28 de noviembre de 2013

2013 NaNoWriMo Winner!


Como se puede ver en el banner de la derecha, ¡he alcanzado las 50.000 palabras! ¡Sí!
Con tres días de margen, el día 27 a las 11 y pico de la noche me ponía en las 50.000, ¡aún no me lo creo!
Ha sido un mes... que se ha pasado muy rápido, la verdad. El contador de palabras fue subiendo bastante rápido y bastante fácil para ser la primera vez que me ponía a escribir tantas palabras diarias (en mi anterior intento de escribir algo largo tardé año y medio en hacer 9000 palabras). Pero voy a seguir escribiendo por lo menos hasta el 30, me quedó un relato a medias que como no termine, me acabaré olvidando de él.

Mi NaNo en cifras: 50.364 palabras, 3 relatos terminados, 1 a medias y otro apenas introducido. 27 días, con 4 de descanso por el medio, un mínimo de 2000 palabras diario (hice entre 2100 y 3400 diarias). Como 10 litros de infusiones para ir bebiendo a medida que escribo, ningún caramelo (me olvidé de ellos :( ), un swap fallido, unas cuantas word wars, una writing buddy con la que sigo manteniendo contacto, aunque ella haya abandonado a la primera semana y un montón de gente nueva. Y un montón de cosas aprendidas.

Lo fundamental que he aprendido durante este NaNo (tanto octubre como noviembre) es: puedo hacerlo. Puedo sentarme a escribir sin un arrebato de inspiración. Puedo sentarme a escribir sin ganas y sacar algo de provecho. Puedo sentarme y retomar lo que había dejado otro día. Puedo planificar una historia. De una idea, de una imagen (de lo que normalmente parten mis historias) puedo desarrollar un argumento que llegue a ocupar 15.000 palabras o más. Y puedo coger una rutina, unos horarios en los que escribir y seguirlos.

Cuando se acercaba noviembre yo tenía miedo, literalmente. Miedo de que todo esto me viniese demasiado grande, que me viese sobrepasada y que tuviese que abandonar a la mitad o antes. Sin embargo, con un poco de preparación y como las hormiguitas, un poco cada día... he llegado a la meta sin sudar.
También he descubierto, a lo largo de noviembre, que pensé que estaba haciendo un montón de preparación y la realidad fue muy distinta. Mi preparación se basó en ponerle nombre a los personajes (aunque luego cambié algunos, y en las revisiones tendré que cambiar otros) y a hacer un pequeño desarrollo de lo que iba a pasar en casa fase de la historia. A medida que iba leyendo me fui encontrando muchas lagunas que fui cubriendo al momento o que disimulé y que tengo que corregir en las revisiones. Por ejemplo, en uno de los relatos, al protagonista le encantan las estrellas. No me di cuenta de que podría haber investigado cómo identificar más constelaciones de las que conozco y así no estar repitiéndolas a cada poco, ¿a qué distancia está la Luna?, ¿cómo se ve realmente a través de un telescopio?, etc. Y eso en ese caso, porque me he encontrado con cosas como que aunque estaba escribiendo sobre diferentes casas, siempre la describía como la misma, o que estoy enmarcando todos los relatos en un mismo pueblo pero no tengo una visión global de dónde situar las casas, las carreteras... y otras cosas como que no sé si incluir coches con motor o quedarme con los caballos. Podría haber investigado y preparado mucho más, y para cuando quiera prepararme otra historia, sabré qué clase de cosas me van a hacer falta después.

El primer borrador está listo. En algunos casos creo que tengo cosas salvables, pero en otros muchos tengo claro desde el momento de estar escribiendo que tengo que reescribirlo: el inicio de un relato no tiene localización, otro fragmento lo escribí dormida y apenas sabía formar frases simples... incluso en otro relato decidí cambiarle el nombre a un personaje y no volví a atrás a corregirlo. Y me estoy planteando cambiarle de sexo a uno de los protagonistas.

Le he estado dando vueltas al test de Bechdel, y tengo que decir que, tal y como están mis relatos ahora, no lo supero. Si le hago finalmente el cambio de sexo al protagonista de uno de los relatos sí lo superaré, pero por los pelos. También tengo que decir que es deliberado: estoy ambientando los relatos en una sociedad entre los siglos XIX y XX, donde los roles sociales del hombre y la mujer están muy definidos: mujeres en casa, mañosas y mandonas y hombres con sus cachivaches y sus trabajos fuera de casa. En algunos relatos alguna mujer se atreve a transgredir esto, pero con la nota al pie de “lo hago en secreto porque sé que los hombres no me tomarían en serio”. Del test de Bechdel ya hablaré en otra entrada, porque me parece un tema interesante.

Estos últimos días me han costado. Pasé el fin de semana fuera y me olvidé de la rutina de las horas de escribir. Pero quedándome 10.000 palabras tuve que tirar para adelante. Y aquí está el resultado. Estoy muy contenta por cómo me ha ido y por todo el trabajo que me queda para diciembre, enero, o cuando me ponga a ello. Estoy encantada con toda la gente que me he encontrado y la comunidad que hay detrás de esto. No esperaba encontrar tanta gente y que ver que sus contadores suben me diese motivación para “venga, 500 palabras más”. No hay suficientes palabras de agradecimiento para la comunidad.

Cuando empecé a preparar el NaNo no sabía ninguna de estas cosas. Ahora que lo he hecho una vez, no sé si podré resistirme a repetir. De momento, completé el reto este año, y me queda hasta el final de semana dentro de este proyecto. Y tengo muchas ideas para continuar.

11 de noviembre de 2013

NaNoWriMo – Segunda semana

Entramos ya en la segunda semana del NaNo, y se va notando en los ánimos. En los foros aparece gente que pide ánimos para seguir adelante, otros ya han decidido que lo dejan... y las ansias no son las mismas que hace unos días.
En mi caso, no me puedo quejar, en absoluto. He superado todos los días mi mínimo de 2000 palabras (algunos días llegando hasta las 3000) y tengo palabras de sobra adelantadas. A la hora de escribir esto he superado las 20.000, cuando el resto del mundo va por las 16.000. Y no quiero bajar el ritmo, estoy asombrada y contentísima conmigo misma.
Hoy, lunes, empieza mi segunda semana. Y no voy a mentir, noto el paso de los días. Los primeros días las palabras salían como churros y llegaba a las 2000 sin darme cuenta, o llegaba poco a poco pero al alcanzar la cifra decía “me apetece escribir un rato más” y seguía. Ahora, a cada 600 paro a ver el contador de palabras, estiro los párrafos y las acciones y cuando veo que el contador del Scrivener se pone en verde busco un párrafo para parar y lo dejo sin darle más vueltas.
Una de las cosas que he aprendido en estos días es a dejar la historia de manera que al día siguiente me sea fácil continuarla. Es tan sencillo como empezar un párrafo dejando claro de qué voy a hablar en él, pero no escribirlo. Al día siguiente llego con el párrafo empezado y la idea introducida, y retomarlo se hace mucho más fácil.


En cuanto a avances en mis historias: la primera de ellas está terminada y estoy muy contenta con ella. La segunda está empezada, le calculo que la primera mitad está hecha. Esta segunda me está costando más que la primera, a la que le había dado muchas vueltas durante mucho tiempo para conseguir hacer que la idea tuviese sentido. Así como creo que la primera solamente voy a tener que revisarla un poco y cambiarle un par de cosas, cada vez estoy más segura de que la segunda tendré que reescribirla, por lo menos las primeras 4000 palabras, porque ni siquiera estaba cómoda con ellas mientras escribía. Luego me di cuenta de que era un error de enfoque, pero no podía perder tiempo volviendo atrás y rehaciéndolo todo. Así que ahí queda: un postit en los papeles con los esquemas y ya volveré a ella.
Me gusta cómo voy avanzando en las historias, y les estoy sacando más jugo del que pensé que tendrían. Hubo un momento en el que pensé que quizás ni los 10 argumentos que tenía me iban a dar para las 50mil palabras, pero voy respirando tranquila. Tengo argumentos de sobra, eso sí, por si me atasco en alguna historia para poder pasar a otra sin perder tiempo. Me alivia pensar que no tendré que apurar ninguna tarde para crear algún argumento nuevo con el que poder hinchar el contador de palabras.

Ahora a comer algo, y en una hora y poco, a volver a subir a escribir. Hoy quiero acercarme lo máximo posible a las 25mil (aunque no espero superarlas hoy) y poder empezar a hacer cuenta atrás para las 50mil. Jamás hubiese pensado que me iba a ir tan bien y con tantas palabras por delante!

7 de noviembre de 2013

La máquina del tiempo, de HG Wells

Este puente me fui de viaje y me llevé conmigo La máquina del tiempo, de HG Wells. Tenía miedo de que no me llegase para todo el tiempo que estuve fuera, porque tiene muy pocas páginas... y me equivocaba a medias. Me duró un suspiro, y en el avión de vuelta tuve que volver a empezarlo. Pero no me costó nada, porque me ha encantado.

Es curioso que haya escogido leer este libro justo ahora, que estoy en pleno NaNo con la meta de las 50000 palabras, cuando creo que esta novela no llega a tener tantas. Y es que es muy breve y con un argumento muy sencillo: El Viajero del Tiempo (que así se le llama al personaje) hace un viaje en el tiempo a un futuro muy lejano, el año 802.701 concretamente. Allí se encuentra una Tierra y una humanidad tan diferentes que le parece que ha viajado a un planeta diferente, no a un tiempo diferente. Cuando decide volver descubre que su máquina del tiempo ha desaparecido... y tiene que recuperarla.
En esos 8 días que pasan desde que El Viajero del Tiempo llega a la Inglaterra del año 802.701 descubre el nuevo orden social, o eso le parece. La lengua de los habitantes de ese tiempo dista mucho del inglés del siglo XIX, incluso la fisionomía de sus habitantes también ha cambiado, y se basa sobre todo en hipótesis. La Tierra es un lugar muy diferente a cómo lo conocemos ahora, el resultado de haber pasado por el máximo desarrollo tecnológico y científico humano. Pero el eterno jardín que parece que es en un primer momento tiene oculta una cara cruel y peligrosa.

La premisa del libro parece sencilla. Casi todo el libro está narrado de manera lineal, desde el extraño flashback-flashforward de “os cuento en pasado lo que he vivido en el futuro”, sin lugar a saltos temporales dentro de ese relato. Pero Wells es un narrador extraordinario y el libro engancha, aunque en algunos momentos parezca predecible y con un ritmo lento.
Wells engancha al lector desde el primer capítulo. En él, presenta una nueva hipótesis sobre la dimensión del tiempo y el espacio, explicada de una manera científica que convence al lector aunque no a sus personajes. En el siguiente capítulo, el Viajero del Tiempo aparece misteriosamente de nuevo ante sus interlocutores, tras su viaje en el tiempo, y entonces empieza su narración. Pero Wells no nos da ningún descanso, y explota al máximo todos los recursos anticipatorios que tiene a mano. El Viajero del Tiempo observa y comenta, para luego desdecirse, o adelanta por encima giros argumentales, sin profundizar en ellos. Y tienes que seguir leyendo, más y más, para entender qué te dice. Estuve leyendo esperando para embarcar en el avión, y cuando me di cuenta, estaba en el hotel leyendo después de comer y antes de dormir. Quería avanzar y conocer más.
A todo esto se suma un final con una acción trepidante y tensa, de la que no puedes escapar. Las últimas páginas te atrapan y no puedes dejar al Viajero del Tiempo a merced de los morlocks durante mucho tiempo.

En conclusión: me ha encantado. Ha sido mi primer contacto con Wells y estoy deseando coger otro libro suyo. Este hombre sabe narrar y enganchar al lector, además de tener una imaginación desbordante y la originalidad de las historias con las que trabaja.

5 de noviembre de 2013

NaNoWriMo – Día 2

La invención de Hugo, una de las películas que vi para preparar noviembre
Sí, ya lo sé, estamos oficialmente a 5 de noviembre, por lo que ya van 5 días de NaNo, pero el 4 ha sido el segundo día para mí.
Pasé el puente fuera de casa y llegué el 3 al mediodía... en un estado lamentable. A pesar de eso conseguí arrancar con mi proyecto y estoy muy contenta. Pero esto se trata de llenar palabras y voy a explicarme un poco más:

La noche del 2 al 3 fue horrible. No fui capaz de dormir más de dos horas en total en toda la noche (y fueron muchas, porque hacia las 5 de la mañana, poco antes de dormir, tenía claro que enlazaría con el amanecer), luego me subí a un avión para recorrer unos 1000km de turbulencias de las chulas (golpes de la cabeza contra la ventanilla incluidos) y llegar a casa. No soy amiga de siestas, pero no pude evitar dormir una hora por la tarde... aunque tardé otra hora en despertarme y volver a orientarme.
Y aún así quería escribir.
Llegó la noche, mi hora de escribir, y me puse a ello. Empecé mi antología y mi trabajo en el NaNo con un relato al que le llevo meses dando vueltas. Fue una idea loca, un argumento que salió de una imagen que no sé cómo se llegó a formar en mi cabeza, y aunque en el momento no tenía ni idea de cómo llegar a esa imagen, no dejé de darle vueltas. Meses después, esa imagen se ha transformado ligeramente, el argumento ha cambiado varias veces, los personajes ya tienen nombre y el relato pasa de las 5000 palabras. Estoy mucho más que contenta de poder sacar este relato adelante :D
La primera noche, aún no sé muy bien cómo, con ese cansancio acumulado, pasé de las 3000 palabras. Mi mínimo obligatorio es de 2000 diarias, pero me vi con fuerzas, con ideas y con tiempo antes de la medianoche, apagué la voz que dice "no se edita en noviembre", añadí un par de párrafos y reescribí la presentación del relato. Le arranqué algo más de 1000 palabras.
El segundo día ha sido un poco más tranquilo. De nuevo, dio mi hora de escribir, me recluí en mi habitación y sumé más de 2000 al contador. Me ayudó sobre todo para arrancar una word war propuesta minutos antes de empezar, que me dio casi 1000 palabras en 20 minutos. No sabía que podía escribir tan rápido.

Creo que quizás me estoy extendiendo demasiado con este relato. Llevo dos días dedicados a él, 5400 palabras y no voy por la presentación, pero casi. Los dos personajes principales, el motivo por el que estoy escribiendo, están a punto de conocerse. Para terminar el trabajo de hoy dejé empezado el párrafo en el que se conocen. No tenía planeado que ocurriese tan tarde. Ahora a ver si consigo equilibrar el peso de las palabras en su relación y no me queda una introducción desproporcionada. Ya sé, editar es para diciembre.

Como resumen: escribiendo todos los días con una meta de 1667 palabras, el día 4 debería haber cumplido las 6666, y voy por las 5461. Mañana tocan mínimo otras 2000, y me pongo casi a la par con lo esperado. Y de ahí a seguir mi propia cuenta, porque pasaré otro fin de semana fuera y tengo que ganar terreno para no llegar a la última semana cogida por los pelos.
Me gusta mucho cómo ha empezado este noviembre. Será un exitazo si consigo mantener las palabras a este ritmo.

PD: Durante el puente me he leído La máquina del tiempo de HG Wells y me he quedado enamorada del autor (y diría que no llega a las 50.000 palabras).

Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!