30 de junio de 2012

Méndez Ferrín

Y por fin, aquella extraña sensación de que todos mis cuentos (y mis poemas, y mis novelas, y mis artículos, y este prólogo) se relacionan entre sí y que son recurrencias de un solo texto, del único capaz de escribir y que renace incansablemente y retornará siempre hasta mí hasta que la muerte me detenga la mano y confisque mis obsesiones para descanso de cuantos me soportan.

XL Méndez Ferrín, Fría Hortensia y otros cuentos, Madrid, 1999

25 de junio de 2012

Mis proyectos

Cuando empecé a escribir lo hacía sin una meta. Recuerdo mi primera historia, y sé que conocía a mis personajes, pero no tenía un camino marcado para ellos. Iba escribiendo según lo que me apeteciese escribir ese día; era más un ejercicio expresivo (y era consciente de que era así) que otra clase de historia.
Más adelante, al gustarme siempre el relato corto, no tenía que planificar muchas cosas. Cogía una historia o un motivo, le daba durante un rato o unos días vueltas en la cabeza, le daba forma, y luego lo plasmaba en papel. Era una escritura de un día, y nunca pretendí hacer algo conjunto entre todo lo que escribía. Solamente pensaba en ese momento, en ese relato. Además, como nunca me planteé publicar (nunca me vi con el nivel de intentarlo siquiera, independientemente de cómo estuviesen las editoriales) no intenté ni hacer una historia más larga, ni conseguir un hilo conductor o puntos en común para poder unificar diferentes relatos en un solo volumen.
Solamente un par de veces me planteé proyectos un poco más extensos. El primero, que no resultó en prácticamente nada, fue hacer un relato a partir de cada verso de uno de los discos que más estaba escuchando en ese momento (Lover's requiem de I am Ghost, una locura). Llegué a completar una canción, y lo dejé parado.
El siguiente, está puesto en el blog, pero a veces me planteo borrar las entradas para no dejar rastros de él. No es que no esté orgullosa de lo que conseguí, que lo estoy y mucho, pero ahora que sé que puedo hacerlo, puedo hacerlo mejor. Me refiero a la serie de relatos El Refugio. En el momento era importante para mí conseguir crear la historia, ir haciéndola y planificándola, e ir uniéndola. Estoy contenta con el resultado, pero una vez conseguido eso, sé que puedo llegar más allá, y siento que la historia merece los arreglos que le quiero hacer. Y algún día se los haré.

Desde que acabé ese relato, no me he vuelto a proponer ningún proyecto. Intento seguir el reto semanal del Rincón de la Expresión, me he apuntado a algún Retos a la pluma, pero nada más. Dejé de escribir durante un tiempo, y ahora lo he retomado.
He vuelto con ganas de escribir de manera más seria. Y también con ganas de hacer algo más organizado. He vuelto con un bagaje en teoría literaria, en lecturas y en comentarios de texto bastante grande, que me ha hecho ver la manera de escribir y de leer de manera muy diferente a como lo hacía antes.
Aunque sigo sin tener pretensiones de publicar, pero quiero aprender y mejorar, especialmente en la parte de la que carecido todo este tiempo: la organización y la planificación. Así que me he puesto concretamente dos retos.
El primero, quiero adentrarme dentro de la ciencia ficción. Estoy un poco cansada de relatos intimistas realistas. Me encanta la ciencia ficción, con un poco de motivación me salen ideas, pero nunca me había planteado escribirlas. Empezaré con relatos cortos, pero a lo mejor me planteo hacer algo más largo. La idea la tengo, la capacidad para llevarla a cabo... no estoy tan segura. Lo intentaré, por lo menos.
Y el segundo (aunque está un poco ligado al primero), quiero hacer una colección de relatos de corte steampunk. Algo arriesgado, algo temáticamente complicado, en el que conseguir fuentes de inspiración está difícil, pero lo quiero hacer... y lo estoy haciendo. Tengo un relato terminado, que estoy dudando de si publicar o no; y otro está en proceso. Lo estoy planificando, lo estoy llevando por esquemas, como nunca había llevado nada, lo estoy cuidando mucho, y acabaré por terminarlo. Va a ser bastante más largo de lo que estoy acostumbrada, pero la historia y la ambientación me tienen captada desde que surgió la idea y quiero hacerlo bien. No sé cuántos relatos van a componer la colección, pero tengo ideas para otros tres por lo menos, aunque son todavía solamente una semilla.

Por supuesto, sobre todos estos propósitos está mi propósito y motivación superior, a la que se suscribe el resto de cosas que haga; y que sin ella, dejaría de hacer: divertirme. Escribir, darle todas estas vueltas me hace disfrutar, antes, mientras y después de escribir.

23 de junio de 2012

La revelación poética

Todo se puede ver, tocar, palpar. Ser y apariencia son uno y lo mismo. Nada está escondido, todo está presente, radiante, henchido de sí mismo. Marea del ser. Y llevado por la ola de ser, me acerco, toco tus pechos, rozo tu piel, me adentro por tus ojos. El mundo desaparece. Ya no hay nada ni nadie: las cosas y sus nombres y sus números y sus signos caen a nuestros pies. Ya estamos desnudos de palabras. Hemos olvidado nuestros nombres y nuestros pronombres se confunden y entrelazan: yo es tú, tú es yo. Ascendemos, disparados hacia arriba. Caemos, asidos a nosotros mismos, mientras fluyen y se pierden los nombres y las formas. Río abajo, río arriba, tu rostro fluye. La presencia pierde pie, anegada en sí misma. Pierde cuerpo el cuerpo. El ser se precipita en la nada. El ser es la nada. La nada es el ser. Abro los ojos: un cuerpo ajeno. El ser ha vuelto a ocultarse y me rodean las apariencias. En ese instante puede brotar la pregunta, el sadismo, la tortura por saber qué hay detrás de esa presencia irremediablemente ajena. Esa pregunta encierra toda la desesperación amorosa. Porque detrás de esa presencia no hay nada. Y, al mismo tiempo, de la nada de esa presencia, el ser se levanta.

Octavio Paz, La Revelación poética.

17 de junio de 2012

Taller literario III - Vocabulario, gramática y ortografía

Seguimos con el Taller literario en el Rincón de la Expresión. Esta semana tocamos el tema del vocabulario, de la gramática y de la ortografía.

Tras aclarar que el correcto uso y conocimiento de la ortografía y de la gramática es importante para cualquier persona que quiera escribir, que creo que es algo en lo que todos estaremos de acuerdo, La petite poupée hizo una recopilación rápida de las dudas ortográficas más frecuentes que se suelen tener a la hora de escribir (deber/deber de; conque/con que; posesivos, usos de verbos, etc.). Sand aprovechó para hacer otras puntualizaciones ("ti" no lleva tilde, los días de las semanas o meses se escriben en minúscula, etc.) Podéis leer el hilo completo aquí.

Este tema me recordó a una entrada que hice en mi blog más personal, antes de redireccionar este y que un día copiaré y resumiré, sobre un premio literario concedido a unos relatos que contenían faltas de ortografía (podéis leer la entrada completa en Relatos de Horror - Me siento ofendida).

Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de mantener una ortografía y una gramática correctas. Creo que en la forma podemos experimentar todo lo que queramos; es decir, podemos romper todas las normas establecidas y todo lo que se supone que está bien para llevar una historia, pero la ortografía y la gramática facilitan la transmisión de esta historia, y eso es fundamental.
Saber manejar la ortografía (dentro de la cual entra también la puntuación) me parece fundamental e importantísimo, y me cuesta entender cómo hay gente que le resta importancia y se excusan en el "se entiende igual". No es serio, no es formal, y si quieres que te tomen en serio no es la manera de hacerlo.

Además de las indicaciones que se dieron sobre los errores más comunes, a mí me gustaría añadir un par de recursos de la Real Academia, ambos se pueden consultar online. Podemos estar de acuerdo con ellos o no, nos pueden gustar algunas cosas más que otras, pero en temas de normativa, ellos tienen la última palabra.
El primero, y tan obvio que no se tiene en cuenta, es el Diccionario. En www.rae.es es la primera opción de búsqueda. Solamente hace falta teclear la palabra y ya nos dice los usos que tiene esa palabra, si está correctamente expresada, concreciones ortográficas, etc. Es muy importante saber leer un diccionario: vulgarismos, arcaísmos, qué pasa cuando nos redirige a otra palabra, etc. No todo lo que está en el Diccionario es lo que está correcto escribir.
Además, otro recurso fundamental y que sirve de mucha ayuda es el Diccionario Panhispánico de Dudas. Se llega a través de la página de la RAE www.rae.es. En él se puede consultar si una palabra está bien usada, por qué, qué excepciones tiene, y muchos ejemplos. Por ejemplo, si queremos saber cómo usar las palabras "sino" y "si no" (Si no se iba a casa no llegaría a tiempo o Sino se iba a casa no llegaría a tiempo), solamente tenemos que buscar por alguna de las dos palabras, y nos explicará cuándo se usa. Entonces veremos si se ajusta a lo que queremos expresar o deberíamos coger la otra opción.

Hay más materiales de apoyo a dudas concretas, pero estos son los que más uso, y los que me parecen que pueden ser de mayor utilidad.
Espero haber sido de ayuda para alguien, y os esperamos en las próximas sesiones del taller literario :)

15 de junio de 2012

No eres mi personaje

Los que escribimos tenemos que enfrentarnos normalmente con un problema que es a partes iguales molesto y estúpido. Y este problema es que la gente puede pensar que los estamos usando para nuestros relatos, o que lo que escribimos es lo que de verdad sentimos o lo pasó, y que lo que decimos es mentira.
A mí me ha pasado, y a más gente le ha pasado. Me pone bastante enferma que en la serie Bones (que emitían en La Sexta, o siguen emitiendo) hayan basado una temporada en que uno de los personajes escribe una novela, y el resto de personajes pasan los capítulos especulando cuál de los personajes de la novela son ellos, y identificándose con ellos. Sé que no es la única serie o película en la que se trata a un escritor así; y sé que hay mucha gente que lee y busca a conocidos de los escritores en los personajes. Y lo peor, que se lo toman en serio.

Se pueden distinguir dos tipos de literatura: la literatura de ficción y la literatura de no ficción. La literatura de no ficción son los manuales, son las guías, son los ensayos... “cosas escritas” que no cuentan una historia. En el momento que algo escrito cuenta una historia, en el momento que hay unos personajes, un tiempo, o un espacio, o una acción, es una literatura de ficción. Y ficción significa “mentira”.
Cuando escribimos algo, estamos escribiendo y dándole forma a una mentira. Es todo producto de nuestra imaginación, y cualquier coincidencia con la realidad es casualidad. Podemos coger trazos de la realidad, de lo que conocemos y de lo que vivimos para poder darle mejor forma a lo que escribimos, pero buscar la realidad-real dentro de la literatura no tiene sentido. Y mucho menos, enfadarse por lo que hayamos escrito, o protestarnos por haber escrito algo.
Nunca lo había dicho en público, pero una de las razones que me llevaron a casi el silencio durante los tres años y pico que tuve pareja, es porque parecía que le molestaba a veces lo que escribía o se buscaba en los relatos, me buscaba y buscaba la realidad-real dentro de ellos, y la encontraba, aunque tuviera que darle vueltas y rebuscar. Me comentaba lo que escribía de manera personal, no en el sentido de “me gusta, no me gusta”, en el sentido “muchas gracias, cariño, yo también me siento así contigo”. Aunque no todas las veces encontró cosas que no le gustaban, no podía dejar de sentirme incómoda al escribir. No podía escribir pensando en cómo se tomaría lo que hubiese escrito, porque aunque no tuviese nada que ver con nosotros, iba a verlo como si fuese así. Y mucho menos me atrevía a escribir sobre personajes alejados a nosotros o a sentimientos negativos, porque iba a preocuparse personalmente por mí, como si mis relatos fuesen mi diario.
Un ejemplo que está escrito aquí, en este blog, es en el relato “Blues pasados”. El relato va de una chica que se reencuentra con un grupo de amigos de hacía tiempo con los que había desconectado, y estando con uno de ellos en especial, recuerda una historia de amor que vivió con un chico que estaba en el grupo.
El relato es ficción. Ahí debería quedarse, y así debería tomarse. Pues a quien era mi novio le sentó mal. Pensó que era yo quien hablaba, no la narradora, y que pensé en todo lo que lo quería a ese chico mientras estaba con él. La noche en la que lo escribí acababa de volver de la playa, de reencontrarme con varios compañeros del instituto. Y hay uno de ellos, con el que nunca llegué a tener nada, que toca la guitarra y tiene el pelo rizado. Ese fue el escenario que escogí para arrancar el relato, pero nada más. El resto del relato es mentira, es una ficción porque es literatura (de más o menos calidad), no tiene nada que ver con la realidad. Pero se enfadó igualmente. Tanto, que dejé de escribir, directamente.

Nuestros amigos, novios, conocidos, etc. pueden dejar de buscarse en nuestros relatos. Porque no son ellos los que aparecen, son personajes que hemos inventado, que no tienen nada que ver con ellos. Aunque pueda haber algún rasgo que coincida con alguien conocido, siguen siendo personajes. Son letras plasmadas en un papel o en una pantalla, son conceptos, no son personas de carne y hueso.
Para los que escribimos, es molesto e incómodo. No podemos estar escribiendo pensando en qué va a leer la gente, en qué sentido lo pueden malinterpretar, ni quién lo va a leer o dejar de leer. No nos gusta responder preguntas sobre las conexiones que tienen lo que escribimos con nuestra realidad o con nuestra intimidad. Es ficción, no es real, no tiene relación con nosotros o lo que pensamos. Podemos gastar alguna broma incluyendo a alguna persona real en los relatos, pero no van con esa intención la enorme mayoría de lo que se escribe.

Creo que no soy la única a la que le ha pasado. Y no creo que sea la única a la que le molesta de alguna manera que en algunas obras, que también son ficción, se confundan a los personajes con otros personajes de una novela.
En último caso: nuestra literatura es ficción. Tomáosla como tal. No hay necesidad de buscar las relaciones con la realidad, porque, por definición, lo que está escrito no es real.

12 de junio de 2012

Taller literario II - El estilo

Esta semana volvió al foro Rincón de la Expresión el Taller literario, en su segunda "sesión". Y como valientes que somos, no fuimos a un tema sencillo. Fuimos directos a comentar el estilo literario.

En resumen, así introdujo La Petite Poupée el tema:
"No es lo mismo explicar una historia que contársela a los lectores; mostrar un personaje que retratar sus acciones de un modo vivo y concreto. El arte de contar historias es el arte de combinar palabras, y el modo personal, peculiar e intransferible de expresarse de un escritor es lo que se conoce como estilo literario.
[...]
El estilo es completamente personal, aunque hay que tener en cuenta siempre algunos consejos. Se dice que el buen estilo literario consiste en una mezcla entre destreza, personalidad e inspiración, pero para llegar a eso hay que ir de menos a más: la destreza se desarrolla con la práctica, y la inspiración termina llegando si se practica de forma regular."

Yo creo que el estilo a la hora de narrar es importante, pero no lo es todo. Hay historias con un estilo muy simple, que no llama la atención, que son grandes historias y se puede disfrutar de ellas igualmente. Y también pasa al revés, hay historias insignificantes que se engrandecen por la manera en la que están narradas (voy a decir siempre este nombre, pero es mi caso con los primeros libros de Diego Ameixeiras: el tema policíaco nunca me gustó, pero me encanta cómo lo cuenta y los devoro y una y otra vez). Luego, si ya juntamos una gran historia con un estilo que nos encanta, tenemos la historia definitiva.
En esto creo que Sand, que todavía no contestó al Taller pero estaré atenta a lo que diga, podría decir más que yo, pero del estilo a veces no hay que fiarse, sobre todo por las obras traducidas. Si leemos lo que escribió el autor, palabra por palabra, podemos llegar a conocer lo que el autor quiso transmitir. Pero con las traducciones siempre se pierde algo, o no se llega a leer el estilo puro del escritor. Me da pena, por ejemplo, no saber francés para poder leer con gusto a Flaubert. En clase la profesora nos leía fragmentos y sonaban muchísimo mejor que los que leíamos en castellano, porque su estilo musical se perdía casi al completo.

Y ahora, ¿cómo cultivar nuestro estilo? Ni idea, la verdad. Leer es importante. Leer a otros autores (quizás tanto profesionales como amateurs) para ver qué te gusta y qué no te gusta, e ir formándose con eso. Pero también puede estar dentro de las capacidades de cada uno, porque te puede gustar mucho una forma de narrar, pero en realidad no poder crearla. Estoy pensando en la prosa elaborada de Carlos Ruiz Zafón, que yo sería incapaz de imitar (aunque me gustase, que no es el caso).
En fin, yo creo que es un camino. Algo que hay que ir recorriendo, conociendo la manera que tiene cada uno de hacer las cosas, e ir depurándolo poco a poco, hasta poder juntar la destreza con la personalidad, como dices en el texto. Y sobre todo, contar las cosas de una manera que te guste, y con la que te sientas cómodo.

No sé si tengo un estilo ya. Sé qué me gusta escribir, cómo me gustaría escribir, pero no estoy segura de haber conseguido plasmarlo todavía. Es una de las cosas a las que estoy atenta cuando escribo, pero supongo que será necesario mirarlo con perspectiva y con algo más de producción.

10 de junio de 2012

Grandes escritores

Grandes escritores relato corto novela

Hace unos días en Twitter subió hasta los TT el hashtag #GrandesEscritores, que me dio una tarde entretenida. La mayor parte de la gente lo usaba para enumerar nombres que le sonaban de algo, probablemente escritores a los que no habían leído en su vida. Luego, hubo otra gente que se lució y me arrancó unas risas, como aquél que con un chiste elaboradísimo decía de Michelangelo escribió La Regenta, y otro que confundía a Quevedo con Góngora y decía que las Soledades le habían gustado mucho.
Pero yo no me pude aguantar. Después de aceptar que la gente suele hablar de literatura sin haber tenido más contacto con ella que la que dieron en clase cuando estudiaban, me puse con mi lista de #GrandesEscritores. Pero nombrar escritores sueltos era poco reto, así que estuve proponiendo a grandes escritores, pero de relato corto.

Gustave Flaubert: aunque todos lo conocemos por Madame Bovary, también escribió cuentos. Es un monstruo de la narración, hace lo que quiere con las descripciones, con los personajes, con los diálogos, con las acciones... vas devorando páginas metido en la historia desde las primeras líneas. En clase tratamos la obra Tres cuentos, de la que destaco Un corazón sencillo (Un coeur simple), por la manera magistral de, con dos frases, describir perfectamente a un personaje, o hacer avanzar una acción. Además, aunque no sé nada de francés, cuando nos leía pasajes la profesora era todo tan musical, tan armonioso... fonéticamente perfecto... Es impresionante.

Grandes escritores relato corto novela

Guy de Maupassant: francés del siglo XIX, escribió cerca de 300 cuentos. Fue alumno de Flaubert, que lo entrenó para escribir desde que era pequeño, así que podéis haceros una idea de lo genial que es este hombre. Sus cuentos más que cuentos son novelas cortas (nouvelles, 30-40 páginas), y obviamente, tocó prácticamente todos los temas, así que hay dónde elegir. Me fascinan sobre todo sus cuentos de terror o de fenómenos paranormales. ¿Favorito? La pequeña Roque (La petite Roque).

Prosper Merimée: también francés, también del siglo XIX, aunque previo a Maupassant por unos pocos años. No lo conozco tanto como a Maupassant, pero en clase estuvimos tratándolo, y solamente por haber leído y disfrutado de La Venus de Ille (La Venus d'Ille) ya vale la pena nombrarlo.

Stendhal: el último de los franceses, otro de los grandes de la narración universal por méritos propios. Si digo la verdad, hace años que me metí a leer cosas suyas, y como era uno de los primeros clásicos que cogía por mí misma, quedé impresionada con la manera que tenía de contar las cosas. No me llamaba la atención la acción, me llamaba la atención cómo estaba contada. No recuerdo ningún título concreto :(

Grandes escritores relato corto novela

Jorge Luis Borges: otro de los monstruos de la narración. Mi primer contacto con Borges fue en clase, guiada por un profesor, y creo que es la manera en la que hay que abordarlo. Borges es demasiado grande, es demasiado diferente a lo que normalmente aprendemos a leer, y si no se aprender a leerlo, puede ser demasiado raro. Con Borges simplemente hay que relajarse y disfrutar. Dejar que él te lleve de la mano, que te vas bien acompañado. Para hacerse una idea de hasta dónde puede llegar, estoy buscando el título de un cuento sobre un tren que no se se sabe cuándo llegará, adónde irá y cuándo se detendrá, pero no lo encuentro. Igualmente disfruté de La Biblioteca de Babel o de Las ruinas circulares.

Juan Rulfo: colega de Borges, es otro de los grandes cuentistas hispanoamericanos. También lo descubrí en clase, pero me supo a poco y luego me lo llevé por mi cuenta. Rulfo, además de contar las historias de una manera diferente, es de esos autores que tienen una voz propia, un estilo muy reconocible. Leyendo sus relatos inconscientemente me pongo a leer con acento mexicano, porque la propia musicalidad de las palabras, de las expresiones, lo pide. Como Flaubert, es de estos autores que gustan leer también en voz alta, porque las palabras, una tras otra, sin tener en cuenta qué dicen, hay que escucharlas. Mi primera toma de contacto con él, y con su capacidad de transmitir historias, y además historias diferentes, fue con el cuento Es que somos muy pobres. Desde que conseguí comprar El llano en llamas estoy deseando encontrar un momento entre las lecturas de clase para poder morderlo con todas las ganas.

Raymond Carver: no tengo ni idea de cómo llegó este hombre a mis manos, pero fue amor a primera vista, y lo será siempre. Carver no hace tanto cuentos como relatos: no tiene una historia cerrada, con un principio, desarrollo y final; es especialista en rescatar un pedacito de rutina de unos personajes que no son especiales, contártelo, que no pase nada extraordinario, y cerrarlo sin más. Y a pesar de esta rutina, de estos personajes corrientes y sus historias corrientes, te deja diferente. Te cambia por dentro. Te deja mal cuerpo, te deja buen cuerpo, o te deja intrigado. Siempre, siempre, sugiere más que cuenta, en eso es un maestro. He leído bastante de él (además tiene algo de poesía, aunque esa parte no la he tocado por no fiarme de las traducciones y no atreverme con el inglés), pero siempre me encanta releer el relato Vecinos (Neighbors).

Grandes escritores relato corto novela

Edgar Allan Poe: tal y como estoy intentando adentrarme en el género del terror, Poe no podía faltar. Su terror o casi horror te atrapa desde las primeras líneas, y llega a calarte en los huesos un poco después. Es magistral su manera de narrar, de inventar, de conducir una historia por dónde él quiere, y de transmitir esas sensaciones de ansiedad, ahogo, vigilia, etc. Uno de los primeros que leí fue El gato negro, que además, si no me equivoco, tiene editado El zorro rojo en una edición preciosa (y algo más que preciosa, es una joya) que algún día tendré.

Lovecraft: de la mano de Poe, no podía faltar. Me adentré en Lovecraft de una manera inocente hace muchos años (“este autor me suena, vamos a ver qué escribe”), y recuerdo que me sorprendió la grandísima imaginación que tenía. No recuerdo qué leí concretamente, porque eran relatos salteados de una antología cualquiera, pero recuerdo a chtulhus (indispensables en mi bolsa de amigurumi) y accidentes en laboratorios. Lo que había querido leer, no solamente lo había encontrado, sino que estaba todo contando BIEN, con mayúsculas.

Leopoldo "Alas" Clarín: el español de mi lista. Voy a ser sincera, no he leído ningún cuento de Clarín. Pero me parece injusto que la gente piense que solamente ha escrito La Regenta, cuando la gran mayor parte de su producción literaria (más allá de la crítica) fueron cuentos. Este verano me pondré a leer cosas suyas, a ver qué tiene para ofrecer, aunque tengo confianza en él.

Carlos Casares: gallego, bastante desconocido fuera de estas fronteras, y no solamente hizo cuento, también hizo novela. Siempre lo pongo al lado de Carver por esa capacidad de narrar algo aparentemente insignificante, pero darle importancia, resaltarlo, hacer que llegue a ti y te influya tras haber cerrado las páginas. Disfruté con la magia que desprende O sol do verán (El sol del verano), y cada vez que lo leo no paro de enamorarme de su capacidad para mezclar tiempos y espacios, e ir saltando de uno a uno sin que te pierdas, disfrutando de cada imagen.

Vicente Risco: otro gallego, para cerrar la lista. Hizo mucho por la literatura gallega: acercó las vanguardias (a su manera, no fueron muy fieles a ellas), hizo teatro, hizo novela, hizo cuentos e hizo ensayo, sobre todo político. Es bastante ácido en su crítica social, pero en sus cuentos destaca el haber rescatado leyendas o cuentos populares y haberles dado forma; y en sus historias propias tampoco se aleja de la fantasía y del imaginario mítico. Es una fuente de historias, de magia, de fenómenos paranormales, de hombres lobo, Santas Compañas y mil leyendas. Destaco O lobo da xente (El lobo de la gente).

Grandes escritores relato corto novela

Podría seguir dando nombres, y más si vamos a la novela, pero si alguien quiere investigar un poco dentro del cuento, creo que aquí tiene un buena base sobre la que empezar. Yo seguiré investigando, adentrándome en estos nombres, y en otros.
Sin embargo, aunque tengo autores ingleses-americanos, franceses y españoles, creo que no conozco a ninguno alemán, y seguro que hay cosas geniales por allí. ¿Alguien tiene algún nombre, o alguna idea de cómo puedo empezar a investigar?

Los comentarios están abiertos: ¿habéis leído a alguno de estos autores? ¿os tientan por lo menos?

7 de junio de 2012

Taller literario I - Introducción

Hace años que escribo en el foro El Rincón de la Expresión. Aún en las épocas en las que menos escribía seguía pasándome por allí, para leer lo que se estaba haciendo, o intentar conseguir algo de inspiración. Es un foro en el que siempre se están haciendo cosas. Desde hace mucho tiempo se están haciendo los Relatos semanales (una propuesta de una frase a la semana que debe llevar un texto, da igual el género y la extensión), de vez en cuando se lanza un Retos a la pluma, y hace poco que hemos empezado con el Taller Literario. La intención es intentar reflexionar y aprender sobre el acto de escribir. Todos los que estamos dentro escribimos y leemos, algunos desde hace más tiempo que otros, unos con más acierto que otros. Pero todos tenemos algo que aprender, y tenemos mucho que compartir. Así como Isi me lo propuso, me lancé de cabeza al proyecto, aunque lo va a llevar ella.

Hace unos días se lanzó la primera parte: una introducción para empezar con el taller. Se puede leer aquí
Esta primera parte es una reflexión sobre por qué escribimos. Si por necesidad, pasatiempo, por la ilusión de publicar... y ya que estoy arrancando este blog, me parece interesante dejar mi respuesta por aquí.
La pregunta de “¿por qué escribo?” me la hice hace unos cuantos años, en un taller literario que hicimos en mi Facultad. No era un tema que estaba previsto en ese taller, pero hablando de cuándo creábamos, una chica no paraba de decir “cuando me dice mi editor”, “cuando mi editor me pone fechas límite”, y cosas del estilo. El moderador del taller le daba la razón y asentía, como si esa clase de problemas fuesen lo más normal. El resto de los asistentes no habíamos publicado nada, y uno de los chicos que estaban allí no se pudo aguantar y le preguntó (en un tono bastante irónico) si es que ella no escribía porque le gustaba. Como la conversación se iba por dónde no le interesaba, el moderador del taller cambió de tema y nos dio una charla sobre “para quién escribís”, que se puede resumir en “si escribís es para vender, no podéis escribir sobre lo que queráis porque no va a gustar, tenéis que escribir pensando en lo que le vaya a gustar al editor, porque es quien os va a poner en las tiendas”.
Desde entonces tengo muy claro que escribo para mí. Escribo lo que me apetece escribir, o lo que necesito que siento escribir. Así que a la pregunta de “¿por qué escribo?” la respondo que escribo porque me gusta, porque me hace disfrutar. En parte también a veces escribo porque necesito expulsar algo (tanto sentimientos como una historia que tengo rondando en la cabeza). Nunca he escrito pensando en publicar. Ahora mismo estoy intentando hacer una serie de relatos que no sé si alguien más gustarán o siquiera interesarán, pero quiero hacerlo, y tengo desde hace años muchísimos textos con referencias personales que solamente entenderé yo, para poder recordar algunas cosas o personas. No tengo ninguna intención de publicar por editorial, lo que escribo va a quedar para mí y para quienes me quieran leer en los sitios donde cuelgue mis textos.

No voy a despreciar a alguien que quiera escribir por dinero, que su meta sea alimentar su ego, o hacer lo que sea para vivir de escribir. Pero yo sería incapaz. Si ellos son capaces de hacerlo, para mí, tiene mucho mérito, y más si consiguen hacerlo a lo grande (véase a JK Rowling, escribió solamente por dinero, y vaya resultado obtuvo), pero no es algo que yo sepa o sea capaz de hacer.

De paso, he adelantado otras de las entradas que estoy preparando para poner esto en marcha: proyectos que tengo en mente.
Por supuesto, todo el mundo es bienvenido al entrar en el foro y participar, tanto de esta propuesta, como del resto.

4 de junio de 2012

Parfum Exotique

Quand, les deux yeux fermés, en un soir chaud d'automne,
Je respire l'odeur de ton sein chaleureux,
Je vois se dérouler des rivages heureux
Qu'éblouissent les feux d'un soleil monotone;

Une île paresseuse où la nature donne
Des arbres singuliers et des fruits savoureux;
Des hommes dont le corps est mince et vigoureux,
Et des femmes dont l'oeil par sa franchise étonne.

Guidé par ton odeur vers de charmants climats,
Je vois un port rempli de voiles et de mâts
Encor tout fatigués par la vague marine,

Pendant que le parfum des verts tamariniers,
Qui circule dans l'air et m'enfle la narine,
Se mêle dans mon âme au chant des mariniers.


Cando pecho os meus ollos no cálido solpor
e respiro o perfume do teu peito ardoroso,
vexo abrirse ante min un litoral gozoso
baixo soles monótonos de brillo cegador;

e preguiceiras illas onde dá a natureza
árbores singulares de froita saborosa,
e homes de figura esvelta e vigorosa
e mulleres con ollos de insólita franqueza.

Seguindo o teu olor cara ás rexións máis belas
vexo un porto repleto de mastros e de velas
aínda fatigadas de loitar coas tormentas,

ao tempo que o perfume que dos tamarindeiros
revoa polo aire e penetra nas ventas
se me funde na alma cos cantos mariñeiros.


Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!