En la Universidad Cromática estamos teniendo bastante actividad. Hacemos ciclos de cine, algunos conciertos, estamos poniendo en marcha la biblioteca-intercambio... y tenemos el club de lectura. Este pasado sábado lo dedicamos a la novela de Clarice Lispector, La hora de la estrella.
Sinopsis
“Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo por mi desesperación y mi cansancio, ya no soporto la rutina de ser yo, y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días. Pero estoy preparado para salir con discreción por la puerta trasera. He experimentado casi todo, aun la pasión y su desesperanza. Ahora sólo querría tener lo que hubiera sido y no fui”. Así se inicia la novela, que nos presenta a una voz narradora, perteneciente a un escritor que TIENE que contar una historia aunque todavía no sepa cuál es. Y nos cuenta la historia de Macabea, una chica anónima, insignificante, mugrienta, ignorante y sin ninguna clase de voluntad, que vive una vida más que mediocre en Rio de Janeiro. Y así conocemos a Macabea, en su pobreza económica y espiritual, mientras la voz narrativa nos va contando sus pensamientos o experiencias mientras va escribiendo su historia.
Valoración
No sé si llegaría a llamarle novela a este libro, porque es tan corto que me recordó a las nouvelle que leímos este curso en Literatura Francesa. En mi versión en pdf, la historia ocupaba apenas 50 páginas.
A pesar de eso, hay muchas cosas en este libro. No es una historia común, sino que, personalmente, se me fue reinventando poco a poco. Al empezar la voz narrativa la asocié a la propia Clarice Lispector, aunque luego vi que era una voz masculina, lo que me hizo replantearme todo. Luego, cuando empieza a hablar sobre Macabea parece que va a contar una historia con la que acabará confluyendo, pero así como avanzan las páginas fui viendo que no... que Macabea no es real. Y que lo que estaba leyendo era su nacimiento como personaje, del impulso casi visceral de la voz narrativa de crearla.
Las descripciones y la creación de los personajes es brutal. Clarice Lispector va trazando la vida y la rutina de Macabea con un lenguaje poético pero preciso, aparentemente simple pero profundamente poético. Hay frases y párrafos preciosos. Pero no por eso se transmite con menos precisión o claridad. Las imágenes son preciosas, las relaciones de conceptos también lo son, que complementan pero a la vez se contraponen a lo que es Macabea, su rutina, su falta de conciencia y voluntad.
Porque el personaje y la historia no es agradable. Macabea es un personaje insignificante, ignorante, anónimo... tanto que no se ve a sí misma como una persona plena. Sabe que es un humana, tiene su trabajo y tiene un cuarto que comparte con más gente. Pero la inteligencia, la esperanza, la voluntad y la alegría no son para ella, porque nunca nadie le ha demostrado o le han dicho que sean para ella. Se limita a existir, a seguir su rutina día a día sin plantearse nada más. Conoce a un hombre, miserable, ignorante, que por costumbre llama su novio y que por costumbre espera que le pida matrimonio.
No pretende ser, sin embargo, un libro feísta. En ningún momento se intenta buscar la belleza en la mugre o en el hambre de Macabea. Simplemente es. A veces parece que la voz narrativa la desprecia y otras veces dice que la ama. No se hacen más juicios sobre ella. No quiere transmitir nada más que su historia, solamente necesita crear el personaje y darle vida en las páginas, no quiere transmitir esperanza o desesperanza, no hay enseñanzas en el relato. Macabea es, y nada más.
Es un libro muy diferente a todos lo que he leído, sobre todo por la capacidad de ir reinventándose a cada poco, y por la precisión pero manera poética que tiene para describir y para formar los personajes. Fue mi primer contacto con Clarice Lispector, pero si tiene más novelas así, no será la última.
Nota
8 de 10
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