Contestación a “Retrato del reseñista adolescente”

Creo que estas alturas todos hemos leído el artículo “Retrato del reseñista adolescente”, publicado ayer por Ana Garralón en Letras Libres. Por si alguien aún no sabe de qué va, en ese artículo se critica la figura del booktuber, se intenta desprestigiar a quienes hacen vídeos de sus lecturas favoritas (o no favoritas) tachándolos poco más que de incultos y deja leer entre líneas que no son merecedores de disfrutar con la literatura.

No debería sentirme aludida por el artículo porque no habla de mí, ni nada parecido: no soy adolescente, no grabo vídeos, leo mucho y desde que soy muy pequeña, intento huir de la literatura juvenil (aunque las siguientes entradas vayan a ser las reseñas que me quedan de la trilogía Divergente), he estudiado Filología y por lo tanto tengo una formación importante en literatura y en mis reseñas quiero ir un poco más allá de exponer la sinopsis y si me ha gustado el libro o no. Pero veo estos vídeos, sigo a los booktubers y leo blogs sobre reseñas. Algunos de ellos son adolescentes, otros no. Y por eso creo que mi opinión tiene lugar en el debate que se ha se abrió ayer en twitter, pero los 140 caracteres no me llegan a nada.

Para empezar, creo que el artículo está mal enfocado: la perspectiva de esta señora no es capaz de diferenciar los tipos de críticas que se le pueden hacer a un libro. Según ella, solamente se puede analizar un libro desde el aspecto más formal, academicista, como si lo único importante en un libro fuese la cantidad de figuras retóricas que contiene, o “el flujo de conciencia, el monólogo interior, la prosa retórica” fuese lo único que nos interesa de un libro. O como si tuviésemos que leer un libro fijándonos únicamente en su ritmo, en su complejidad retórica y formal; como si leer un libro simplemente por disfrutar de la historia estuviese mal.

Pues no. La literatura puede ser un arte, puede ser una forma artística en la que pararnos para maravillarnos en su belleza y en su complejidad, pero también vale para disfrutar. Y más si es literatura juvenil y los lectores son adolescentes. No tiene nada de malo dejarse atrapar por una historia y que los criterios que se usen para elegir un libro frente a otro sea la posibilidad que de nos enganche y nos enamoremos de sus personajes; y no que sea una obra maestra solo en aspectos formales y retóricos. Y eso no significa que todos los libros que se lean sean cáscaras vacías sin ninguna clase de fondo o de elaboración retórica, ni que un libro complejo pueda tener una historia apasionante.

No hay nada de malo en buscar un entretenimiento en los libros.

Esto me lleva a decir que no hay una literatura mejor y otra peor. Y no hay lectores mejores y lectores peores. La literatura de los cánones, la literatura que se da en los institutos y universidades no es la literatura buena y elevada, y el resto de libros son un desperdicio de papel. Así como los lectores de literatura juvenil (sean adolescentes o adultos) no son peores lectores que aquellos sibaritas que solamente leen poesía del Siglo de Oro y desprecian todas las novedades editoriales. Un buen lector es aquel que disfruta de sus lecturas, y un mal lector es aquel que no lee. Sin más.

Y ojo, que alguien sea un lector habitual de libros juveniles no significa que sea incapaz de disfrutar de la literatura clásica y de los grandes títulos y autores. Yo me he enamorado de la poesía de Quevedo después de enamorarme de Harry Potter, y no he tenido ningún problema por eso. O aquella gente que elige leer solamente literatura juvenil o romántica no es porque sea tonta y no sea capaz de apreciar la literatura “compleja”.

Otra cosa que me espantó del artículo de Garralón es la diferencia que hace entre hablar de literatura y entretener (“cuentan sus recomendaciones en vídeos más o menos caseros, mientras entretienen y animan”). Me da miedo, me espanta la posibilidad de que una crítica de literatura infantil y juvenil separe la literatura de la diversión, como si fuesen dos cosas que tuviesen que estar separadas una de la otra.

¿Es así como quieren hacer campañas de fomento de la lectura? ¿Es así como vamos a enseñar a los chavales a leer un libro, a acercarse a la literatura? ¿Que lectura y diversión no pueden ir juntas? La literatura, como dije antes, es un medio de diversión tan válido como otro. Incluso me atrevo a decir que es mejor que otros (alcohol, drogas, etc.). Divertirse con la literatura debería ser tan natural como respirar. Buscar divertir con la literatura no debería ser, nunca, algo malo. Y ser capaz de hablar de literatura divirtiendo, buscando una amena de hablar de libros y de historias, es difícil y admirable.

Lo último que comentaré, aunque el artículo es una joya propia de alguien que, aunque está en contacto con la literatura juvenil, se nota que hace mucho que está desconectada de ese mundo, es sobre la homogeneidad de títulos. Garralón critica que parece que todos los booktubers hablan de los mismos títulos, escondidos tras la ilusión de ser diferentes y de leer libros que nadie más lee. A esto, solo me queda pensar en la tristeza que debe sentir alguien que solo lee libros que nadie más ha leído (además de la ruina del escritor y de la editorial): que no sabe lo valioso e importante que es compartir lo que te gusta, hablar con otra gente que ha sentido lo mismo que tú con un libro; y que no ha podido buscar el consuelo que necesita tras la muerte de un personaje en otro lector.

No me extiendo más porque creo que ya se sabe por dónde voy.

Solo repito que no hay una literatura mejor, ni una crítica mejor, ni lectores buenos y malos. Que la literatura tiene que estar ligada a la diversión y que, booktubers y bloggers, por favor, seguid leyendo, disfrutando y compartiendo :)

Fuente de la imagen