Cuando empezamos a desarrollar qué clase de contenidos queríamos para La nave invisible, reservamos un espacio para lo que llamamos “otras narrativas”, porque somos conscientes de que, hoy en día, se cuentan historias de muchas más maneras que escribiéndolas y dándoles forma de libro.
Y aunque juego a videojuegos casi todos los días, normalmente los escojo sin historia: sandbox o plataformas, que es lo que mejor se me da y más me gusta. Pero hace unos meses me picó la curiosidad Life is strange. El primer capítulo estaba gratuito, así que lo descargué. Después de jugarlo, tuve que comprar los otros cuatro. Porque Life is strange no solo cuenta una historia, sino que lo hace maravillosamente bien.
Max acaba de regresar a Arcadia Bay, un pueblo pequeño y aislado en el que vivió hasta hace unos años, para estudiar fotografía en una prestigiosa escuela. Cuando en el baño un chico mata de un disparo a la que había sido su mejor amiga, descubre que puede volver atrás en el tiempo.
Max salva a Chloe y retoman su amistad. Pero en Arcadia Bay ocurren muchas más cosas. Una amiga de Chloe ha desaparecido, un club parecido a una fraternidad acosa a varias alumnas, el padastro de Chloe está convirtiendo el instituto en una cárcel vigilada... y Max no deja de tener visiones en las que un tornado destruye el pueblo.
Durante los primeros capítulos me pareció que el juego trataría sobre la amistad de dos chicas de instituto que intentan escapar del acoso de los populares, con la gracia de que podíamos rebobinar en el tiempo, pero pronto vi que había mucho más tras eso. A medida que avanzas en el juego vas descubriendo tramas pararelas más oscuras y complejas que una historia de instituto. En el desguace descubres un mundo de drogas y mentiras, varios de los personajes del juego nos muestran el abuso de poder, e incluso el pobre pescador que sale en dos escenas (además del tornado que se tragará, supones, el pueblo) nos habla de ecologismo.
También, durante las primeras horas de juego llegué a quejarme de que parecía una película donde, de vez en cuando, tenía que buscar cosas en una habitación o dirigir una conversación. Pero cuando maté a Frank sin querer y volví atrás en el tiempo para arreglar el error, y no tenía por qué hacerlo, me di cuenta de que era mucho más: no es una película o un libro donde la historia esté hecha: yo hago la historia. Yo decido por dónde se van las conversaciones, qué ocurre con mis compañeros de clase, qué clase de persona es Max. ¿Esquivo las acusaciones, insulto a mi interlocutor, destripo mis planes, le doy un disgusto al otro personaje?
Arcadia Bay es un mundo vivo, es un pueblo en el que cada objeto tiene su historia. Puedes interactuar con muchísimos objetos y personajes, y no sabes qué acciones determinarán el futuro. Caminar por las casas o por los pasillos del instituto te da la sensación de que la historia no gira a tu alrededor y se ha hecho para tu personaje: eres solo uno más, entre muchos. El mundo no gira a tu alrededor.
Los personajes son un punto fortísimo de la historia. Todos, hasta los que no tienen importancia en ninguna de las tramas (estoy pensando en Brooke o en el jardinero) tienen su personalidad y su historia. Todos los personajes tienen personalidad, y aunque algunos sean parecidos físicamente, los reconocemos por sus palabras. Sinceramente, no recuerdo la cara de Nathan ni qué ropa lleva, pero sé quién es, qué estudia y por qué lo odio tanto.
Quizás por tener tantos personajes tan complejos, Life is strange te arrastra dentro de la historia. Primero hace que te acomodes. Juega contigo: busca cinco botellas, encuentra el disco que te pide Chloe. Y una vez estás acomodado te traiciona y empiezan las decisiones difíciles, hasta que el juego se aleja completamente del mundo del instituto y ya no puedes escapar.
Las decisiones se hacen difíciles porque, como entiendes y conoces tan bien a los personajes, sabes que no hay blancos y negros, sino una gama enorme de grises. Hasta la revelación del quinto episodio no hay buenos ni malos, solo intereses encontrados y quizás, algún personaje más egoísta que otro. Además, pronto aprendes que aunque Max tenga la mejor intención, volver al pasado y cambiar la historia puede tener consecuencias catastróficas. Lo que hará que tengas que volver atrás, intentando con desesperación arreglarlo, sin saber si lo estás estropeando aún más. Una de estas decisiones fue la primera que me hizo gritar de horror con un videojuego. La última de todas, donde el mundo está tan destrozado que ya no puedes tomar una decisión buena, llorar.
Es que, como decía antes, Life is strange tiene la extraña cualidad de meternos dentro de la historia, de involucrarnos. Por vacaciones tuve que dejarlo durante unas semanas, y al retomarlo tenía miedo de haber perdido esa conexión con el juego: a los diez minutos tenía la piel de gallina.
Y con este juego me está pasando algo que hace tiempo que no me pasa con un libro: estoy en duelo. No quiero separarme de Max y Chloe. Por eso busqué la banda sonora en spotify, por estoy buscando qué final desencadena tomar otra decisión y por eso estoy escribiendo esta reseña.
Dontnod, os odio y os amo.
Life is strange es un videojuego que se compone de cinco capítulos. El primero está gratuito en Steam. Por si alguien se atreve a probar solo uno.
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Aquí uno que lo tiene pendiente y que quiere que pase esta semana para tener tiempo (aún más por tu culpa ahora mismo) y ponerme a jugarlo, ya que todavía no ha bajado de precio mi querido Tomb Raider y este cuesta bastante menos. Un abrazo^^
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