Las asignaturas que más aproveché de la carrera fueron las optativas. Y por suerte, tuve muchísimas y muy variadas. Escogía sobre todo las relacionadas con la literatura, y cuando me dieron la posibilidad de estudiar Introducción a métodos de investigación literaria me matriculé sin pensarlo.
Como bien dice el título de la asignatura, durante un cuatrimestre estudiamos por encima y pusimos en práctica algunos de los métodos de investigación literaria. Tocamos muchos textos e hicimos muchas cosas; entre ellas, salir a la biblioteca Rosalía de Castro y perdernos por su archivo histórico. Pero hubo uno de los trabajos que me dejó marcada:
La localización y elaboración de una bibliografía de un autor del Siglo de Oro.
En ese ejercicio teníamos que escoger a un autor de una larga lista que nos dio la profesora, y buscar y organizar toda la información que pudiésemos encontrar de él. Todos eran autores del Siglo de Oro apenas estudiados; se conoce más algún texto concreto que ellos mismos. La mayor parte de su obra se sabe que existe porque está catalogada en alguna biblioteca, porque otras están digitalizadas (me refiero a escaneadas sin más), otras aparecen porque se mencionan en bibliografías de la época o un poco posteriores. El 90% de las obras de los autores de la enorme lista que nos dio la profesora están abandonadas. Se sabe que existen, algunas están localizadas, pero casi ninguna está editada y distribuida desde el siglo XVII.
Yo escogí a Jerónimo Jiménez de Urrea. Como casi todos los escritores del Siglo de Oro cultivó todos los géneros. De todo lo que escribió, lo único que hay estudiado ahora mismo es la traducción que hizo de Orlando furioso. Tiene algún tratado y poemas, pero la que más me llamó la atención fue la novela Clarisel de las Flores. Es una novela de caballería en tono satírico. Por los pocos datos que hay, se intuye que fue una obra de éxito (se publicó de manera póstuma aunque no se descarta que en vida algunos allegados la conociesen): se hicieron bastantes reediciones. Las reseñas y comentarios que encontré del libro dicen que es fantástico, que es divertidísimo, que es inolvidable. Que es uno de los mejores libros de caballerías jamás escritos.
Pero ese libro no lo podemos leer en la actualidad. Está abandonado.
Como tantos otros.
Ahora, conectamos con el tema del que tanto se está hablando estos días: la tumba de Cervantes.
Desde hace mucho tiempo me estoy quejando de que Cervantes está acaparando el tiempo de los investigadores. Que parece que solamente él hizo el Siglo de Oro. Solo en la biblioteca de mi Facultad (no la universidad entera) aparecen más de 600 entradas buscando obras relacionadas con la palabra “Cervantes”. Cerca de 100 la llevan en el título. Tenemos el Instituto Cervantes, la Biblioteca Cervantes, casi todas las ciudades tienen su calle Cervantes, institutos, premios, revistas, librerías, etc. llevan su nombre. Como epíteto, del español se dice que es “la lengua de Cervantes”.
Y Clarisel, toda la lista que tenía mi profesora y muchos otros más, están abandonados en depósitos y almacenes.
El Siglo de Oro no se ha ganado su nombre por nada. El Siglo de Oro es un momento irrepetible en las letras hispánicas. Es el momento en que se podían juntar Góngora, Garcilaso de la Vega, Quevedo, Juan Boscán, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Cervantes, Lope de Vega y Calderón de la Barca en una taberna (con unas pocas concesiones*). Es casi todo el temario de Literatura de Bachillerato, concentrado en muy pocos años.
Y junto a ellos, tantos otros que quizás deberíamos recuperar. Que pueden ser mejores que Juan Boscán, que pueden ser mejores que Santa Teresa, incluso (lo dudo) mejores que Quevedo y mejores (no lo dudo) que Cervantes. Y esto no es una locura, recordemos que Góngora no entró en el canon hasta que la Generación del 27 se empeñó en reivindicarlo y todos aquellos que no eran capaces de ver más allá de Cervantes dijeron “ah, mira, pues sí que es bueno y no le estamos haciendo caso”.
Y no solamente me estoy refiriendo a sus obras canónicas: hay verdaderas maravillas en la correspondencia que mantenían entre ellos. Para ellos (y otros autores no tan conocidos), escribir cartas no era un medio de comunicación: era un reto. Se retaban entre ellos a ver quién era capaz de inventar el acertijo más ingenioso, quién era capaz de rimar con una métrica nueva (léase Cómo llegó el soneto a España), quién podía componer un poema con ciertas palabras o tema. Mucho de eso también está inédito, y solo sabemos que existe por menciones que se hacen en otras obras sí estudiadas.
Creo que se está perdiendo mucho tiempo en estudiar a Cervantes, cuando ese tiempo es necesario para encontrar y resucitar a muchos otros muy buenos autores y obras. Más de la mitad de la producción literaria del Siglo de Oro está sin editar. Góngora estaba sin editar a principios del siglo XX, algo que nos parece impensable ahora. De Cervantes ya lo sabemos todo. Ya tenemos todo el material que podemos necesitar para entenderlo y para apreciarlo. Y aunque a alguien no se lo parezca, me parece mucho más importante para seguir estudiando esta época y ahondar en otras obras y en otros autores que encontrar la tumba de Cervantes. O hacer un mapa detalladísimo con la ruta del Quijote. O hacer otro diccionario del Quijote. O hacer un estudio de la relación de Cervantes con la filosofía presocrática. O seguir haciendo trabajos universitarios sobre los refranes en el Quijote. O seguir cometiendo errores como las sardinas en lercha por no ser capaces de ver más allá del Quijote.
Pronto volvemos con la ciencia ficción. Siento el desvío.
Pronto volvemos con la ciencia ficción. Siento el desvío.
*No solamente me refiero a la rivalidad que tenían Góngora y Quevedo. También hay que tener en cuenta que el Siglo de Oro dura casi 200 años (1492-1681) y algunos de los autores que nombro no llegan a coincidir en vida.
**Tengo el trabajo guardado. Si alguien tiene interés en Jerónimo de Urrea se lo puedo pasar. Es muy tedioso de leer, pero puede resultar útil.
**Tengo el trabajo guardado. Si alguien tiene interés en Jerónimo de Urrea se lo puedo pasar. Es muy tedioso de leer, pero puede resultar útil.
Y puff de repente nos chocamos con la terrible realidad. Me parece vergonzoso todo esto que expones, pero ya se sabe en qué país vivimos y que aquí sólo se lleva el reconocimiento del gran público una minoría/lo peor.
ResponderEliminarEn fin, me has dejado con ganas de saber más de Clarisel de las Flores. A ver si en verdad es un texto satírico y divertido, porque yo al Quijote no logro verle la gracia…
Al Quijote yo tampoco le encuentro la gracia. Tengo miedo de que el Clarisel tenga el mismo tipo de humor y no se la encuentre tampoco, pero al estar escrito en verso por lo menos tendrá que ser ingenioso para hacer los juegos de palabras xD
EliminarMe parece increíble lo que cuentas e intuyo que a ti te duela mucho más siendo una persona que lo ha estudiado (a mi me pasa con la biología xDD).
ResponderEliminarPero puedo entender que te quemes, porque al final lo que pasará es que se perderá mucha historia cuando en realidad es que no hicimos nada por recuperarla.
Ojalá esta queja se repita y llegue a mucha gente. Sin duda alguna da que pensar.
¡Un besín!
La verdad es que lo que cuentas es bastante terrible, tantas obras perdidas, tantos autores olvidados... Me parece increíble.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo en que deberían invertir tiempo y recursos en recuperar todo eso en lugar de descubrir donde está la tumba de Cervantes (que no tengo nada contra su persona, pero me parece estúpido estar centrados en eso).
Un beso!
Sí que Cervantes es importante en la literatura española, pero es una pena para todos los demás autores. A saber qué tesoros hay escondidos.
ResponderEliminarAdemás, una asignatura muy interesante, ojalá nos puedas contar más sobre ella.
Si quereis leer la primera parte del Clarisel de las flores, en edición de J.M. Asensio. Esta es la dirección http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/consulta/registro.cmd?id=1019234
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