16 de enero de 2015

El libro que me cambió la vida

Cuando tenía 16 ó 17 años, en el instituto hicimos un club de lectura en la biblioteca. Algunos alumnos y profesores nos juntábamos fuera de horas de clase y hablábamos de los libros que nos íbamos recomendando y leyendo. De la mayor parte de ellos no me acuerdo, pero hubo uno que me marcó. Me marcó tanto que creo que me ha cambiado la vida.


Se titula 13'99 euros y lo escribió Frédéric Beigbeder, un publicista francés que puso el país patas arriba cuando lo publicó. El protagonista del libro es un publicista, hastiado de su trabajo y del mundo de la publicidad en general, que escribe un libro para que lo echen de su trabajo... y Beigbeder es un publicista al que echaron de su trabajo después de escribirlo. La polémica que provocó lo convirtió en un bestseller en el momento, y luego lo exportaron al resto de Europa, aunque no tuvo tanto éxito. Acabo de enterarme de que años después hicieron una película.
Octave, el protagonista del libro, cuenta parte del proceso de creación de una campaña publicitaria para una gran marca: desde las exigencias del cliente a las farras que se corren con la actriz que contratan para el anuncio y su estreno. Está hastiado del consumismo que rodea su vida y la de toda la gente a su alrededor, y como publicista, conoce de primera mano todas las manipulaciones que se introducen en los anuncios para generar necesidades, para mantener el sistema en pie. También conoce las miserias que el consumismo puede provocar.
Se supone que Octave es un tío de éxito: es creativo, tiene un coche grande, viste de marcas caras, está casado, tiene amigos con los que siempre irse de juerga... pero en realidad odia tanto su vida que está sumido en una espiral de autodestrucción. Concretamente, odia su trabajo. Y está decidido a que lo echen. Para ello, va a escribir un libro que exponga todas las maneras en las que la publicidad manipula a las personas: va a dejarlos con el culo al aire.

Cuando leí este libro, yo tenía 16 años. Estaba empezando bachillerato y tenía que empezar a pensar en qué estudiaría después. No tenía ni idea de qué: todas las carreras me parecían horribles. Sabía que yo no era de números, pero ninguna carrera de humanidades me parecía atractiva. Aún así, destacaban un ciclo de joyería, Diseño gráfico y Publicidad. Después de leer este libro, me parecía tan horrible el mundo de la Publicidad que me quedé sin ganas. Finalmente, entré en Hispánicas.
A los 16 años todos somos bastante radicales. Yo por lo menos lo era. Tenía unas ideas sobre el arte, la comercialización y el consumismo bastante extremas y me aferraba a ellas como si fuesen la única verdad. Con el tiempo fui viendo que no todo era blanco o negro, y que había que ceder en muchas ocasiones. Pero en aquel momento, 13'99 euros focalizó algunos de los problemas de la publicidad y las grandes marcas, y me reafirmó en algunas de estas ideas, además de darme a conocer un mundo que yo apenas podía intuir, y de la peor manera posible. Además, en el instituto teníamos otro grupo que nos reuníamos por las tardes, y en esa época montamos una exposición bastante polémica sobre los mensajes contradictorios de la publicidad.
Después de esto, le di la espalda a todo esto. Rechazaba todo lo que la publicidad mostraba y la manera en la que lo mostraba. Desde luego, no iba a estudiar una carrera que me llevase a ser tan mala persona. Entre el libro y otras pequeñas cosas, dejé de pensar en estudiar Publicidad. Dejé de investigar la carrera, cómo entrar y todo lo relacionado con ella. Me centré en los otros ciclos.


Ahora veo la publicidad de otra manera. Es un tema que me gusta, soy autodidacta y puedo decir que conozco el mundo y los métodos, por lo menos un poco. Voy haciendo cursos que me encuentro, muchos online. Tengo incluso una marca de cuya promoción me ocupo yo sola (y no considero que funcione mal).
Es un nivel de publicidad, unas estrategias y unos objetivos muy diferentes a lo que habla Beigbeder. Lo que Beigbeder no cuenta es que hay diferentes corrientes entre las que se puede elegir. Que no toda la publicidad es agresiva, que se puede hacer de una manera amable y no invasiva. Que publicidad no es sinónimo de manipulación (cosa que creía con 16 años) ni mentira.

Si hubiese sabido esto a los 16 años, si no me hubiese cruzado con ese libro, quizás ahora estaría en un lugar completamente diferente. Quizás no hubiese entrado en Hispánicas, si no en Publicidad. Estaría escribiendo algo completamente diferente. No estaría empleando mis mañanas en los cursos online que puedo encontrar, y que a estas alturas solamente repiten una y otra vez el mismo contenido. Quizás hubiese encontrado rápidamente mi camino en la publicidad, hubiese conocido pronto el inbound marketing y me hubiese fijado unos límites éticos/invasivos que no traspasaría nunca. Tendría claro que no querría trabajar para grandes marcas ni televisión, y probablemente tal y como están las cosas solo podría dedicarme (como ahora) a pequeñas cosas, a pequeño nivel, que permiten la personalización y la amabilidad en el mensaje. Estaría disfrutando como una enana con las redes sociales y la interacción con los seguidores.
Pero no. 13,99€ me mostró las miserias de la publicidad, de la arbitrariedad y prejuicios que hay a la hora de elegir un público objetivo, del desprecio al consumidor y de la falsedad del mensaje que se transmite. Una profesora de lengua castellana, unos meses después, me vendió Filología Hispánica y me metí en ella.

13'99 euros no es un gran libro. No tiene calidad literaria, más allá de la curiosidad del punto de vista desde el que se ofrece el mundo en el que se mueve. Está lleno de tópicos y de cambios de registros, que en ocasiones están justificados y en ocasiones no. Tiene un final literariamente desastroso, solo diseñado para que la gente hable de él, para que no haya una página en todo el libro que quede exenta de polémica.
Para meterse en el mundo de la publicidad por la literatura, disfruté mucho más de Annoyomics, de Risto Mejide. No cuenta lo mismo, pero lo hace en un tono gamberro y no provocativo (a pesar de que puede parecer que esa es la intención del libro). Además, los pasajes literarios están mejor compuestos e hilados. Es mucho mejor que 13'99 euros.
Pero no fue él quién llegó en el momento adecuado.


Cuando empecé a pensar en esta entrada pregunté si alguien tenía algún libro que le había cambiado la vida. Todo el mundo me respondió que no. Pero ahora me lee mucha más gente. ¿Algún libro os ha cambiado la vida? ¿Aunque sea un poco? ¿O pasan por nuestros ojos, nos gustan o no nos gustan y luego se van?

13'99 euros lo publicó Anagrama en el 2003 (ISBN 978-84-339-6951-4).

Imágenes promocionales de la película


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4 comentarios:

  1. No hace muchos años me regalaron en el instituto "La elegancia del erizo", de Muriel Barbery. Y lo amo. Hay gente que lo critica, pero a mí me cambió la perspectiva de ver las cosas de mi alrededor. Soy muy obsesiva con los mensajes que los libros intentan transmitir, aunque muchos de ellos no tengan, muchos tienen la simple finalidad de entretener. Puedo recordar el momento cuando lo acabé. Tenía los ojos húmedos. Cerré el libro y dejé un suspiro. Sentí el corazón cálido, supe que algo había cambiado.

    Las cosas más pequeñas son también las más hermosas. No todo es lo que parece. Qué cosas, algo que parece tan básico en la vida.

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  2. Yo más bien tengo documentales que me la han cambiado, y que me han hecho buscar en los libros esos temas que he "descubierto". Sobre la publicidad vi uno muy esclarecedor: El Siglo del Individualismo. Si te gustan los documentales, te lo recomiendo mucho.
    En cuanto al libro, me interesa muchísimo el tema, así que apuntado queda. Creo recordar que tengo algún otro sobre el tema de la publicidad y la manipulación de masas, ahora no caigo en el nombre.

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    1. Ahora que lo dices, de manipulación vi un documental que me dio mucho miedo: El juego de la muerte. Explora hasta dónde puede llegar la obediencia ciega de alguien si "la televisión" como ente (en forma de realizador, presentador, público en un programa) se lo ordena. Te deja con los pelos de punta.

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    2. Pues no conocía para nada el documental, tomo nota, parece ser de los que me gustan. ;D

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