Hace unos días saltaba la noticia de que Suecia iba a incorporar al diccionario oficial un pronombre “neutro”, para dirigirse a personas transexuales o de sexo indeterminado, hen. Al momento empecé a escuchar cosas como "ay, ¡qué pasaría si se hiciese en España!", "¡cuándo llegaremos a dónde están ellos!", y voy a aprovechar el momento para hablar del tema, ya que siempre me pareció interesante pero no encontré la oportunidad.
Voy a hablar desde la perspectiva de alguien licenciado en Filología Hispánica, con tres años de Latín y cuatro de Historia del español, pero quiero hacerme entender. Es posible que por explicar algo de manera sencilla me coma detalles o cosas importantes, pero ya bastante largo será como para entrar en explicaciones y puntualizaciones. Si alguien quiere que puntualice algo que me lo diga en los comentarios y puede que haga una entrada aparte. Cuando se quiere hablar de evolución de lenguas de manera tranquila se necesita mucho espacio.
La noticia: hen
La Academia sueca ha anunciado que en la nueva edición de su diccionario van a incorporar un pronombre nuevo, hen, que se usa para referirse a personas transexuales o cuya identidad sexual se desconoce (porque no es relevante o porque no se quiere mencionar). No es un pronombre masculino ni femenino, por lo que se podría decir que es neutro.
El género neutro en español
El género neutro en español no existe. Lo siento, pero es así. Existía en latín, pero en uno de los pasos evolutivos entre el latín y español se perdió, a la vez que las declinaciones. En latín, la primera declinación era para género masculino, la segunda para femenino, la tercera para neutro y la cuarta y quinta para excepciones, pero al perderse estas distinciones, las palabras tuvieron que “reubicarse” entre las formas (y pronombres y modificadores) de masculino y femenino únicamente.
Desde que se empezó el debate lenguaje machista-lenguaje inclusivo se han alzado muchas voces clamando que el español tiene un género neutro. No lo tiene.
Género gramatical no es lo mismo que sexo biológico
Una de las primeras distinciones cuando queremos hablar de lenguaje inclusivo, lenguaje machista y esos temas, es que el género gramatical (palabras) y el sexo biológico (personas) no tienen por qué estar relacionados. A primera vista puede parecerlo, porque la correspondencia -a/mujer y -o/hombre es muy común. Pero un adjetivo o sustantivo que termina en -o puede referirse a una mujer (miembro -todos recordamos lo de miembra) y un adjetivo o sustantivo que termina en -a puede usarse para un hombre (policía). Tenemos un montón de adjetivos que ni siquiera varían su terminación según el sexo de quien estemos hablamos (ágil, feliz).
Sin embargo, la mayor parte de las palabras, terminen en lo que terminen, no implican un sexo. Es decir, una mesa, por terminar en -a y combinarse con palabras de género femenino no quiere decir que sea mujer. He llegado a escuchar barbaridades como que cesto es mayor que cesta porque los hombres suelen ser más corpulentos (aunque eso dependerá de la zona, en mi casa una cesta es considerablemente mayor que un cesto -idiolectos e idiotas).
Con esto quiero decir que no deberos relacionar género con sexo. No es un sistema tan cerrado como creemos a primera vista; en realidad es bastante flexible. Hay gente obsesionada con esta idea, o que desconoce la arbitrariedad de esta relación, cuando en muchísimos casos género y sexo no están ligados.
Otro tema que daría para una entrada entera es la de las profesiones: ¿es el juez/la juez o el juez/la jueza? ¿Si hace años la alcaldesa era la mujer del alcalde -y ella no tenía función-, para una mujer que gana unas elecciones municipales es mejor hablar de alcalde o alcaldesa? No puedo meterme en este tema ahora porque sería muy largo, si interesa decídmelo en comentarios y lo elaboro. Solamente diré que esas soluciones dependen de cada caso concreto, normalmente según la etimología de cada palabra, si coincide con otras palabras, etc.
Género gramatical y marca de género
Entonces, el español no tiene un género neutro, pero tenemos palabras que no hacen referencia a algún sexo. Ajá. Entonces es cuando tenemos que hablar de la marca de género o la ausencia de marca de género: una palabra tiene marca de género (es un anglicismo, debería ser “marca de sexo”) cuando hace referencia de manera inequívoca al sexo de quien está hablando. Si decimos:
Los caballos se rapan durante septiembre
no estamos diciendo que a las yeguas se les rape durante otro mes. Sin embargo, si decimos:
Las gatas son esterilizadas y desparasitadas cuando llegan
sí estamos excluyendo a los gatos macho. De la misma manera, cuando decimos:
Los alumnos de la universidad se manifiestan
nos referimos tanto a hombres como mujeres. Y cuando decimos:
Las alumnas de la universidad se manifiestan
sí estamos hablando concretamente del colectivo femenino y dejando fuera al masculino.
¿Por qué?
En la desaparición de las declinaciones latinas, la forma marcada (masculino) y la forma no marcada (neutro) de género en español acabaron teniendo la misma terminación. Y creedme, no es porque los hablantes tuvieran la concepción de que los hombres eran más importantes y solo los resaltaban a ellos: se llega a la misma terminación por procesos evolutivos diferentes. No me meto en detalles, pero es una coincidencia.
Si queremos decir:
Los alumnos de la universidad se manifiestan
y queremos hablar exclusivamente de los hombres, para sortear la forma no marcada tenemos que recalcar su sexo dando un pequeño rodeo:
Los alumnos varones de la universidad se manifiestan.
O explicando la situación de otra manera:
Los alumnos de la universidad se manifiestan hoy. Las alumnas se manifestarán otro día.
El desconocimiento de esta coincidencia en las formas es lo que lleva a mucha gente a argumentar que cuando se usan las formas no marcadas se invisibiliza a la mujer. En realidad no pasa eso, simplemente se está usando una forma que no menciona ningún sexo, pero que es la misma que se usa cuando se quiere hablar solo de varones.
El caso de Suecia y hen
Vistas estas consideraciones previas, vamos con la noticia:
El caso de Suecia no lo conozco de primera mano, pero las fuentes que he consultado están de acuerdo en dos cosas:
-Hen, su pronombre neutro, lleva bastante tiempo utilizándose. Llevan más de 20 años usándolo de manera regular, la gente lo reconoce.
-Se usa de verdad. Las fuentes también están de acuerdo en tiene un uso muy extendido para el ámbito tan limitado en el que se emplea. No solamente lleva mucho tiempo usándose, si no que hay consenso en su significado y la gente lo emplea en registros y ambientes diferentes.
Las malas soluciones del español
El caso del español es radicalmente diferente. Aunque hace años se vio que se necesitaba un pronombre sin marca de género para tratar el caso concreto de ciertas personas que no se enmarcan en las clasificaciones tradicionales, no hay una expresión que se use y se acepte de forma masiva. Hasta donde yo sé, no ha habido ningún intento en español de crear una fórmula que sirva para lo mismo que hen: se ha intentado borrar la marca de género en ciertos casos, pero no para hablar de personas concretas transexuales o para ocultar su sexo. Se ha intentado generalizar en colectivos, pero nunca para hablar de una persona: siempre hemos tenido que recurrir a él o ella para hablar de personas individuales.
Primero, se propuso la arroba para evitar confusiones con la forma no marcada (l@s niñ@s), pero ¿cómo se pronuncia eso? Se puede escribir pero no se puede decir, y las lenguas están para hablarlas antes que para escribirlas: no tiene sentido crear algo que solamente se puede escribir. Hace mucho que no veo que use, se vio que no funcionaba y se desechó. Un tiempo después, con la misma idea y con los mismos problemas, se empezó a usar -x- como sufijo de género no marcado (amigxs).
Para lo mismo, se usó al mismo tiempo (aunque creo que ha tenido más vida) dividir los sufijos que indican género, a/o, pero sin consenso ortográfico. Tanto se podía escribir los/las como lo/as y se usaba de manera indiscriminada: creo que todos hemos leído alguna vez los/as estudiantes/as. Además, tampoco se puede pronunciar (se intenta, pero queda ridículo y no es nada práctico).
Últimamente, veo que se usan dos maneras:
-Forma femenina como forma no marcada: se da por elidido “personas” y se habla de “las” para referirse a colectivos. “Las asistentes al festival”, “las que firman”. Para mí, tienen el mismo problema que ellos le ven a la forma terminada en -o: coincide con una forma con género marcado y puede llevar a confusión. Además, así como la forma en -o no tiene por qué estar marcada, la forma en -a siempre lo ha estado. Dentro de un grupo de personas que lo use habitualmente puede parecer una solución, pero no arregla el problema: solamente le da una vuelta de tuerca a la que, además, la mayor parte de la sociedad le causa problemas de comprensión.
-Nuevas formas con sufijo -e-. “Les estudiantes”, “les niñes”. Esta solución apenas está extendida y me parece que es muy reciente. Por lo tanto, no puedo decir nada sobre ella: si se extiende y se acepta de manera masiva, si cala en la sociedad y en el habla del día a día, puede ser una solución. Personalmente, creo que caerá en el olvido pronto, pero quién sabe.
Cómo funcionan los diccionarios
Los diccionarios no le indican a nadie cómo tiene que hablar. Un diccionario no es una lista de normas, salvo por la ortografía. Para que una palabra entre en el diccionario la gente tiene que hablarla antes. No hay académicos inventándose palabras nuevas y desechando palabras antiguas y poniéndolas a la disposición de la gente (ni obligándoles a usarlas o a no usarlas). Cuando la gente empieza a usar una palabra, se está de acuerdo en su significado y en su uso, y cuando cala en la sociedad, es cuando se introduce en el diccionario.
La RAE no obliga a nadie a hablar de una manera concreta, y el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) es una obra de consulta: cuando quieres saber qué significa y cómo se usa una palabra, recurres a él. La RAE no se puede inventar una forma neutra, hacerla funcionar dentro de la lengua, meterla en el diccionario y decirle a la gente cómo tiene que hablar. El proceso es el contrario: la gente encuentra la estructura, la forma neutra, o lo que sea, y a base de usarla e integrarla en la lengua, la RAE tomará nota y la pasará al diccionario.
Por lo tanto, que una palabra no esté en el diccionario no significa que no se pueda utilizar. Y que esté en el diccionario no significa que sea obligatorio usarla. No se puede esperar a que la RAE invente una solución que termine con la coincidencia de la forma marcada con la no marcada, ni que invente un pronombre neutro para evitar mencionar el sexo: es algo que tiene que venir de la sociedad.
Las lenguas evolucionan según necesidades
Las lenguas evolucionan según las necesidades de los hablantes. Siempre ha sido así. Si la realidad social necesita que se creen palabras o se transformen significados, la lengua se adaptará (hemos incorporado un montón de palabras referentes al mundo de la informática en los últimos 10 años de manera natural porque eran necesarias). No es un cambio que se vaya a producir de un día para otro: se necesita un tiempo para comprobar si una solución es útil, para ver si los hablantes la aceptan y si luego cala en la lengua diaria. En Suecia empezaron a buscarla hace tiempo y dieron con una solución que les resulta útil. Ya está incorporada a la lengua diaria, ahora la Academia solo recoge de manera oficial que se usa.
El español algún día encontrará una fórmula que satisfaga a los hablantes. No voy a ampararme en el “buscan la fórmula porque no saben qué son las formas no marcadas” porque gran parte de los motivos por los que una lengua evoluciona es el desconocimiento de los hablantes (interferencias con otras palabras, interferencias con otras lenguas, etc.) y si fuésemos todos unos puristas eruditos seguiríamos atascados en el indoeuropeo o antes. Si la gente realmente lo necesita, el español evolucionará.
Y si la sociedad lo pide, también se encontrará una solución para referirse a las personas transexuales o cuyo sexo se desconoce o esconde. De momento, como digo, no se ha inventado nada. Si es necesario, se hará. Pasará un tiempo entre que se intenta incorporar, se prueba si funciona o no y luego se extiende, pero ocurrirá. Personalmente, creo que nos estamos apañando bastante bien a pesar de que en casi todos los adjetivos llevan alguna forma marcada, pero ellos nos dirán. Y el tiempo dirá. Sin agobios, joder.
Foto de cabecera de Alex Veit, modelo andrógino, extraída de su facebook.
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