Ya de vuelta a casa del Celsius. No recuperada porque aún me quedan unas cuantas horas para poder hablar con mi voz y cansada a pesar de dormir por primera vez desde el miércoles más de 5 horas (tuvimos un día de locos en la protectora de animales), pero todavía con la sonrisa en la cara y la gente a la que conocí en Avilés mandándome solicitudes a Facebook.
“Este Celsius ha sido muy grande”, dicen todos los años todo el mundo que va. A esta edición he ido yo, y lo confirmo: ha sido tremendo. Han sido cuatro días intensos de charlas de primer nivel, de encuentros con toda clase de autores, de firmas y de cenas compartiendo terraza con los autores por los que cogiste el coche o el autobús (en casos de gente que conozco) durante unas 12 horas.
El Celsius arrancó el miércoles por la mañana a la vez que yo entraba en el aeropuerto de Valencia. Me incorporé tras la pausa para comer, después de la presentación de la antología Visiones de este año. Y de ahí, fue un no parar hasta el sábado cuando ya empezaba a hacer frío, después de escuchar a David Mitchell leernos un cuento con un aplomo y una voz hechos para recitar.
Han pasado muchas cosas estos cuatro días. En el terreno literario, hemos visto bromear a Joe Abercrombie, asistido a la primera mesa redonda sobre mujeres y ciencia ficción compuesta únicamente de mujeres, conocido de cerca a Robert Shearman, conocido la obra de la escritora Cristina Fernández Cubas, jaleado a Pablo Bueno mientras subía a presentar su segunda novela, e incluso asistido a presentaciones de libros infantiles. Y es que en este Celsius hubo para todos. Incluso para los que prefieren estar en el bar a sentarse en un auditorio, porque Roberto Alhambra presentó su libro (o lo intentó) en el bar Lord Byron, rodeados de cervezas.
En el Celsius se han mezclado la ciencia ficción, el terror y la fantasía para todas las edades. Hubo presentaciones de libros infantiles (asistí a la de Los secretos de la bruja llamada Cornelia, de Raquel Míguez), de libros juveniles (Leonardo Patrignani tuvo su hora para presentar su Multiverso) y mucho tiempo dedicado a los adultos. La ciencia ficción de Ian McDonald y Richard Morgan nos tuvo horas enteras sentados dentro del auditorio y la fantasía de Abercrombie y David Mitchell otras más. Eso, sin desmerecer la cantidad de autores nacionales que pasaron por la carpa y por el auditorio, que fueron llenando sin parar a cada veinte minutos en la primera y cada media hora en el segundo todos los asientos disponibles. Escuchando a Claire North, en ambas ocasiones había hasta gente sentada en el suelo.
Algo que tenía miedo de escuchar, y que al final ni se nombró, fueron las ausencias. Dos grandes escritores confirmados a lo largo del año no pudieron venir, y no se les echó de menos. Michael Moorcock y Paolo Bacigalupi fueron perfectamente suplidos por todos los confirmados. Además, ¿cuándo íbamos a verlos? ¿Ponemos a Morgan en la carpa mientras Morcook llena el auditorio? ¿Al revés? El Celsius fue muy grande por sí mismo, y aunque nadie negará que nos hubiera gustado conocerles, no fueron imprescindibles. El resto del cartel lo valía por sí mismo.
Tras terminar la presentación con Abercrombie, se anunció que ya tenían cuatro autores confirmados para el próximo año. Diego, el intérprete, nos dejó adivinar que el propio Abercrombie sería uno de ellos (le gusta tanto Avilés y está tan cómodo que si un año no quieren invitarle vendrá por su cuenta -como ocurrió con Ian Whates este año). Tras la charla con Kevin J Anderson se proyectó un vídeo en el que Anne Leckie se autoconfirmaba para 2017. En la improvisada entrega de premios de Kelvin se anunció que el tercer nombre sería Joe Hill. El cuarto se anunció durante el ultimísimo acto del Celsius, que terminó a las 4 de la mañana y supongo que por eso no trascendió a twitter. Me dicen por pinganillo que es David Mitchell, pero la organización lo desmiente en Twitter y dice que lo recordará a lo largo de hoy o mañana. Edito: el cuarto nombre es Mike Carey.
— Pablo Bueno (@PabBueno) 22 de julio de 2016
Pero no es todo perfecto. Hubo algunas cosas que pensamos que serían mejorables. Por ejemplo, después de cuatro días de presentaciones de libros nos dimos cuenta de que nos hubiesen gustado más mesas redondas y debates, y no tantos autores hablando únicamente de su obra (que alguno lo hizo incluso cuando no se estaba hablando de eso). Y ya que sale el nombre de Francesca Haig, parece que la presentación de su trilogía nos chirrió a muchos, porque ya que hay que ser valiente o caradura para estar en un sitio como el Celsius y admitir que escribiste una trilogía de ciencia ficción sin ser lectora del género. También hubo otros autores no relacionados con el género, pero levantaron tanta expectativa mediática que las protestas quedaron disimuladas.
Foto de Familia Books and Beers @RobertoAlhambra @CafeLordByron #Celsius2016 pic.twitter.com/sRQC7NqjCr— Fito Garcia (@FitoGarcia2) 22 de julio de 2016
En el terreno personal también ha sido inmejorable. Para ser una introvertida que en Castellón no tiene a nadie con quien hablar de literatura estuve espectacularmente acompañada todo el rato. Desde Uve, mi compañera de habitación, hasta el breve saludo que le pude dar a Manuel de los Reyes y Pilar Ramírez Tello o Sergi Viciana y Susana Vallejo. He estado rodeada de gente en todo momento, y siempre de gente con la que quería estar. No ha habido un momento aburrido ni un día que dejase de presentarme ante alguien, por lo que la lista de desvirtualizados y nombres nuevos es largísima. Como era casi nueva en estos lugares (la MirCon de 2014 me dio unas pequeñas tablas) reencuentros hubo pocos, pero tampoco me voy a quejar.
Del Celsius me llevo mucha gente, muchísima. Y especialmente me llevo un pequeño grupo que, sospecho, os vamos a dar la tabarra con este tema durante todo el año. Id siguiendo a @Bandinnelli, @Isa-Janis, @Uve__, @Marbadenlee, @Izoldaval y @mangrii para ir ahorrando tiempo cuando nos pongamos en marcha.
— Laura Huelin (@CanalNost) 23 de julio de 2016
Nos he autoproclamado el futuro de la blogosfera y la prensa cultural. Me dejé llevar por el furor de la pizza. pic.twitter.com/wJiDXbvy3f— Laura Huelin (@CanalNost) 22 de julio de 2016
La gente suele decir que lo mejor del Celsius es la gente, pero me parece un poco reduccionista. La parte literaria es muy potente, y aunque es muy raro encontrar a alguien mal acompañado, tiene muchas cosas más. Lo mejor del Celsius es el ambiente cómodo e íntimo de Avilés, del que nos apropiamos unos cuantos días. Y que nunca haya tiempo para aburrirse. Y la comida; el tener que dividir un cachopo entre tres o dos raciones de croquetas entre cinco. Y la gente que te saluda, o la gente que te mira como sospechando porque le suenas de twitter. Y las risas y el salseo. Y que Diego lleve tres días en las presentaciones trabajando y siga escuchando con una sonrisa. Y cruzarte con Cristina Macía y poder hablar con ella porque no parece que le molestes. Y estar cenando y que entren Abercrombie, Morgan, Whates y McDonald en el local. Y estar en una terraza después de cenar y que vuelva a entrar Abercrombie. Y que te toque un Luna que Nova estaba sorteando por allí. Y crearse expectativas con las mesas redondas adivinando qué postura tendrá cada participante.
Lo mejor del Celsius es todo.
Abercrombie y North, los primeros nativos con los que he hablado por primera vez en serio... #feliz pic.twitter.com/vDau5eORlk— Laura Huelin (@CanalNost) 23 de julio de 2016
— Pablo Bueno (@PabBueno) 21 de julio de 2016
Como veis, las quejas son pocas. La organización ha hecho un trabajo de 10, han dado todo lo que podían y aún seguirán cansados durante unos días porque los veíamos no parar de ir de un lado a otro, atentos a todo; para que podamos disfrutar de un festival así.
Todos los comentarios por redes destacaban que este ha sido el mejor Celsius 232 hasta la fecha. Ha sido mi primer Celsius, pero desde luego, no el último.
PD: Para una crónica charla a charla, buscad en mi twitter con el hashtag #celsius2016, estuve retransmitiendo en directo ;)