Mi compañero de piso es un vampiro, de Jenna Levine

Me gusta cuando un libro da lo que promete. Y Mi compañero de piso es un vampiro, de Jenna Levine, me prometía una novela romántica contemporánea, con un vampiro, una situación de convivencia forzada y un final feliz. Y cumplió con todo eso.

La cubierta de la edición en español (aunque la ilustración es igual en todas las ediciones): una ilustración de la fachada de un edificio. Aparecen destacadas dos ventanas: la de la izquierda está de noche, con un vampiro durmiendo colgado por los pies. La de la derecha es de día, en tonos rosas, y muestra una chica joven despierta.

Cassie es un desastre. Tiene más de 30 años, dos trabajos precarios y la echan del piso en el que vive porque no puede pagar el alquiler. Buscando un piso nuevo al que mudarse, encuentra una oferta demasiado buena para ser verdad: alquien alquila una habitación en su casa, muy barata, grande, muy bien situada, y aparentemente, son todo facilidades.
Su nuevo compañero de piso es Frederick, un hombre un poco excéntrico: habla como en los Bridgerton, va vestido con trajes anticuados (aunque le quedan muy bien) y una de las pocas normas que le pone cuando se muda con él que, bajo ningún concepto, le despierte durante el día.

Y con estos dos personajes conviviendo en una casa decorada con un gusto bastante cuestionable, Jenna Levine levanta una novela romántica. Con vampiros, con arte, con café, con bolsas de sangre y con dos personajes que, cada uno a su manera, están aprendiendo a manejarse en el siglo XXI.

La novela tiene todo lo que le podría pedir: dos personajes carismáticos que encajan desde el primer momento, un romance lento, que se va desarrollando a su tiempo mientras deseas que de una vez se declaren el uno al otro; momentos ligeros, momentos con el ambiente un poco más tenso y un elenco de secundarios con agencia propia. Cada uno de los protagonistas tiene sus tramas secundarias; y la de Cassie, una artista que todavía no tiene reconocimiento, me ha gustado un montón. Ojalá nos hubiera contado más cosas de Frederick, como qué hacía por las noches antes de llegar Cassie, cómo llegó a esa casa, o más de su relación con Reginald. Pero con lo que la novela sí incluye es más que suficiente para cogerle cariño y desear que le salga todo bien.

La novela se lee muy rápido. Jenna Levine consigue escribir un libro que no podemos dejar de leer, creo, por dos motivos fundamentales: primero, lo bien escrito que está, a nivel estilo y gramática. Es de estos libros que vas leyendo y ni te das cuenta de que estás pasando páginas, de lo sencillo que es todo (lo difícil que es conseguir esto). Y el otro motivo es la trama: desde el primer capítulo de Cassie buscando piso hasta el epílogo, es difícil encontrar un punto para parar un rato y dejarlo para más tarde. Siempre vamos a querer más.
Solo un capítulo más.
Pero cada capítulo empieza con una carta, o una conversación en mensajes de texto, o una nota manuscrita.
Así que lees la nota.
Y luego ya que estamos el resto del capítulo.
Pero el siguiente empieza con una carta.
Así que cuando te das cuenta han pasado cuatro horas y no has podido despegar los ojos de las páginas.

La única pega que le puedo poner al libro es la resolución del conflicto final. Me ha parecido una solución anticlimática, demasiado sencilla para el problema que se había planteado. Me pareció que la autora creaba un problema que merecía unas escenas finales más arriesgadas y potentes. Pero si dejamos mis expectativas personales a un lado, en realidad la solución final venía anticipada de muchas páginas atrás y es un buen cierre para la historia. A pesar de esto, no me desmerecieron todas las páginas previas y las semanas de convivencia entre los dos tórtolos.

Así que si estáis buscando un libro cuco, cómodo, con unos personajes memorables, con grandes escenas que están entre el cursi y el cringe, que no vais a poder dejar de leer, recomiendo encarecidamente Mi compañero de piso es un vampiro.
Cuando os encontréis con Frederick dadle saludos de mi parte; decidle que le echo de menos.

Mi compañero de piso es un vampiro de Jenna Levine está editado en España por Contraluz y traducido por Noemí Jiménez Furquet, aunque yo he leído la versión original en inglés.

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