La noche se truncó en áspera y feliz, en oscura y con destellos (yo creo que por las farolas). Charquitos de sangre salpicaban el suelo, unos ojos vidriosos miraban ya sin atención el paisaje urbano que había enfrente a ellos. Unos pasos de una caminante solitaria en una noche de jueves se alejaban en la oscuridad. De su manga todavía colgaba el filo metálico que había asestado el último golpe, que refulgía con cada farola avanzada. Una sonrisa de triunfo, una sonrisa de venganza se podía adivinar bajo la capucha que ocultaba el rostro. La pequeña figura sonreía porque esos ojos vidriosos no volverían a fijarse en su hombre, no volverían a hacerle sentir esos celos cegadores de hacía unos días…
Buenas tardes! A pesar de lo corto que es y lo que se me ha hecho (pues con lo que has dicho seguiría leyendo cada vez más) decir que he imaginado a la perfección el lugar por el que va esa persona, lo que lleva dentro de su manga y la sensación triste pero triunfante que se ha de sentir en una situación tal. Un saludo
ResponderEliminarStiass... qué blog. Ya sólo entrar y verlo todo rojo (¿la nostalgia es roja?), se me han puesto los pelos de punta, conque no veas ya con el relato... Como dice Milo, muy visual, es como ver un corte de un psychothriller y apagar rápidamente la tele.
ResponderEliminar¡Un (escalofriante) gusto leerte!
A medida que uno va leyendo va el rojo tornándose en sangre que impregna cada palabra hasta llevarnos a esa sonrisa satisfecha,que truncó la noche,de unos vidriosos ojos.
ResponderEliminarUna gran combinación de narración y color!
Un abrazo
Jodó!!!! Un poquito extremista con los celos la chiquilla, no?? jejejeje...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, porque en muy pocas palabras haces sentir muchas cosas y todo muy bien explicado.
Me alegro que no te hayas ido desencantada de mi nueva casita. ;)
Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.
Corto, pero intenso. Como siempre que vengo a leerte, me ha encantado ;)
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