Mis 10 relatos favoritos de 2024

Foto de un bar de estación de servicio americana por la noche. Aparece el salón vacío, con sofás en vez de sillas y los menús en papel encima de las mesas; pero no hay nadie.
 
Durante 2024 leí muy pocos libros. No tuve capacidad de concentración para meterme en una historia y las abandonaba al poco, y tampoco tenía la energía y la curiosidad de buscar novelas que se ajustasen a lo que quería leer. Goodreads dice que durante 2024 marqué 11 libros como terminados; yo creo que me quedo corta si digo que la mitad los abandoné a medias y están marcados así para sacarlos de la pila de pendientes.
En cambio, leí muchísimos relatos. No solo porque buscaba relatos que podíamos traducir y publicar en La revista de La Nave Invisible, también porque el formato corto y la falta de compromiso a medio o largo plazo me ayudaba a no dejar las historias a medias. Los relatos no pueden perder tiempo en construir unos personajes y en situar una historia: tienen que enganchar al momento a quien lo está leyendo. En un par de párrafos tienes que ubicarte y meterte en la historia. A mis ánimos bajo cero y a mi estrés constante esto le vino muy bien.
No llevé la cuenta de los relatos que leía, pero fueron muchos. Hacia finales de año, me dije que por qué no intentaba recordar y compartía los que más me habían gustado. No ha sido fácil reducir esta lista a solo 10 de ellos, pero la hice para un hilo de Bluesky y no podía eternizarme.
Ahora la convierto en entrada de blog porque quiero que estas recomendaciones se mantengan en el tiempo.
A mí me han gustado un montón. Espero que a vosotros también.

1.How to raise a Kraken in your bathtub, de P. Djèli Clark. (2024, Uncanny Magazine)
No debería ser una sorpresa que este relato estuviese en la lista porque fue uno de los nominados a los Premios Hugo de este año (no lo ganó). En este relato tan steampunk, un señorito inglés emprendedor decide criar, como dice el título, un kraken en su bañera. Y sale mal. Es un relato bastante largo, donde pasan tantas cosas y hay tantos personajes que tiene sabor a novela corta. Alrededor de este kraken y del secreto que guarda este hombre, se mueven muchos más personajes: su mujer, harta de que su marido no cuente con ella, los amigos del señorito, que no le apoyan pero tienen que ayudarle cuando las cosas se ponen feas, y el mismísimo Capitán Nemo.
Djèli Clark consigue crear un mundo vivo, entrelazar la Historia con la historia, hacer crítica social y política y además, escribir un relato divertido y gracioso. Son muchas palabras para un relato; son pocas para todo lo que ocurre.
Vino al Festival 42 este año, y tuve la oportunidad de hacerle una pregunta sobre este relato. Dijo algo que yo no me atreví a comentar antes: a pesar de lo odioso que es el personaje principal, en ciertos momentos no puedes dejar de sentir pena por todas las desgracias que le pasan (que se las ha buscado él).

2.He leaps for the starts, he leaps for the stars, de Grace Chan (2021, Clarkesworld Magazine)
En este relato hay muchos menos personajes: los protagonistas son un ídolo de kpop y una fan que ha ganado en un sorteo pasar todo un día con él. Pero esta visita tiene que ser virtual, porque Yennie vive y ensaya solo, encerrado, en uno de los satélites de Saturno.
Me gusta mucho de este relato que no deja de ser una crítica social brutal. Pero como tiene de tema principal algo que solo conocen, disfrutan y que se dirige a mujeres jóvenes como es la música pop surcoreana, se pasa por alto.
En los últimos años la industria del kpop ha terminado por explotar y, si la buscas, está en todas partes. Y es paradójico, porque es una parte del entretenimiento, de la cultura y el arte, que se celebra y se apoya de manera masiva, pero tiene una explotación ultracapitalista y extractiva que no se esconde. Sabemos (incluso las personas que no escuchamos esa música ni seguimos a ningún grupo) que es una industria brutal, donde todo es de una apariencia calculada, donde está monetizado y pensado hasta el último detalle; que es una explotación abierta, por un lado, de los artistas, y del otro, de las fans. Y sabiendo todo esto, se sigue con devoción y se consume con ansia todo lo que produce, presumiendo que es natural.
Grace Chan visibiliza esa denuncia: los ídolos de kpop son un producto de mercado, no personas. Las fans lo saben, pero pueden suspender la credibilidad un rato para disfrutar de ellos. Y con estos elementos, consigue crear un relato sorprendente, perfectamente escrito, que, a la vez, hace una denuncia social muy necesaria y muy lúcida.

3.I'm alive, I love you, I'll see you in Reno, de Vylar Kaftan (2010, Lightspeed Magazine)
No sé ni por dónde empezar con este relato. Es un texto que consigue mezclar de manera orgánica teorías físicas sobre el tiempo, el espacio y los viajes espaciales, con un lirismo precioso; cosas que solo puede hacer la ciencia ficción.
Este relato es una carta de amor. Una carta muy larga. Sobre dos personajes que están destinados a no estar juntos, y que aún así desafían a las reglas del tiempo y a su propia mortalidad para encontrar el momento en el que volverán a verse.
Me gusta tantísimo, me parece tan bello, tiene un estilo y un ritmo tan perfectos que he vuelto a leerlo más de una vez.

4.The world ends in salty fingers and sugared lips, de Jen Reese (2020, Uncanny Magazine)
Me gusta la experimentación formal. Me gustan muchos tipos de relatos, pero los que consiguen tener formas diferentes y a través de ellas contar una historia se van siempre a mi lista de favoritos.
Y eso es lo que hace este relato tan breve: a través de su forma, de su ciclo de repeticiones, de sus detalles que van cambiando en cada una de ellas, conforma una historia sobre el fin del mundo, o sobre cómo aprender a desear que el mundo no se acabe.
Cómo no me iba a enamorar de él.

Hablando de experimentación formal, esta lista de cosas que hacer antes de dejar atrás su cuerpo y la Tierra tenía que tener alguna clase de mención. Porque este relato, también muy breve, también muy experimental, es lo que hace: a través de una lista de cosas tachadas y no tachadas te va contando cómo Maddie Price se prepara para sus últimos días en la Tierra. Está tan bien hecho, es tan sorprendente que en este poco espacio sea capaz de desarrollar un personaje y entrelazar dos o tres tramas argumentales, que no puedo más que ponerme en pie y aplaudir. Y recomendarlo una y otra vez. Es maravilloso.

6.How to cook and eat the rich, de Sunyi Dean (2023, Reactor Mag)
Ilustración abstracta. A base de brochazos y bloques de color se identifica un camarero llevando un plato en una mano y un cuchillo goteando sangre en otra; la cabeza es una calavera, le atraviesan el cuerpo tres folios desordenados y en el suelo hay un señor tirado con X en vez de ojos..
Ilustración de David Habben para Reactor

Creo que de toda la lista, es el único relato de terror: da lo que el título promete. Un relato de canibalismo y justicia social, insultando a los ricos y recreándose en su desgracia. No es gore, salvo que el canibalismo en sí y los deseos de trocear a alguien y cocinarlo se considere intrínsecamente gore.
Y a la vez, tiene mucha gracia, es entretenido, nace de un meme, y consigue que no empatices con las víctimas.




7.How my sister talk me into necromancy during quarantine, de Rachel K Jones (2023, Small Wonders)
Es otro que tiene un título descriptivo y no hay muchas sorpresas de qué pasará en él. Pero además es un reflejo muy fiel de qué pasó esos días que el mundo se paró y todos nos vimos paralizados en nuestras casas. Entiendo que durante 2023 nadie quisiese leer sobre el confinamiento y la pandemia, pero es que este relato es divertidísimo, y además, como radiografía de esos pequeños detalles que se convirtieron en rutina o locura colectiva, no tiene precio (empieza haciendo una referencia a Tiger King, y luego hay otras al papel higiénico y la harina para hacer pan en casa). Alguien, dentro de 60 años lo volverá a leer y le parecerá un momento histórico ajeno, pero que, salvo lo de invocar demonios en casa, le acercará a lo que fueron aquellos momentos.

8.There will be no alien invasion, de Sam F. Weiss (2021, Fireside Fiction)
No podía escribir una lista de relatos favoritos y no incluir alguno escrito en segunda persona. Y este relato, no solo tiene un formato epistolar (el narrador protagonista manda notas a los aliens que quieren invadir la Tierra), si no que tiene un humor sarcástico inigualable y va construyendo la historia en los márgenes de lo que cuenta en primer plano: no vais a venir a la tierra ahora porque no tengo tiempo para vuestras tonterías. Volved cuando tenga menos problemas.
Es fantástico.

9.Waiting out the end of the world in Patty's Place Cafe, de Naomi Kritzer (2017, Clarkesworld Magazine)
No es una sorpresa que Naomi Kritzer es una gran relatista, pero a veces me cuesta entrar en sus historias y en su estilo. En cambio, el fragmento del fin del mundo que aparece en este relato me encantó. Se acaba el mundo, y la gente quiere hacer una última cosa antes de que llegue el final. Y el relato habla de esto, y además, de cómo lo que queremos no siempre es lo que nos hace bien, de aceptar que hay cosas que no podemos cambiar y sobre todo, de cómo las situaciones extremas sacan lo mejor de nosotros y se crean comunidades que ayudan a pasar lo peor.

10.Breathing Constellations, de Rich Larsson (2024, Reactor Mag)
La ciencia ficción lleva muchas décadas hablando de los aliens; y aunque la comunicación con ellos suele ser complicada al principio, en realidad, los imaginamos parecidos a nosotros, con una percepción del mundo parecida a la nuestra y con una experiencia vital parecida a la nuestra.
La primera vez que salí al mar a buscar ballenas, pensé que era la experiencia más cercana que iba a tener a salir al espacio. Y cuando avistamos a la primera ballena, que ese ser era lo más cercano a un alienígena que iba a ver nunca.
Ilustración, con colores planos, casi como una vidriera. Aparece una orca, y debajo de ella, muy pequeña, una mujer con aletas buceando hacia ella.
Ilustración de Zelda Devon para Reactor
Estábamos flotando en una zodiac, a unas 10 millas de la costa, en lo que parecía en medio del Atlántico, lejos de tierra firme, lejos de todo lo que nos permite vivir cómodos como humanos. Y aparece, surgido de la nada, ese ser tan grande y tan ajeno a nosotros. Con una manera de vivir, experimentar el mundo y desarrollarse en él tan, pero tan diferente a nosotros. Con el que no podemos comunicarnos, y solo podemos observar y formular hipótesis. Y todas nos llevan a que es un ser altamente inteligente, con sociedades complejas, con una comunicación elaborada y una cultura que le han transmitido sus mayores y que ella transmitirá dentro de su familia.
Breathing constellations trata sobre la comunicación de los humanos con las orcas: de cómo podemos comunicarnos y entender a seres que viven el mundo de una manera tan diferente a nosotros. No trata a las orcas como seres terrestres: entiende que su mundo, aunque estén en el mismo planeta que nosotros, tiene que ser radicalmente otro, y que eso condiciona toda su vida y su percepción.
Además, el relato está lleno de hechos reales sobre las orcas; sobre lo poco que sabemos de ellas, en realidad.
Que me ha encantado el relato: la posibilidad de comunicarse con las orcas, el que tenga en cuenta que su mundo es muy diferente al nuestro, además del giro climático en el que ellas son las que nos tienen que autorizar a hacer cosas en sus aguas.
No sé si se nota que me gusta muchísimo.

Estos son los 10 relatos que he querido destacar. Hay algunos que tienen cosas en común con otros (dadme una experimentación formal y me tenéis medio ganada), pero luego hay alguna entrada inesperada.
No sé si durante 2025 voy a leer tantos relatos como el año pasado. Espero que sí. Y también espero que me gusten tanto.
 
 
Imagen de cabecera de Shaz Sedighzadeh en Unsplash 
Las otras dos imágenes son las elegidas por Reactor para ilustrar ambos relatos.

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