5 de septiembre de 2013

El médico


Rob Cole nació en Londres en 1020, en el seno de una familia pobre. Era el mayor de 5 hermanos, y cuando sus padres mueren, se ve obligado a separarse de ellos. Rob vaga durante unos días por Londres hasta que un cirujano barbero (un matasanos con más supersticiones que conocimientos científicos) lo toma como aprendiz, y va con él a recorrer Inglaterra.
Rob pronto descubre que su verdadera vocación es el cuidado y la curación de los enfermos. Aprende todo lo que sabe Barber, pero no es suficiente; un día tiene la oportunidad de hablar con un médico de verdad, quien le habla de la escuela de medicina de Persia, del gran Avicena... y de que no lo admitirán porque es cristiano, no judío o musulmán.
¿Y si se hiciese pasar por un judío para aprender medicina con el mejor médico de todos los tiempos?

Las 800 páginas que tiene El Médico, de Noah Gordon, dan para mucho más, pero bajo esas premisas se articula el libro. Durante todas esas páginas vemos el crecimiento físico, psicológico y académico de Rob, que pasa de ser un niño que debe hacer malabares para que Barber le dé de comer a un médico de guerra, que incluso lleva a cabo algunos experimentos y realiza descubrimientos (la existencia del apéndice y los síntomas de la apendicitis; o los primeros indicios de que el alcohol desinfecta, aunque están muy lejos de conocer la existencia de las bacterias).
Es un libro extenso, que nos cuenta la historia de la vida de Rob y la vida en el siglo XI, desde su más tierna infancia hasta que encuentra la estabilidad, tras graduarse como médico, casarse y tener hijos. Rob, en ese tiempo, vive en Londres, recorre Inglaterra y Escocia, atraviesa Europa, pasa por Constantinopla, convive con judíos y vive durante varios años en el barrio judío de Ispahán (en el actual Irán). El autor nos acerca con fidelidad a todos estos ambientes y maneras de vivir, a los paisajes, a la gente y fauna que habita esos lugares; y por supuesto, los peligros y métodos de protección que tienen en cada uno de ellos.
En cuanto a los ambientes, las costumbres y el léxico que rodea a todo ese mundo, Gordon ha hecho un gran trabajo. Sumerge al lector en la época, en las ciudades y en la realidad de ese momento. Como él mismo escribe al final del libro, para poder crear esta historia tuvo que realizar una basta investigación: sobre la cultura judía, la persa... incluso la cristiana, y así ha podido crear un libro coherente, verosímil a lo que fue ese momento y esos lugares.
Además, he hablado con gente, de diferentes edades, que pertenecen al mundo sanitario y que leyeron este libro: todos están de acuerdo en que se les “contagió” la vocación de Rob y empezaron a ver la medicina y la enfermería desde otro punto de vista. Yo, sin esa vocación, he aprendido mucho de la visión tan poco científica que tuvo la medicina hasta hace muy poco tiempo, sobre Historia y costumbres de la Edad Media.

Este libro forma parte de esa serie de libros con los que aprendes. Es literatura que enseña aunque no te des cuenta, es una literatura que te acerca diferentes puntos de vista, de culturas y de maneras de pensar; cosas que nunca hubieses conocido si no fuese por esta historia. Lleva tiempo leerla, porque es muy larga con muchos detalles y mucha información. Pero, teniendo la curiosidad y el tiempo necesarios, es un libro muy recomendable. Se lee bien, se va avanzando poco a poco en la histora, empatizas y conoces en profundidad a Rob y te involucras en su vida y en sus conocidos.

1 comentario:

  1. A mí me pilló cuando leí esto con la asignatura de Historia de la enfermería muy fresca, y disfruté como una enana viendo que todo eso que había estudiado y el ingrediente vocacional de la profesión lo había plasmado tan bien. Es un libro increíble, muy recomendable.

    ¡Besos!

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Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!