Mi hermana, asesina en serie, de Oyinke Braithwaite
Korede es la mayor de dos hermanas. Desde pequeña
siempre ha protegido a Ayoola, así que cuando su hermana la llama y le
dice que ha matado a un hombre su instinto es ir a ayudarla a deshacerse
del cadáver.
Decía en una entrevista
Oyinkan Braithwaite, la autora, que no sabía qué iba a pasar
en el libro cuando empezó a escribirlo, pero que ella quería contar la
historia de una mujer que mata a hombres y quería explorar la
relación entre dos personajes mujeres. Y eso, a grandes rasgos, es lo
que es esta historia. Pero si entramos en los detalles, es muchísimo
más.
Mi
hermana, asesina en serie es una novela muy breve, compuesta de
capítulos minúsculos que van formando un collage de la relación entre
Korede y Ayoola. La historia parte cuando Ayoola mata a un hombre (otro)
y Korede le ayuda a limpiar la casa y hacer desaparecer el cuerpo, pero
encontraremos también otros momentos de la vida de las dos hermanas,
como flashbacks, que nos ayudarán a entender cómo crecieron y de dónde
vienen las dos. Los capítulos son muy breves (el primero no llega a las 30
palabras) pero todos colaboran en el avance de la historia, y a base de estos pequeños momentos, en dos líneas temporales diferentes, vamos conociendo la vida y las motivaciones de las dos hermanas.
A pesar de los asesinatos, este
libro no es una investigación policial ni la historia de una asesina que escapa impune. Tampoco es una historia gore que se recree en los muertos
(aunque Femi, el primero, ni es realmente el primero ni será el último). Es un
libro sobre dos hermanas, que dependen la una de la otra a pesar de lo
diferente que les ha tratado la vida.
Me
han gustado muchas cosas del libro, como lo directo que es: no tiene
relleno, no tiene ningún momento menos importante que el otro. Me han
gustado los personajes y cómo cada uno va evolucionando a través de la
historia, a pesar el poco espacio que tienen. Me ha gustado cómo habla
de Lagos, lo escasas pero precisas descripciones de la vida y de la
rutina dentro de esa ciudad.
Pero
sobre todo, me ha gustado que, sin hablar directamente del machismo,
toda la vida de las dos hermanas están condicionadas por él. Y no
podrían ser quienes son sin él. Desde sus trabajos, sus perspectivas de
futuro, su infancia y su relación con el resto de personas de fuera de
su familia.
Korede no es atractiva, así que ha estudiado y tiene un
trabajo con el que se mantiene. Es muy buena en lo suyo, y aún así es
invisible para los hombres e insuficiente para su madre, ya que no
consigue casarse. Es la mejor enfermera del hospital, es inteligente,
educada, atenta y empática, pero no importa porque no es atractiva.
En
cambio, Ayoola es guapísima. Y la hermana pequeña. Siempre se lo han
dado todo hecho y siempre ha tenido a hombres haciéndole regalos y prestándole atención. Es
buena en su trabajo: es influencer de moda. Su madre no le da
responsabilidades. Es impulsiva, irresponsable y a ratos, interesada y caprichosa. La policía no la interroga e intenta ligar con ella.
Se casará y tendrá una vida respetable en el momento que ella quiera.
Eso si deja de matar a sus parejas, claro.
A
Korede (la narradora) nunca se le ocurre lo injusto que es que la
sociedad las trate de maneras tan diferentes a las dos. Korede nunca se
plantea la raíz de la violencia de su padre contra su madre. Korede no se queja de que en su hospital las enfermeras son mujeres y los médicos
son hombres. Y sin embargo, el machismo está ahí: condicionando sus vidas, sus
empleos, sus amistades y sus relaciones. También la que tienen entre
ellas.
Mi
hermana, asesina en serie, va de cara con su título: el libro va de que
la hermana de la narradora es una asesina en serie. Pero también es
muchas cosas más. Yo he disfrutado cada una de las páginas y me quedé
con ganas de volver a leer algunos de sus capítulos.
No es lo que suelo leer, pero me alegro de haberme alejado de los títulos de siempre.
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