Clay está rozando la treintena, y como tantos otros hoy en día, aun a tener estudios y experiencia laboral, no encuentra trabajo. Desesperado, busca ofertas que en otros tiempos no le hubiesen interesado. Pronto, empieza a trabajar en el turno de noche en una librería que no cierra nunca, que regenta el señor Penumbra.
Pero no es una librería cualquiera. Apenas tienen clientes pero la mantienen abierta todo el día. Y los pocos clientes habituales que tiene, cada cual más extraño que el anterior, se llevan en préstamo los libros, no los compran. Intrigado, Clay un día intenta leer uno de los libros de la estanterías de préstamo, el cátalogo oculto, y descubre que están codificados. ¿De qué vive Penumbra? ¿Qué hay oculto en esos libros?
Clay y sus amigos se sumergen en el mundo tan extraño que rodea a la librería y a sus clientes, que les llevará a las entrañas de una biblioteca oculta en el corazón de Nueva York, a apagar Google durante 3 segundos y a meterse de lleno en un misterio que lleva más de 500 años sin resolverse.
Este libro tiene el casting de personajes más originales y variados que he visto en mucho tiempo: jóvenes empresarios de éxito en el mundo de la tecnología, un especialista en efectos especiales analógicos, una chica Google, un grupo de ancianos lectores, el protector de una biblioteca secreta y el extraño señor Penumbra. Incluso un ejército de desconocidos, armados únicamente con una conexión a internet.
Pero no solo los personajes son originales, si no también la trama que se apoya en ellos: la posible compatibilidad de lo viejo con la tecnología más novedosa, la representación 3D de una librería en la que, aparentemente, no ha entrado nada más moderno que una radio. La posibilidad de que todos esos lectores tradicionales, amantes de los libros como objeto físico, se apeguen a aparatos como un Kindle o acepten las posibilidades de la tecnología moderna.
La lucha entre la tecnología más avanzada y la lectura tradicional pasean de la mano durante casi toda la historia. Pero lo más importante es el misterio, el secreto que se va intuyendo desde que se entra en la librería por primera vez. Los elementos que rodean a Clay y que están íntimamente relacionados con la respuesta que busca, claves importantísimas en la historia y que, tanto para los personajes como para nosotros, se esconden a plena vista.
La librería 24 horas de Penumbra te atrapa desde la primeras páginas, mientras vas intuyendo que hay mucho más escondido entre esas estanterías de lo que te están contando. Hasta que llegas a la carrera final por desvelar el secreto y no puedes cerrar el libro. Y cuando terminas el epílogo te quedas con la pena de que no haya más.
La librería 24 horas de Penumbra te atrapa desde la primeras páginas, mientras vas intuyendo que hay mucho más escondido entre esas estanterías de lo que te están contando. Hasta que llegas a la carrera final por desvelar el secreto y no puedes cerrar el libro. Y cuando terminas el epílogo te quedas con la pena de que no haya más.
Me ha encantado el libro. Los dos mundos, estos personajes tan singulares, la visión moderna pero sencilla de la tecnología y de sus posibilidades, el secreto que parece que nunca va a llegar a desvelarse y una estructura narrativa que no falla nunca me han atrapado desde la primera página. Robin Sloan nos da una historia muy bien trabajada, muy bien narrada y una delicia para todos los que amamos las librerías de viejo, los juegos de rol y las tripas de la tecnología. Creo que nunca volveré a entrar en una de estas librerías de la misma manera.
En español está editado por Editorial Roca (ISBN 9788499185880). También está traducida al catalán por Amsterdam Llibres, pero la traducción al español me parece perfecta.