Moon of the crusted snow, de Waubgeshig Rice

Cubierta del libro. Muestra un paisaje completamente nevado, y en la parte interior, un coche medio enterrado en la nieve.

Se acerca el invierno y Evan caza una de las últimas grandes piezas antes de que la nieve y el frío hagan imposible alejarse del pueblo durante unos meses.
Lo que Evan no sabía cuando cazó ese último alce es que iban a necesitar esa carne más que ningún otro invierno. Porque pronto se irá la electricidad, se cortarán las comunicaciones con el resto de Canadá y él y el resto de sus vecinos, los anishinaabe, uno de los pueblos de las Primeras Naciones, perderán el contacto con el mundo que queda al sur de ellos. Y al norte solo hay nieve y hielo.

Moon of the crusted snow fue uno de los pocos libros que disfruté de verdad en 2024. Uno de los pocos que me parecieron lo suficientemente interesantes y que consiguieron mantenerme alerta durante todas las páginas, y por lo tanto, uno de los pocos que conseguí terminar.
La descripción del libro es ambigua: aunque no se puede dudar de que sea ciencia ficción, su cercanía con la realidad y la falta de elementos abiertamente fantásticos (o no) han conseguido que gente que dice que no lee ciencia ficción lo disfrute también. Creo que está anunciada como una distopía, aunque personalmente creo que es más el inicio de un apocalipsis. Tiene algunos elementos distópicos, pero si hay algo que hace que se mueva la trama es el fin del mundo tal y como sus personajes lo conocen: no solamente dejan de tener electricidad, sino que todas las comunicaciones y toda la electrónica con la que contaban para tener contacto con el resto del mundo dejan de funcionar. Tienen un generador que les dejará tener su propia energía, pero para poco más que bombillas les funciona. Y solo durará mientras tenga combustible.
También se anuncia como thriller, aunque yo iría un paso más allá y diría que se adentra en el terror: toda la novela nos mete dentro de un ambiente opresivo, donde todo va a peor, con unos personajes cada vez más tensos, y una nieve que no deja de acumularse, lenta pero imparablemente. Evan y su familia, y sus vecinos, van a tener que enfrentarse a algo más que al invierno: con la nieve, el frío y la falta de recursos al sur, empezarán a aparecer elementos en su pueblo que serán tanto o más amenazantes que las temperaturas bajo cero.
Esta tensión constante y la situación que no deja de ir a peor mientras la nieve sigue cayendo es parte de lo que me tuvo pegada a sus páginas hasta el final. La decadencia de los personajes sería terrorífica en condiciones más amables: adentrándose en un invierno ártico es garantía de empezar a acumular cadáveres en los garajes.

La otra parte más interesante del libro fue la oportunidad que me dio de conocer a los anishinaabe a través de un narrador en primera persona. La nieve y el frío me son ajenos, y nunca había leído una historia que tuviese como protagonistas  a un pueblo de las Primeras Naciones. Más allá del terror, nos permite ver dentro de sus rutinas, dentro de sus casas y su cultura. Y también, cómo ha ido cambiando en contacto con el resto de la población de Canadá. No tenía más que prejuicios antes de empezar esta novela, y acabé descubriendo un montón de cosas interesantes, como que no se supone que ellos tengan que vivir tan al norte, sino que hace un par de generaciones fueron desplazados forzosamente. Es decir: la nieve es su medio, pero no tanto, no tan al norte, no inviernos tan crudos.

Waubgeshig Rice logra crear una gran frustración en el lector: las cosas no tienen que salir tan mal. Son un pueblo que sabe ser independiente y que sabe sobrevivir a la nieve y al frío. No necesitan casi ninguno de los recursos de los que viven al sur, están acostumbrados a pasar el invierno incomunicados. Pero la estupidez de algunos de los personajes, la avaricia de otros y ciertos elementos ajenos a las Primeras Naciones que aparecen entre ellos van a estropearlo todo. 

Hay pocas respuestas en Moon of the crusted snow. No es un libro para quien quiera una historia de desastres, bien atada y predecible y con un final feliz y redondo. Aunque sí se ofrecen algunas, si se está dispuesto a escarbar entre la nieve.
Moon of the crusted snow es una historia sobre el fin del mundo, tanto el de las generaciones pasadas como el de las del presente; una historia sobre continuos finales del mundo para sus protagonistas. Una historia de terror a varios niveles, light para quien esté acostumbrado a los sustos; hardcore para quienes estamos menos acostumbrados a la tensión. Moon of the crusted snow es una historia para quien quiera enfrentarse a los elementos y adentrarse en una cultura muy diferente a la nuestra.
 
Esta novela no está traducida a español. Tiene una continuación, Moon of the turning leaves, que no he leído todavía.

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