Estamos en el siglo XVI, alrededor de 1525. La Literatura española era muy diferente a cómo la conocemos ahora. El teatro triunfaba entre la gente, la narrativa era más bien pobre, y los autores se lucían en la poesía, que no era un género mayoritario y la mayor parte de ella no se distribuía más que en manuscritos entre los autores. Es la época de Cervantes, de Garcilaso, de Lope de Vega, de Quevedo, de Juan Boscán (menos conocido pero con igual mérito), Góngora, y un poco más tarde, Calderón de la Barca.
Son muchos nombres, pero se conocían personalmente todos ellos, algunos incluso eran amigos (Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, por ejemplo, eran muy cercanos), y quedaban entre ellos para hacer lecturas, tertulias, etc. Hay géneros literarios propios que surgieron del intercambio de cartas entre estos autores (inventaban adivinanzas en verso y se retaban entre ellos; también se enviaban cartas en verso, muy logradas). La mayor parte de la población alfabetizada, y los que sabían leer, escribir y por encima tenían alguna formación académica, eran pocos, y se manejaban todos en los mismos ambientes; se conocían entre ellos.
La poesía española no era mala, pero estaba bastante limitada en cuanto a moldes métricos. Se venían usando desde hacía siglos el romance, y diferentes tipos métricos octosílabos. Es muy sencilla de componer en español, pero no es demasiado buena para profundizar en sentimientos o los pensamientos de los autores. También había una métrica de arte mayor, de 12 sílabas dividida en dos hemistiquios; era pesada y poco flexible. Esto había funcionado bien hasta entonces, pero se empezaba a quedar pequeño.
Entonces llegamos al año 1526. El Emperador español se casa con Isabel de Portugal, y en la boda coinciden Juan Boscán, Garcilaso de la Vega y Andea Navagero, el embajador de Venecia. Hablando, Navagero le comenta a Garcilaso que en Italia está muy de moda y está funcionando muy bien el verso endecasílabo (11 sílabas). Es una métrica que puede ser algo difícil de adaptar al español, pero permite profundizar en los versos, y es muy flexible para combinar, además del ritmo propio tan bonito que tiene cada verso. Le propone intentarlo, él, que es un autor bastante bueno. Y además, le dice que puede intentar convencer a otros autores españoles de que lo hagan. Hay bastantes formas métricas endecasílabas, entre ellas, el soneto (dos cuartetos, dos tercetos), que da muy buenos poemas.
Esto lo sabemos porque se conservan las cartas que envió luego Garcilaso a otros autores proponiéndoselo.
Y Garcilaso y Boscán no solamente demostraron que la lengua española sirve para versificar en endecasílabos, ni se instalaron los sonetos, liras, silvas, octavas reales, etc. en España, sino que en esta forma se han compuesto los versos más bellos de nuestra Literatura.
Si de mi baja lira
tanto pudiese el son que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento.
(Lira, Garcilaso de la Vega)
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevaré el blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;
mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa:
Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.
(Soneto, Quevedo)
Era del año la estación florida
En que el mentido robador de Europa
-Media luna las armas de su frente,
Y el Sol todos los rayos de su pelo-,
Luciente honor del cielo,
En campos de zafiro pace estrellas,
Cuando el que ministrar podía la copa
A Júpiter mejor que el garzón de Ida,
-Náufrago y desdeñado, sobre ausente-,
Lagrimosas de amor dulces querellas
Da al mar; que condolido,
Fue a las ondas, fue al viento
El mísero gemido,
Segundo de Arïón dulce instrumento
(Silva, Góngora, fragmento de las Soledades)
Muy interesante :) Y más hermosos versos que se compusieron con las nuevas métricas.
ResponderEliminarPersonalmente, el soneto lo encuentro un reto apasionante: cuesta pillarlo, pero cuando lo pillas, te salen sola la rima y la métrica.
¡Besos!