división por mínimos, se suspende en el momento que se anuncie la salida de Las puertas de piedra, porque releeré la trilogía entera y a mi ritmo puede llevarme meses.

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20 de diciembre de 2016

Resumiendo el 2016

2016 ha sido un año muy movido. Han pasado un montón de cosas, he recorrido miles de kilómetros por los libros, he leído un montón y conocido a mucha gente más. Ha sido mi primer Celsius y el primer Niebla de la historia. He abandonado libros, he devorado libros y he leído un poquito por obligación (autoimpuesta). He redescubierto la biblioteca. He conocido escritores, lectores, bloggers y vloggers.
Como resumen general, 2016 ha sido un buen año.


Sin resumen general, este año lo empecé leyendo un ensayo, como si fuese una profecía de todos los ensayos que iban a venir durante el resto de meses. Fue Todos deberíamos ser feministas, otro tema que ha ocupado casi el resto del año. A principios de año me había propuesto leer tres: uno por cada estación. He superado la cifra con creces, y además han variado mucho de temática: desde lenguaje canino a corrección de estilo, pasando por historia o varias visiones del feminismo.
También me he dejado llevar por los cómics un poco más que el año pasado. Seguí leyendo al Batman de Miller (y un poco de Alan Moore también) y volví a dejar que Marjane Satrapi me contase su visión del mundo (que para ser iraní, me cuenta cosas demasiado cercanas y conocidas).
Sin embargo, el género al que me he dedicado este año, como todos, es la novela. Ha habido alguna antología, porque el relato corto me vuelve loca (qué grande esa "Señora astronauta de Marte"), pero el género largo sigue acaparando la estantería. Si algo ha marcado las novelas de este año ha sido la búsqueda de autoras. No solo para mí, porque por fin hemos convencido a mucha gente de que las escritoras son las grandes olvidadas y ha habido un montón de iniciativas para subsanar este error cultural: arrancamos con La Nave Invisible, se creó el grupo Leo Autoras Fantásticas, lo petamos fuertemente con el #LeoAutorasOct y acaba de abrirse la web de Adopta una autora.

Al igual que el año pasado, en cifras se entiende mejor. A la hora de escribir estoy estoy a punto de terminar Como agua para chocolate y aún quedan un par de semanas de diciembre que no sé en qué libro invertiré, así que tengo en cuenta lo leído hasta hoy:

Libros leídos (hasta hoy): 32
Escritos por hombres: 12/32
Escritos por mujeres: 17/32
Escritos entre ambos: 3/32 (aunque una de las antologías contenía solo un relato escrito por una mujer)
Fantasía: 9/32
Ciencia ficción: 12/32
Otros: 9/32
Autores españoles: 8/32
Autores anglosajones: 17/32
Autores no occidentales: 6/32

Tengo dos grandes sorpresas después de hacer este recuento:
-He leído tantos libros de fantasía como “otros” (fantasía+ciencia ficción u otro género). Siempre tengo la sensación de estar leyendo solo fantasía y cuando llega el final de año resulta que estaba equivocada (el año pasado me pasó lo mismo).
-He leído el doble de libros de autores no occidentales de los que creía. En el reto de lectura que me pongo cada año tenía apuntadas únicamente a Chimmamandra Ngozo Adichie y a Marjane Satrapi, pero mirando bien la lista, también leí a Teresa P Mira de Echeverría (argentina), Virginie Despentes (francesa), Charlotte Brazy (francesa) y Laura Esquivel (mexicana).

Y ahora, el gran propósito de este año pasado: leer a tantas mujeres como a hombres. Llegado diciembre, estoy contenta con el resultado. Pero porque en la segunda mitad del año hice este mismoa análisis y me di cuenta de que no estaba funcionando como esperaba. Porque al principio, en cuanto a estadísticas, salía que estaba leyendo en igualdad, y además iba alternando: un libro de una mujer por cada libro de un hombre.
Pero saliéndome de las estadísticas, ellos se estaban llevando las novelas y ellas los ensayos breves. Para la lista, me estaba valiendo igual Todos deberíamos ser feministas, que tiene menos de 30 páginas, con Hijos del dios binario, que tiene casi 600. Estaba comparando El lenguaje de los perros, que tiene unas 55 páginas, con Medio rey, de casi 400. No era la idea de igualdad que tenía en mente.
Me di cuenta de esto poco antes del #LeoAutorasOct. Aproveché, empecé una racha femenina a finales de septiembre que ha llegado hasta ahora. Creo que desde que me subí al tren camino al Niebla no leí ni un libro escrito por un hombre, y eso ha equilibrado el balance de novelas.
Para evitar que esto vuelva a pasar durante 2017, he reorganizado mi reto de lectura. Lo publicaré completo en un par de días.

El gran éxito de este año ha sido Claire North, por si alguien lo dudaba. Las primeras quince vidas de Harry August ha sido la lectura del año y Touch me mira desde la estantería con ojitos desde el Celsius; pronto le toca el turno. Otro descubrimiento ha sido Pardo Bazán y su vida más que su obra (demasiado realismo y muy poca fantasía). La gran chafada ha sido El maestro y Margarita, de Mijael Bulgákov, la razón por la que no volveré a confiar en el criterio de Nevsky en mucho tiempo y probablemente tarde años en volver a intentarlo con la literatura rusa. Y de relatos... Mary Robinette Kowal y "La señora astronauta de Marte" se han ganado mi corazón, aunque podría pelear con Ken Liu y "Mono no aware". "La historia de tu vida" de Ted Chiang, que además tiene película, podría estar ahí arriba si Ted Chiang no se liase tanto y emplease tanto espacio en no decir nada.

Ya para terminar: este año el blog ha estado muy flojo, pero no todo lo demás. He disfrutado mucho leyendo, escribiendo, conociendo y viajando. Tengo ganas de empezar otro año nuevo, volver a coger ese avión de mentira para ir Avilés, seguir investigando y preguntando para La nave invisible, desvirtualizando gente y sacando adelante proyectos nuevos.
Nos volvemos a leer durante 2017.

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15 de diciembre de 2016

El test de Bechdel en profundidad

Los que estamos acostumbrados a analizar la representación y las desigualdades en la ficción estamos cansados ya de aplicar tests, de conocerlos y ponerlos a prueba. Pero esta entrevista con Leticia Dolera me recordó que no todo el mundo suele hacer estas cosas, y que a veces parecemos extraños hablando de Bechdel, lámparas sexys, Furiosa y los nombres de otros tests que van saliendo.
Los tests de los que estoy hablando suelen ser usados para manifestar o analizar el machismo en diferentes obras narrativas. Se pueden aplicar en relatos y novelas, pero también en series y películas. Si tiene una historia y tiene personajes, se puede analizar, da igual su género y su época.
De todos estos tests, el más antiguo y más usado es el test de Bechdel. Y quiero analizarlo en profundidad porque se habla tanto de él que a veces se desvirtúa para qué sirve y qué significa que una obra lo supere o no lo supere.
Así que ahora vamos a ver el test de Bechdel en profundidad:

Test de Bechdel ejemplos

Le damos este nombre por Alison Bechdel, una autora de cómics. Las bases del test las sienta uno de sus personajes, que dice que ella no va al cine a ver una película salvo que cumpla con tres condiciones:

1-Que haya dos o más personajes femeninos que tengan nombre propio.
2-Que estos personajes hablen entre sí.
3-Que esta conversación trate sobre algo que no sea un hombre.

Los lectores hemos cogido este mismo test y a partir de su cómic (que en realidad empezó a cobrar fuerza en los primeros años del siglo XXI, 20 años después de su publicación) analizamos obras según estas tres premisas. Parece increíble, pero hay muchísimas obras (películas sobre todo) que no superan este test. Es más, poco a poco hay más obras que lo superan, pero si analizamos las de hace veinte años, lo extraño es encontrar una que cumpla, incluso, con las dos primeras premisas.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando aplicamos el test, es que Bechdel no mide el machismo, sino la representación femenina; que está relacionada con el machismo pero no es lo mismo.
Bechdel pone en evidencia la brecha que hay entre personajes masculinos y femeninos, su peso en la historia y, derivado de eso, su relevancia en el imaginario colectivo. Con él somos capaces de ver, de manera rápida y sencilla, la poca participación que tienen las mujeres en la ficción que consumimos, en las obras que se vuelven icónicas y, en definitiva, en los modelos a repetir.
Bechdel no analiza el machismo en las obras porque la presencia femenina no lo es todo. Para analizar el machismo en las historias debemos recurrir a otra clase de análisis. El machismo es mucho más que representación: es actitud, son los temas que se tratan, la perspectiva... es un tema mucho más complejo que aparezcan por lo menos dos mujeres y hablen entre ellas. Aunque la cantidad de películas que no pasan el test dan que pensar y entonces podemos actuar.
El test de Bechdel, a nivel individual, película a película, tiene poca relevancia. Es casi un elemento descriptivo que muchas de las películas que lo fallan pueden justificar. De las películas estrenadas este año, Batman vs. Superman no lo pasa, por ejemplo; pero porque tenemos una cinta que trata sobre la lucha entre dos hombres, un tema tan importante que todos los personajes estarán hablando de ellos. Tampoco lo pasa El libro de la selva, una historia en la que solo tenemos un humano y los animales que la protagonizan están en grupos separados que no hablan entre sí (los lobos no se relacionan con los monos, por ejemplo; creo que solo Balú atraviesa varios grupos). Este test es potente a un nivel colectivo, panorámico. Mirando cada película individualmente lo podemos justificar o no parece importante, pero ¿qué sensación tenemos cuando el 40% de las películas estrenadas en un año no lo pasan? Entonces extraemos otra clase de conclusiones: ellas no son las protagonistas (porque otros personajes femeninos hablarían de ellas), son personajes anecdóticos (es sorprendente la cantidad de películas que solo tienen una mujer), están aislados, que no afectarán gran cosa a la trama o hablarían entre ellas para hacerla avanzar; y sobre todo, son personajes de los que no se cuentan historias. ¿Qué está pasando para que haya esta diferencia? ¿Por qué no se están contando las historias de ellas? ¿Por qué hay tan pocas mujeres en las obras de ficción?
Este test no es perfecto y es muy fácil de falsificar. Con que haya dos personajes femeninos que se cruzan durante un momento y tengan una conversación irrelevante de dos líneas, se considera que la obra lo pasa. Diez segundos no deberían compensar dos horas de película de personajes irrelevantes en un segundo plano, pero es como el test está diseñado. E incluso siendo tan fácil de pasar, hay una cantidad alarmante de obras que suspenden. Por eso estoy hablando sobre todo de películas: como con dos líneas de diálogo el test puede superarse, es raro que en los libros todas las conversaciones traten sobre un hombre y nada más. Aunque sea en un solo momento, en los libros se tocan otros temas, y por eso pasan el test con facilidad. Las películas en cambio, que tienen un espacio más rígido y limitado para contar una historia, tienden más a fallar.

Como decía, que una obra pase o no el test no ayuda a medir si es machista o es feminista. Si queremos hacer un análisis más en profundidad tenemos que tener en cuenta muchas más cosas. Y por eso, a veces, cuando nos ponemos a analizar obras, tenemos resultados inesperados:
En la lista de obras que no pasan el test, está la trilogía original de Star Wars, a pesar de que siempre se ha puesto a Leia como un ejemplo de personaje femenino bien construido. Tampoco lo pasan Shrek o Buscando a Nemo, a pesar de que ambos tienen personajes femeninos originales, independientes (quizás Dory es dependiente, pero no en el sentido que solemos usar “dependiente”) y sólidos. Hay un debate abierto sobre si La sirenita pasa el test o no: la protagonista y la villana solo mantienen una conversación, y aunque no trata de un hombre en concreto, está orientada hacia él. Gravity tampoco lo pasa, a pesar de tener un personaje femenino complejo, alejado de la dependencia de personajes masculinos, decidido, formado y capaz.
Sin embargo, La fiesta de las salchichas pasa el test, cuando dudo de que su humor se acerque al feminista. Crepúsculo también lo pasa, junto a 50 sombras de Grey, a pesar de sus relaciones tóxicas y la anulación de las mujeres por el protagonista masculino.

Si queremos analizar el machismo en las obras de ficción, Bechdel no nos sirve. Mako Mori, una reformulación de este test, sí podría funcionar. El test Furiosa es buenísimo, aunque como depende de la reacción colectiva hacia una obra, ignora las que no tienen grandes campañas de márketing.
Bechdel no es definitivo ni una varita mágica para ver el feminismo o el machismo de una obra. Aunque para abrirnos los ojos y ver que hay un problema en la representación es un primer buen paso.

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1 de diciembre de 2016

35 defectos para tus personajes

Hace mucho, mucho, demasiado, que no me ponía a preparar una entrada de este tipo. Hace meses que la etiqueta “recursos para escritores” está parada, y no me gusta. Este tipo de entradas me encantan y sé que hay muchos lectores a las que les gustan. Así que vamos a ella.


Cuando creamos personajes, tendemos a hacerlos perfectos. Darles defectos y problemas a seres de nuestra invención nos cuesta. Queremos que todo sea fácil y bonito para ellos, pero ya sabemos qué pasa con los personajes perfectos: no les gustan a los lectores. Para crear un personaje memorable, para crear un buen personaje, necesitamos que tenga defectos y fallos. No es verosímil que sea perfecto, porque nadie lo es. Además, un personaje con defectos le da una nueva dimensión a la historia.
Otorgándole defectos a nuestros personajes, todos ganamos.

Así que después de dejar por aquí 13 estructuras argumentales, 40 giros argumentales, y más de 10,000 caras anónimas (con segunda parte), hoy traigo 35 defectos que darle a tus personajes. Son libres para quien quiera usarlos: los he recopilado para eso. No es necesario dar créditos y nadie va a reclamar autoría ni plagios. Se pueden usar cuándo y cómo se quieran. Porque los personajes tienen que tener defectos, pero no siempre sabemos cuáles darles, o solo se nos ocurren los mismos.

defectos para personajes


1-Tu personaje no puede hablar con alguien que le haya insultado u ofendido si antes no se disculpan
2-Tu personaje no es capaz de respetar el espacio personal de otros personajes.
3-Tu personaje necesita más espacio personal de lo acostumbrado, y cuando no se lo respetan, se pone muy nervioso.
4-Tu personaje mira a los ojos demasiado fijamente.
5-Tu personaje se pone nervioso cuando le miran a los ojos.
6-Tu personaje no tolera que le toquen, ni siquiera familia o amigos cercanos.
7-Tu personaje toca demasiado a los otros personajes.
8-Los ojos de tu personaje siempre están fijos en cicatrices o marcas visibles, aunque sepa que es de mala educación.
9-Tu personaje no sabe pronunciar el sonido s.
10-Tu personaje pronuncia mal muchas palabras.
11-Tu personaje emplea un vocabulario demasiado elaborado.
12-Tu personaje no tiene sentido del humor y no entiende ningún chiste, salvo muy malos y muy obvios.
13-Tu personaje critica constantemente a los otros personajes.
14-Tu personaje tiene una enfermedad crónica que quiere ignorar pero que no deja de llevarle al médico.
15-Tu personaje está obsesionado con enfermar o contagiarse.
16-Tu personaje se muerde las uñas y suele hacerse heridas.
17-Tu personaje fuma.
18-Tu personaje es torpe y no deja de golpearse.
19-Tu personaje se cruje los nudillos cuando está nervioso.
20-Tu personaje tiene facilidad para dislocarse huesos.
21-Tu personaje siempre llega demasiado temprano a todos sitios y tiene que esperar un rato a solas.
22-Tu personaje no puede pisar las rayas de los pasos de cebra al cruzar.
23-Tu personaje no puede pasar un día sin llamar a otro personaje (padres, amigo, ex, etc.) por teléfono.
24-Tu personaje cambia de lengua cuando se pone nervioso, pero ninguno de sus amigos le entiende.
25-Tu personaje es incapaz de decir tacos o maldecir.
26-Tu personaje no puede vestir nada que no sea de un color concreto.
27-Tu personaje viste muy llamativo.
28-Tu personaje compra libretas pero nunca las usa porque le da pena acabarlas.
29-Tu personaje tiene una fijación con la limpieza, pero no con el orden.
30-Tu personaje tiene una obsesión con el orden y la simetría.
31-Tu personaje cree en el horóscopo.
32-Tu personaje es incapaz de recordar las caras de otros personajes nuevos.
33-Tu personaje tiene muy mala memoria.
34-Tu personaje es descuidado y pierde muchas cosas.
35-Tu personaje no sabe contar historias.

Estos son solo 35 defectos que puede tener tu personaje. Hay miles más que podríamos darles. Podemos pensar en gente que conocemos y robarles sus defectos, incluso.
Así que, contadme en los comentarios, ¿qué otros defectos daríais a vuestros personajes?


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Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!