22 de diciembre de 2013

Recapitulando: escritura 2013

Como dije en la entrada anterior, el tiempo pasa volando. Quería escribir un poco antes esta entrada, pero los días en diciembre vuelan: estamos a dos días de Nochebuena, ni más ni menos.
En esta entrada también quería hacer balance y propósitos, pero en cuanto a escritura. El 2013 no resultó para nada ser como lo esperaba.

En cuanto a escritura, creo que lo más destacable y que marcó este año fue el NaNoWrimo. Nunca había participado, nunca había hecho nada parecido y en un mes me saqué 50.000 palabras con las que no contaba. Sin embargo, el resto del año es un desierto de letras. Empecé el año con el propósito de escribir más en este blog. Así, me motivo a leer y a reflexionar sobre lo que leo. Eso lo fui cumpliendo, pero como estuve con tantos libros tan extensos, apenas dio para una entrada por mes.
La idea de seguir escribiendo en este blog y seguir comentando lo que leo a mi manera surgió porque me di cuenta de que lo poco que consiguieron enseñarme en la carrera sobre comentario de textos lo estaba olvidando. Y es cierto, cada vez me cuesta más sacar más de una página de un libro, hay muchas cosas que paso por alto, mis comentarios cada vez se basan más en el “me gusta por/no me gusta por” y los nombres de los recursos formales se me van olvidando. Pero también descubrí que no me importa. Si me olvido de lo poco que sé ¿qué más da?. Ya no hay nadie que me esté poniendo nota, ni nadie que esté juzgando si es correcto o no lo que escribo.
Así que para el 2014 el propósito de escribir en este blog sigue, pero con otra manera de hacer las cosas: sigo queriendo hablar de libros, de cosas de literatura y todo lo que pueda considerar literatura (a lo mejor termino de escribir por qué para mí una serie es literatura). Quiero hablar también de series y películas, y de lo que me apetezca. Pero no para ejercitar cosas que me enseñaron, si no porque me gusta. Porque quiero hablar de los libros que me gustan y de los que no. Porque quiero explicar qué me parece una serie o una película. Se acabaron los propósitos académicos.

Como decía antes, noviembre fue el mes clave de este año para la escritura. Empecé a pensar en el NaNoWriMo al terminar agosto, lo estuve pensando durante septiembre, me lancé en octubre, junté material y escribí durante todo noviembre. Durante noviembre escribí unos cuantos relatos (no tan cortos) de temática steampunk-costumbrista (aunque a ver qué le parece a la gente cuando los lean): más de 50.000 palabras. Pero días antes de empezar el NaNo, para practicar, empecé otra historia en la que llevo meses trabajando y de la que tengo una 10.000 palabras: Cuentacuentos.
La parte negativa del NaNo es que después de noviembre se terminó la “magia” y dejé de escribir. Tras superar la barrera de las 50.000 escribí 3.000 otro día, y luego nada más. La última semana me había costado mucho, me di un descanso y no lo retomé ni para terminar la historia que dejé a la mitad.
Mientras escribía el NaNo (concretamente mientras estaba haciendo los esquemas de las historias, antes de escribir) surgió la idea de otra historia, Verde y Gris. Una larga de esta vez. Una novela que veo que fácilmente se puede convertir en más de una. De momento está apuntada, aparcada y en proceso de tomar forma antes de ponerme a escribirla. Será uno de los propósitos del 2014.

Así que para este próximo año, como propósitos y deseos en cuanto a escritura tengo:
·Seguir escribiendo en este blog sobre literatura, pero porque me gusta y porque me apetece
·En enero hacer un mini maratón personal para terminar la historia que me quedó sin terminar en el NaNo (calculo que 5000 palabras más).
·Dejar las revisiones generales de las historias de este NaNo listas para reescritura-corrección para uno de los Camps. Meter “La biblioteca” en esta lista (otra historia que tiene casi 3 años y no consigo terminar >.<) ·Aprovechar el otro Camp para terminar el borrador de Cuentacuentos. Marcarme para entonces una meta alta y seria: 1500-2000 palabras al día, aunque no creo que la historia dé para más de 40.000.
·Empezar a darle forma a Cuentacuentos con la colaboración que tengo pendiente desde hace casi un año. Tengo una ilustradora esperando por material sobre el que trabajar >.<
·Terminar de decidir el argumento de esta nueva historia, Verde y Gris, y dejarlo todo listo para darle caña en el NaNo.
·Volver a ganar el NaNo.
·Tomarme diciembre de descanso.

No tengo trabajo ni nada por delante. En realidad, son tres propósitos que se organizan alrededor del NaNo y sus dos Camp, así que las fechas clave están en abril, julio y noviembre; el resto de propósitos son preparaciones o consecuencias de esos tres meses. Así que poco a poco, a cada mes su trabajo, y a ver si consigo terminar el 2014 con más de 100.000 palabras escritas.
No pido nada.

12 de diciembre de 2013

Recapitulando: lecturas 2013

Puede parecer un poco temprano para empezar a hacer listas valorando el año que está por acabar, pero todos sabemos que a partir del 15 de diciembre el tiempo vuelta y cuando te das cuenta estás en febrero. Y como quiero hacer más de una entrada sobre este tema, sobre todo porque es algo en lo que tengo que pensar, voy a empezar antes de que sea demasiado tarde.

El año pasado lo empecé haciendo una recapitulación de los libros que había leído durante ese año y marcándome unos objetivos para este: sobre todo, recuperar la ilusión y el gusto por la lectura. Dejarme llevar por las sinopsis y leer lo que me apeteciera, que después de 4 años de carrera leyendo por obligación y a disgusto era algo que había dejado de lado. Además, quería alejarme de los clásicos del canon y acercarme a clásicos de la literatura fantástica y ciencia ficción.
Han pasado 12 meses y, según aNobi, tengo cerca de 7000 páginas a mis espaldas. A ver qué ha pasado:

1.Guerra Mundial Z, Max Brooks
2.Annoyomics. El arte de molestar para ganar dinero, Risto Mejide
3.Simiocracia, Aleix Saló
4.El nombre del viento, Patrick Rothfuss
5.El temor de un hombre sabio, Patrick Rothfuss
6.Un kebabk, varias granjas (…), Jaime Barroso
7.Los juegos del hambre, Suzanne Collins
8.En llamas, Suzanne Collins
9.Sinsajo, Suzanne Collins
10.La travesía de Noa, Xan Reyes
11.Mejor Manolo, Elvira Lindo
12.Persépolis, Marjane Satrapi
13.El médico, Noah Gordon
14.Cien facetas del Sr. Diamonds (Vol.1), Emma Green
15.Matilda, Roald Dalh
16.Momo, Michael Ende
17.La máquina del tiempo, HG Wells
18.Motel Malibu, Pablo Póveda Sánchez

Además, sigo sin terminar El nombre de la rosa, de Umberto Eco; tengo parado Boneshaker de Cherie Priest y actualmente estoy con El Hobbit de Tolkien.

A primera vista, se ve que he alcanzado mi meta de 12 libros en un año, aunque no tan holgadamente como esperaba. Tengo 18, 19 si acabo El Hobbit antes de que termine el mes. Sin embargo, tengo en cuenta que leí cosas tan largas como La crónica del asesino de reyes, que son unas cuantas páginas cada tomo y El médico, que no es un libro corto tampoco y tardé más de un mes en terminarlo.
En cuanto a géneros, también creo que he cumplido con lo que me proponía: he leído por primera vez a Wells (terminé La máquina del tiempo y dejé empezado La guerra de los mundos) y Guerra Mundial Z, que va camino de ser un clásico. En ciencia ficción también se podrían poner a los libros de Los juegos del hambre, que devoré. En fantasía no he ido mucho a clásicos, pero La crónica del asesino de reyes me ha mantenido bien ocupada. También entraría en este género La travesía de Noa, que también cumple con mi propósito de “voy a leer lo que me dé la gana y cuando me dé la gana”. Siguiendo por aquí también está Cien facetas del Sr Diamonds, que como se intuye por el título, es una diarrea verbal inspirada por 50 sombras de Grey y que leí porque me dio la gana y no me aportó lo más mínimo. También detrás de este motivo releí dos libros de mi infancia, Matilda y Momo.
No solo ha sido literatura de ficción este año. En el primer trimestre leí un libro de Risto Mejide que no sé muy bien dónde clasificar, porque mezcla ensayo divulgativo con partes narrativas, pero que fue muy interesante y del que saqué varias ideas muy claras. Además, en una tarde leí Simiocracia, de Aleix Saló, sobre cómo surgió la crisis económica, desde un punto de vista mundial. Pero no leí ninguno de estos dos libros por obligación y me parecieron interesantes. Objetivo cumplido.
Sin embargo, hubo varios títulos que no cupieron en este año y a los que les tenía ganas, como El señor de los anillos, Matadero 5... acabar El nombre de la rosa...

De momentos para recordar de este año tengo unos cuantos. Cómo devoré en un fin de semana En llamas y luego Sinsajo, de volver a disfrutar de leer y leer sin parar, o parar y volver al poco pensando “solo un capítulo, no tengo nada más que hacer”. También recordaré la malísima traducción de El Hobbit que cogí por primera vez, y que me llevó a relegarlo hasta diciembre. O la gran sorpresa que fue La máquina del tiempo. Y todas las páginas que pasaron esperando entre aeropuertos.

Tengo nuevos propósitos para el 2014. Quiero seguir leyendo por gusto, por supuesto. Quiero seguir teniendo la lectura como una rutina, y siempre más de un título en la recámara al que saltar si el que tengo entre las manos no me gusta. Para este año, me apetece sumergirme entre bestsellers sin remordimientos. Hace tiempo que le tengo muchas ganas a la trilogía de Millenium, probar a ver qué hace Murakami y perderme durante unos días en un bestseller facilón como Ángeles y Demonios. Quizás le dé una segunda oportunidad a Canción de hielo y de fuego (la primera vez acabé el primer capítulo y tiré el libro al otro lado de la habitación), y quiero dejar un hueco para autores noveles, de todos los tipos. Tengo en este blog en la barra lateral una selección de títulos que debería bajar, pero le voy a dar prioridad a algunos libros que descubrí en los últimos meses y que no me dio tiempo a leer este año.
En general, quiero seguir disfrutando de esto. Siempre me gustó la literatura y leer. Perdí eso durante unos años, y tengo mucho tiempo que recuperar. Por este año me siento satisfecha, pero no quiero dejarlo para el próximo.

4 de diciembre de 2013

Ja'mie private school girl

Estoy en sequía de series. No tengo apenas temporadas atrasadas de series que sigo y las que están emitiendo, además de que sigo pocas, me parece que hacen demasiados parones. En fin, que entre una cosa y otra, apenas me encuentro con 3 capítulos a la semana. Buscando series nuevas para bajar, me encontré con este título: “Ja'mie private school girl”, y aunque el nombre de la serie anunciaba otra serie sobre adolescentes, bajé el piloto, a ver si me convencía.
Resultó que es una serie cortita, solamente de 6 capítulos, que la emitieron en Australia, no en EEUU y... es la serie más rara que he visto.

Lo que hace rara a Ja'mie es que no tiene pretensiones de ser rara. Me descolocó porque lo que yo veía que era raro, el resto de personajes no parecían notarlo... y de hecho, no lo tienen que notar. Pero soy más clara:

Ja'mie tiene 17 años y se encuentra en sus últimos meses de instituto. La serie es un mockumentary (un falso documental, como Modern Family, por ejemplo) sobre estos últimos meses. Ja'mie es una chica popular entre sus compañeros: tiene buenas notas, es guapa, es buena en muchas cosas, tiene un gran grupo de amigas tan guapas como ella... y demás tópicos. En este sentido, es un personaje muy arquetípico. Como el mockumentary sigue también su vida en casa, nos damos cuenta de que es hija de nuevos ricos, una niña mimada a la que sus padres no le niegan nada, que insulta a sus padres sin consecuencias y que maneja su casa como quiere (instala a un chico en la habitación de su hermana, echándola de su propia habitación, y no pasa nada).
Todo parece normal, ¿verdad? ¿Y si os digo que la actriz que interpreta a Ja'mie es en realidad un hombre de casi 40 años?
Ahora todo se vuelve raro.



Pero la serie es así: Ja'mie es guapa, es exitosa, es “quiche” (una palabra que se inventaron para calificar a aquellas personas que son más que “guapas”, que tienen algo más)... y el resto de personajes así lo creen y así actúan.
Lo que hace rara la serie, y que tardas unos capítulos en acostumbrarte, es que sabes que la está interpretando un hombre, pero no entiendes por qué los personajes no dicen nada. Incluso yo esperaba que hubiese una historia de transexualidad detrás, pero no va por ahí. Ja'mie es una chica de 17 años. Sin más.

El actor que hace de Ja'mie, y creador de esta serie es Chris Lilley, un cómico australiano, y parece ser que no es la primera serie que hace de este tipo. Es más, parece ser que esta serie es un spin off de otra, en la que Ja'mie King era uno de los personajes.
Como producto de un cómico, la serie es sobre todo cómica: Ja'mie se enfrenta a varios dilemas y situaciones de adolescentes que ella sufre, pero que todos los que hemos pasado de esa edad sabemos que son exageraciones. Pero vemos que Ja'mie también está llena de contradicciones, y gran parte de estas situaciones vemos que están condicionadas por un ambiente social hipócrita o excesivamente políticamente correcto.
Además de la parte cómica, en la serie también hay un fuerte componente de crítica social, sobre todo de cara a esta clase de personas y ambientes elitistas, que se va haciendo más evidente al ir avanzando los capítulos. Incluso parece que Ja'mie tiene una revelación y actúa denunciando estas situaciones al final de la serie, en una especie de redención por su crueldad con las “gordas” y cómo ha tratado a Kwami, un africano que “adopta” para ser bien vista socialmente. Pero Chris Lilley se encarga de que quede únicamente en una ilusión: como espectadores nos hubiese gustado esta revelación y rendención, para exculpar a Ja'mie de todo el mal que ha hecho (aunque fuese inconsciente), pero las cosas no son así. Y tenemos dos epílogos (a falta de uno) que nos lo dejan claro.

Como resumen: me ha gustado la serie. No niego que pasé casi tres capítulos esperando a que alguien le dijese a Ja'mie: “¿cómo me llamas fea a mí si tú eres un tío?” y me costó un poco meterme dentro, pero es una serie que he disfrutado. De momento no repetiré con series de Chris Lilley, pero no lo descarto para un futuro.

Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!