Polly y Pulga son dos hermanos, de quince y diez años, que viven en una casa tan grande que nunca han visto a sus padres. Viven en la guardería, una serie de habitaciones conectadas entre sí con todo lo necesario para desarrollar sus primeros años, y les cuida la tata, una mujer que dedica toda su vida a ellos. Los niños solo salen de la guardería para ir al colegio, un espacio indeterminado entre un montón de nada gris. Pero un día la tata se estropea y se encuentran abandonados en la guardería, y tendrán que salir de ella.
Sobre todo, dos cosas se han escuchado sobre este libro:
La primera es que este libro engancha. No me ha enganchado tanto como a otra gente, que se lo han acabado en 48h, pero sí que el tiempo vuela pasando sus páginas y no parece que haya un buen momento para cerrarlo por un rato. La novela está magníficamente escrita, de manera fluida, colocando los cliffhangers de manera estratégica y natural, calculados para que no quieras dejarlo para después. Los comentarios en Goodreads y en Twitter no dejan de repetir que este libro es adictivo, que pasa volando. Tienen razón.
La segunda cosa que se escucha es que es raro. Y también es cierto: es muy raro. Dos niños que viven en una casa enorme, que no se cruzan con sus padres, que su tata se estropea y tienen un hermano-larva cuyo nombre incluye varios paréntesis... y más cosas que van saliendo avanzado el libro nos hacen plantearnos: ¿esto es fantasía? Parece futurista, ¿es ciencia ficción? No es nada de eso. La casa de arenas movedizas es uno de los grandes exponentes del bizarro, un género literario que juega con lo imposible, lo onírico y lo absurdo. Como dice el manifiesto del bizarro al final de la novela “el bizarro no solo se esfuerza en ser extraño sino también fascinante”, y esa es la palabra que describe el mundo que el autor crea: fascinante.
La novela no deja de sorprender. Más en las primeras páginas, mientras no nos ubicamos en ese mundo dentro de las paredes de la enorme casa e investigamos si los siniestros existen o no; pero continúa sorprendiéndonos a cada poco, hasta el mismísimo final. No hay un solo momento que sea aburrido o predecible: Carlton Mellick III se esfuerza para que no dejen de ocurrir cosas nuevas, de añadir detalles e historias inesperadas a una trama que, en las primeras páginas, parece que no puede ponerse más rara.
Sin embargo, dentro de todas estas cosas extrañas que no dejan de pasar, dentro de este universo, tienen sentido. El autor se las arregla para que sea natural tener un hermano pequeño, en estado larvario, que se alimenta de la sangre de su hermano mayor. Al igual que durante la pubertad, a las mujeres les salgan cuernos, que crecerán hasta que sea adulta. O que los siniestros, esos monstruos que acechan para comerse a los niños, desaparezcan en la luz. El autor nos va guiando por este mundo tan extraño y tan sorprendente, que no deja de cambiar, pero que es tremendamente sólido y, una vez que nos metemos en la lectura, tiene sentido.
Pero al contrario que este mundo extraño, los personajes son cercanos. Los razonamientos y los miedos (sobre todo los miedos) de los niños son muy conocidos y reales para casi todos nosotros, aunque tienen una capacidad de superación mayor a la de muchos de nosotros. Polly y Pulga se enfrentan a muchos de los miedos más arraigados que tenemos: el abandono, la ausencia de los padres y la nada más allá de lo conocido, entre muchos otros. O esos eternos pasillos a oscuras, plagados de monstruos que devoran niños que me hicieron cerrar el libro más de una vez.
El autor no duda en hacer sufrir a los niños. En ponerles problemas, dolores, enemigos y obstáculos para que nunca lleguen al siguiente pasillo, para que no puedan entrar en la siguiente habitación. Los niños lucharán contra la inhóspita casa arrastrando a su hermano larva, hambre, sed, los monstruos que les acechan, heridas y dolores, mucho más allá de lo que nadie hubiese apostado por ellos.
Y a pesar de que los niños sufren y de que el autor tiene pasajes realmente crueles con ellos, no me ha resultado un libro de terror ni desagradable. Más allá de la historia cruel que haya detrás o de lo mal que lo pasen los personajes, lo fascinante del mundo que crea el autor y los continuos giros de guion alivian las sensaciones negativas. No puedes recrearte en el terror que inspiran los siniestros a punto de atacar cuando sabes que detrás de esa puerta habrá algo maravilloso que todavía hay que descubrir.
Hay veces que lees libros y sabes exactamente a quién se los recomendarás. Sin embargo, no creo que haya un perfil definido de lector al que le pueda gustar La casa de arenas movedizas. Por lo menos, uno más conciso que alguien que quiera dejarse sorprender y maravillar con una historia nada común.
La casa de arenas movedizas, de Carlton Mellick III está publicado por Orciny Press (ISBN 9788494518102) y se puede conseguir en formato digital y físico (ambos en Lektu). Muchas gracias a la editorial por facilitarme un ejemplar para poder hacer la reseña.
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Hola :) Que buen ojo (y extraño) tiene Hugo Camacho. A mi me encandilo con Fantasmas y esta propuesta también me genera mucho interés, sobre todo por las dos cosas que como dices más se escuchan del libro. Un besin^^
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