Estamos en un pueblo aparentemente normal: excepto, que no hay animales. No hay ningún animal en el pueblo desde hace muchos años, literalmente, ninguno: ni perros, ni gatos, ni burros; pero tampoco moscas, hormigas o carcoma. Los animales desparecieron esa noche, sin que ningún adulto sepa o quiera decir por qué.
Cuando cae la noche, todos los habitantes del pueblo se refugian en sus casas, porque el diablo de la montaña, Nehi, baja, y podría hacerles daño. Cuando los niños les preguntan a sus padres por los animales o por el miedo a la oscuridad, no reciben ninguna respuesta o les castigan, aunque saben que los adultos esconden algo.
En esta novela corta, seguimos a Mati y Maya, dos niños del pueblo, que no se contentan con las nulas explicaciones que les dan sus padres, se atreven a desobedecer sus órdenes y cuestionar su verdad.
Amos Oz nos sumerge en este pueblo y en la maldición que ha caído sobre él. Nos presenta a los adultos y a unos pocos niños. Nos presenta a la panadera, que sigue saliendo por las tardes con el pan sobrante y le echa migas a unos pájaros que hace décadas que no van al pueblo. Nos presenta al pescador, que sigue echando las redes a pesar de que sabe que ya no encontrará ningún pez. Y nos presenta a la profesora de la escuela, que sigue enseñándole a los niños cómo son los animales y los ruidos que hacen.
También nos presenta a varios niños de la escuela. Que, como sus padres, centran el blanco de sus burlas en todo aquel que se sale de la norma. ¿Por qué la panadera sigue echando migas? ¿Por qué el pescador sigue echando las redes? ¿En qué está soñando la profesora?
Y ahí radica el gran mensaje del libro. Además de hablarnos de la maldición que cae sobre el pueblo, que además de llevarse a los animales atemoriza a los adultos noche a noche con la presencia del diablo de la montaña, nos habla de la crueldad de las personas. De la crueldad de los niños, que se ríen de Nimi y de la crueldad de los adultos, que se ríen de los otros adultos. Y de la crueldad de los humanos con el mundo de su alrededor.
Pero lanza este mensaje a través de muchísimas imágenes muy poderosas y muy sugerentes. El pueblo es triste, gris, silencioso. En contraste con la montaña y los animales, que son verdes y color tierra, llena de sonidos, agua en movimiento y vida. El autor no desaprovecha ocasión para meternos dentro de las historias, de los pesares y de los recueros de los habitantes del pueblo, que miran con nostalgia el tiempo pasado, en el que los animales les acompañaban y llenaban de vida.
De repente en lo profundo del bosque es un libro delicado en el sentido que le daba cuando reseñé La música del silencio: es un libro detallista, que se detiene en las pequeñas cosas y no le importa volver sobre ellas siempre que haga falta. Así, encontramos recurrente el cariño de la modista con su marido enfermo, la relinchitis y la felicidad de Nimi sin importarle lo que piensen sus compañeros de clase, la nostalgia del pescador, que sigue tallando animales en madera. O los ocho o nueve árboles que ve Maya desde la ventana de su casa, o las miradas llenas de nostalgia de los padres cuando, por costumbre, les enseñan a sus hijos qué sonidos hacen los animales. Es un libro lleno de detalles y de pequeñas imágenes que, puestas unas al lado de las otras, forma el mosaico que es el pueblo.
El lenguaje narrativo del libro me ha hecho pensar en muchas ocasiones que realmente era un libro infantil, aunque he leído que es “poético”. De cualquier manera, me parece un libro apto para todas la edades, comprensible para los pequeños y con mensaje y entretenimiento para los mayores. Sí tiene cierto lenguaje poético, ritmo e imágenes recurrentes a lo largo de toda la novela, aunque sigo quedándome con la intención de llegar al público infantil (y eso no es necesariamente malo).
De repente en lo profundo del bosque se termina invitando a la reflexión. Nos muestra que no hay blancos y negros, si no muchos matices diferentes de gris; que los buenos pueden hacer sufrir y que los malos pueden sentir remordimientos. Que la crueldad, venga de parte del bando del que venga, no es de recibo, y que siempre podemos ser un poco más amables. Sobre todo, que deberíamos ponernos más a menudo en el lugar del otro.
De repente en lo profundo del bosque, de Amos Oz, en España está publicado por Siruela (ISBN: 978-84-7844-946-0)
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