Como otra gente, creo que no cabía en mí de la alegría al leer que Elvira Lindo había escrito otro libro de Manolito Gafotas, y que saldría a la venta en poco tiempo. Tras salir, lo conseguí, y este fin de semana salió de mi lista de pendientes y ya está en la lista de leídos.
Lo primero que tengo que decir es que, si os gusta Manolito Gafotas y hace unos años (tanto de niño como de adultos) disfrutasteis de sus libros, leáis este sin miedo. No decepciona, no hace un salto demasiado grande desde los otros libros, y aunque retoma la trama unos años después de Manolito tiene un secreto, no hay demasiados cambios. Se retoman los personajes y sus personalidades, las tramas, las ideas de bombero de Manolito y los líos en los que se mete con los otros personajes (especialmente con el Imbécil).
El libro empieza tres años después del último libro, en el que se anuncia que Manolito va a tener un hermano nuevo. Realmente, empieza con un rapapolvo que le echa Manolito a Elvira Lindo, “a mí no me parece que una responsable acabe un libro contando que la madre del protagonista esté embarazada y luego se vaya (…) como si la historia no fuese con ella.”, aunque también justifica la falta de movimiento de estos personajes durante estos años, entre la mudanza de Elvira Lindo a EEUU y el miedo que tenía la madre de Manolito de que la fama lo echase a perder, como Macaulay Culkin.
Han pasado tres años, pero la vida de Manolito no ha cambiado gran cosa. Sus vecinos siguen siendo La Luisa, Bernabé y su perra vieja y fea la Boni; y los niños del barrio siguen siendo los mismos: Yihad, Susana Bragas Sucias, el Orejones (quizás el que más evolución ha tenido en estos años), Melody Martínez... y en casa de Manolito viven él, su madre, su abuelo, su hermano el Imbécil y los fines de semana su padre, aunque con una nueva incorporación: La Chirli, la hermana de Manolito.
A lo largo del libro conocemos a esta niña, que es tan bonita y perfecta que piensan que les han dado el cambiazo en el hospital y que hay una García Moreno en algún barrio pijo de Madrid. Pero las aventuras (o desventuras según sus padres) de los niños del barrio siguen siendo las mismas y no se dejan de lado. No voy a contaros ninguna, aunque alguna me haya arrancado carcajadas. Hay que leerse el libro.
Pero no se puede obviar que el tiempo ha pasado, y se intuye que Manolito ha crecido y que es ya un preadolescente. Donde más lo he notado es cuando acompaña al Imbécil al hospital a conocer a su hermano, cuando lo comprende y adopta una postura de “sé que estás sintiendo lo mismo que sentía yo cuando naciste tú: ya no eres el pequeño y ya no serás el favorito (chínchate)”. También se le nota en los primeros sentimientos encontrados que tiene (entre celos y pena), la sensación de responsabilidad frente a su hermana pequeña, su abuelo; y sus noches de comer techo intentando encontrar su lugar en la familia. Incluso en el título, porque “Mejor Manolo” es lo que responde Manolito cuando su madre lo llama por su diminutivo. Ya no se siente tan pequeño y quiere tener nombre de mayor.
Lo he pasado genial con este libro. Lo he devorado en menos de 48h y me ha dado ganas de volver a leer todos los anteriores. Tenía miedo de decepcionarme o de que no transmitiese lo mismo, pero me equivocaba. Mi lista de pendientes sigue creciendo, pero voy a poner alguno suyo por el medio para darme una alegría durante unas horas.