La realidad y la ciencia ficción
La
última entrada de este blog, el blog que lo empezó todo y que le ha
dado nombre a todas mis redes sociales desde entonces, era del 21 de
enero de 2017. Han pasado 8 años. Y en este tiempo han pasado muchas
cosas.
En
estos 8 años ha pasado toda La Nave Invisible, un proyecto colaborativo
feminista en el que nos propusimos reivindicar la literatura escrita
por mujeres y escritores no binaries y conseguir que más gente las
leyese, las nominase y las premiase. Y no nos ha ido mal. Dejé de
escribir en este blog por dedicarme a la Nave: para coordinar,
organizar, leer, reseñar, escribir, investigar y hacer un montón de
amigas inigualables por el camino.
La
Nave Invisible empezó como una web, seguimos con eventos presenciales,
abrimos, cerramos y revivimos un podcast. Nos reinventamos en una
revista, y ahora que eso está más parado y tiene menos textos dentro,
quiero un sitio en el que volver a reseñar y para el que escribir cosas
que no tengan tanta importancia como para publicarse en una revista.
En
estos 8 años organicé un festival. El AnsibleFest fue el primer
festival sobre ciencia ficción y feminismo del Estado. Trabajé más que
nunca en él, lo sacamos adelante con cuatro duros y mucha colaboración y
estoy orgullosísima de las dos ediciones que se celebraron.
En
estos 8 años empecé un podcast, Solo faltan los aliens, en el que
investigo temas de actualidad relacionados con la ciencia ficción y
analizo sus conexiones con la literatura. Escribí varios fanfics que
publiqué de manera anónima y no avisé a nadie. Fundé la Superlit, una
revista digital de fangirls para fangirls.
Publiqué
algún prólogo. Di varias charlas de literatura. Escribí muchos
artículos; alguno se ha llevado algún premio y otros han sido citados en
otros artículos. Moderé alguna mesa redonda con escritores. Salí en
podcasts de otra gente. Entrevisté a autoras. Presenté libros en
librerías. Organicé mesas redondas. Convencí a editoriales de publicar
libros. Viajé a festivales de libros. Conocí a mis escritoras favoritas.
Estuve en el Filan de Avilés en la terraza hablando de libros hasta las
5 de la mañana.
Leí
más de 200 libros de los que no he hecho reseña. Recomendé muchos de
ellos; con algunas recomendaciones acerté. He descubierto escritoras que
ahora son mis favoritas y he seguido la carrera de otras que ya conocía
de antes. He visto unas 400 películas. Enfadé a gente hablando de lo
que creía que era correcto; conecté con mucha gente que creía en lo
mismo que yo. Me gané varios blocks e hice muchísimos más. Hice hilos
que podrían haber sido entradas de blog; y muchos otros que por suerte
algún día se borrarán de un servidor.
En
estos 8 años me mudé a Galicia, luego a Cataluña y luego me volví a
mudar a Galicia. Me enamoré, me traicionaron, hice amigos nuevos, deseé
estar sola, me rodeé de gente que me quería y conocí a un montón de
amigos. Fui a festivales de música. Conocí a mi grupo favorito; vi mi
película favorita. Grité desde el público, lloré en un cine, me subí a
un avión para ir a un concierto y bailamos bajo la lluvia. Fui a varios
funerales. He pasado los mejores días de mi vida. Empecé a salir al mar y
conocí a las ballenas y le hice fotos a los delfines. Tengo un gato. He
trabajado precaria. He sido autónoma. He sido interina. Estoy a punto
de sacarme una oposición.
Pasamos
por una pandemia y aprendimos a vivir con los virus. Los nazis se han
apropiado de las redes sociales y después de llorar por el Neolenguaje y
la vigilancia eterna, resulta que eran ellos los que la estaban
ejerciendo.
Nos
vimos dentro de una novela de ciencia ficción. Que es por lo que
estamos aquí. La ciencia ficción. Las historias que nos contamos.
Necesito un sitio donde escribir. Y 8 años después, Canal Nostalgia seguía esperando por mí.
Foto de Venti Views en Unsplash
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