Los dos primeros libros de la trilogía de Los juegos del hambre, de Suzanne Collins han sido mucho más breves y rápidos de leer de lo que esperaba. Me he ido el fin de semana a casa de una amiga, y durante las horas muertas (por las mañanas, después de comer y antes de cenar) estuve leyendo. Me terminé Los juegos del hambre, que lo llevaba empezado de casa (apenas había leído un tercio del libro) y empecé y terminé En llamas, la segunda parte. Ahora en casa, con más horas ocupadas, empezaré Sinsajo y espero que me dure un poco más.
Porque qué libros más breves, qué rápido se leen. Tanto que no me ha dado tiempo a hacer dos entradas separadas.
Nos encontramos en un futuro, no sabemos si lejano o cercano, en el que el sistema político es muy diferente a los que conocemos: el territorio que antes ocupaba EEUU está ahora dividido en 14 zonas: los distritos del 1 al 13 y el Capitolio, la capital, próspera y rica. Hace casi 75 años los distritos empezaron una revolución, que terminó en la destrucción total del Distrito 13, el duro sometimiento a los otros 12 y el origen de Los juegos del hambre: un espectáculo televisivo anual en el que los 12 distritos envían dos tributos (un chico y una chica de entre 12 y 18 años) para que compitan a muerte. Solo uno de ellos, el ganador, volverá vivo a casa.
Es el día en el que eligen los tributos de los Juegos de este año. Las posibilidades de que Prim, la hermana de 12 años de Katniss, la protagonista, saliera elegida tributo, eran mínimas. Katniss, en un intento desesperado de salvar la vida de su hermana, se presenta voluntaria para sustuirla. Pero así como aparece en el Capitolio ante el público, se convierte en más que una competidora.
La primera impresión que tuve de los libros es que son muy fluidos. Están escritos en primera persona, pero en tiempo presente, y apenas hay saltos temporales, por lo que son muy inmediatos y la historia fluye sola entre las páginas. Además, sobre todo en el primer tercio del primer libro no hay anticipaciones: Katniss sabe tan bien qué va a pasar que no lo adelanta, pero el lector se va encontrando sorpresas a cada página, y no sabe cuándo parar de leer porque no sabe cuál es el siguiente paso en el protocolo de los Juegos. Así, cuando te das cuenta, estás enganchado al libro y sumergido en la historia.
También son muy sencillos. Es decir, no hay adornos estilísticos, ni construcciones extrañas. El lenguaje es simple y directo, sin rodeos; no distrae de la historia. Estructuralmente, el primer libro es más sencillo que el segundo, pero igualmente son sencillos y lineales, aunque se permiten unos pequeños flashbacks bien colocados, que más que retrasar la acción, incluso la ayudan a avanzar.
La trama engancha, y no hay trabas que distraigan, ni obstáculos que la impidan avanzar. Desde las primeras páginas, en el día de la cosecha, la acción avanza implacable hasta más allá del final de los juegos. Pero además, es una trama diferente, que, aunque se puede presuponer un poco predecible (creo que no es descabellado pensar que, si Katniss está narrando el libro, es ella quién gana los Juegos), tiene sus momentos de sorpresas, sus revelaciones y sus acciones inesperadas; aunque quizás esto ocurre más en En llamas.
Me refiero a que no es una trama trillada, con escenarios más que conocidos (una ciudad, un instituto) y con personajes típicos que ya has conocido en otros libros. Para nada. La propia trama, que le plantea problemas a los personajes a los que no estamos acostumbrados, hacen que estos se comporten de una manera a la que no estamos acostumbrados. Sin ir más lejos: luchan por su vida. Deshumanizan, des-empazatizan con los otros personajes y los atacan. Se crean estrategias y alianzas muy frágiles que sabes que tarde o temprano se tendrán que romper; hay momentos puntuales en los que, de manera imprevista, pasan cosas que obligan a estos cambios. Hay momentos en los que la trama se vuelve cruel, cruda e injusta. Hay momentos de tranquilidad o incluso felicidad, aunque son menos.
Pero además de la trama, la autora crea un mundo con una distribución y sociedad completamente diferente: el aislamiento entre distritos, las grandes diferencias que hay entre distritos, y entre los distritos y el Capitolio. Y sobre todo, el esfuerzo que hace la autora para dejar patentes estas diferencias: Katniss no deja de sorprenderse de la frivolidad y superficialidad de su equipo de estilistas, mientras ella solo piensa en cómo sobrevivir o en qué estarán sufriendo en el resto de distritos.
Se agradece un cambio de todos estos aspectos. Se agradece buscar en las sinopsis y encontrar unos títulos más que no siguen con los argumentos y personajes de moda (desde hace poco, seres sobrenaturales -vampiros, hombres lobo, zombies- insertados en la realidad mediocre de un instituto; hace unos pocos años más, fantasía de dragones, héroes, elfos y magia) y de la trama amorosa o sentimental, que lleva décadas acaparando páginas y páginas. Además, aunque sigo sosteniendo que los libros no cambian la sociedad ni la manera de pensar o actuar de los que los leen, me alegro de encontrar por fin una protagonista femenina responsable, decidida, poderosa, con habilidades adquiridas y no naturales que toma decisiones y acarrea con las consecuencias.
En consideraciones más concretas de cada uno de los libros, quizás me haya gustado más el primero. Al estar estructurado de una manera más clara (preJuego, los Juegos, el final de los Juegos) y estar leyendo en un archivo sin saber cuánto me quedaba para el final, estuve más localizada dentro del avance de la trama y era más fácil saber en qué momento estaba. Me gustó prácticamente todo del libro, salvo quizás que se me hizo demasiado corto y el final abrupto que tiene. Me gustaron los escenarios, los personajes, hasta el final cruel que tienen los Juegos con los mutos.
Sin embargo, estuve un poco más desorientada durante el segundo. Y aunque tiene también sus cosas buenas, no me gustó tanto como el primero. La trama tiene un par de giros inesperados que fragmentan el libro (como el Vasallaje tras la gira, cuando parece que se empieza a abrir la trama hacia el Distrito 13) y dejan partes colgadas para poder seguir avanzando con las nuevas.
Y sobre todo, me ha disgustado el final del segundo libro. El último capítulo es muy diferente al resto del libro, como un epílogo descolgado, que tuvo que poner la autora (o editor) con prisa para abrir el tercero, Sinsajo. Está poco elaborado, introducido de una manera que no me parece la más natural ni esperable por tal y como se introdujeron el resto de historias, flashbacks o reflexiones.
Por todo esto, he pensado que estos libros son perfectos para introducir en la lectura a chavales. Siempre he estado en contra de los libros obligatorios en los institutos, pero creo que estos podrían funcionar. O fuera de las clases, como sugerencia a amigos, hijos o conocidos.
¿Por qué? Primero, no son aburridos, enganchan. Es malo tener que leer por obligación, pero es mucho peor tener que leer por obligación un libro que no te interesa y que te aburre o no te aporta nada, ni siquiera distracción. Segundo, son sencillos de leer. Avanzan rápido, y aunque en formato físico tienen muchas páginas, se leen rápido; no se hacen eternos. No hay que hacer ningún esfuerzo para leerlos ni hay palabras, expresiones o frases extrañas (aún recuerdo el “hija de la Aurora, de dorados dedos” de la Odiesa, y de la odisea que era leerlo). Se centra todo en la trama. Y tercero, la trama en sí. Es impactante, es directa, es cruda y es novedosa. A los que somos un poco mayores puede que no nos impresione demasiado, pero me pregunto qué pensarán chicos de 15-16 años sobre la sangre, heridas, frío, hambre y toda clase de calamidades que pasan los personajes, además de formar las estrategias y alianzas con el peligro de muerte siempre sobrevolando. Estoy casi segura de que les interesa o les motiva a seguir leyendo. Desde luego, no les dejará indiferentes.
Terminados Los juegos del hambre y En llamas, ahora voy a por Sinsajo. No sé cuánto me llevará terminarlo, pero imagino que poco. Aunque no me haya gustado la manera en la que está cerrado En llamas, han introducido una parte nueva de la historia que tengo ganas de explorar. Espero no tardar mucho en volver por aquí.