15 de diciembre de 2016

El test de Bechdel en profundidad

Los que estamos acostumbrados a analizar la representación y las desigualdades en la ficción estamos cansados ya de aplicar tests, de conocerlos y ponerlos a prueba. Pero esta entrevista con Leticia Dolera me recordó que no todo el mundo suele hacer estas cosas, y que a veces parecemos extraños hablando de Bechdel, lámparas sexys, Furiosa y los nombres de otros tests que van saliendo.
Los tests de los que estoy hablando suelen ser usados para manifestar o analizar el machismo en diferentes obras narrativas. Se pueden aplicar en relatos y novelas, pero también en series y películas. Si tiene una historia y tiene personajes, se puede analizar, da igual su género y su época.
De todos estos tests, el más antiguo y más usado es el test de Bechdel. Y quiero analizarlo en profundidad porque se habla tanto de él que a veces se desvirtúa para qué sirve y qué significa que una obra lo supere o no lo supere.
Así que ahora vamos a ver el test de Bechdel en profundidad:

Test de Bechdel ejemplos

Le damos este nombre por Alison Bechdel, una autora de cómics. Las bases del test las sienta uno de sus personajes, que dice que ella no va al cine a ver una película salvo que cumpla con tres condiciones:

1-Que haya dos o más personajes femeninos que tengan nombre propio.
2-Que estos personajes hablen entre sí.
3-Que esta conversación trate sobre algo que no sea un hombre.

Los lectores hemos cogido este mismo test y a partir de su cómic (que en realidad empezó a cobrar fuerza en los primeros años del siglo XXI, 20 años después de su publicación) analizamos obras según estas tres premisas. Parece increíble, pero hay muchísimas obras (películas sobre todo) que no superan este test. Es más, poco a poco hay más obras que lo superan, pero si analizamos las de hace veinte años, lo extraño es encontrar una que cumpla, incluso, con las dos primeras premisas.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando aplicamos el test, es que Bechdel no mide el machismo, sino la representación femenina; que está relacionada con el machismo pero no es lo mismo.
Bechdel pone en evidencia la brecha que hay entre personajes masculinos y femeninos, su peso en la historia y, derivado de eso, su relevancia en el imaginario colectivo. Con él somos capaces de ver, de manera rápida y sencilla, la poca participación que tienen las mujeres en la ficción que consumimos, en las obras que se vuelven icónicas y, en definitiva, en los modelos a repetir.
Bechdel no analiza el machismo en las obras porque la presencia femenina no lo es todo. Para analizar el machismo en las historias debemos recurrir a otra clase de análisis. El machismo es mucho más que representación: es actitud, son los temas que se tratan, la perspectiva... es un tema mucho más complejo que aparezcan por lo menos dos mujeres y hablen entre ellas. Aunque la cantidad de películas que no pasan el test dan que pensar y entonces podemos actuar.
El test de Bechdel, a nivel individual, película a película, tiene poca relevancia. Es casi un elemento descriptivo que muchas de las películas que lo fallan pueden justificar. De las películas estrenadas este año, Batman vs. Superman no lo pasa, por ejemplo; pero porque tenemos una cinta que trata sobre la lucha entre dos hombres, un tema tan importante que todos los personajes estarán hablando de ellos. Tampoco lo pasa El libro de la selva, una historia en la que solo tenemos un humano y los animales que la protagonizan están en grupos separados que no hablan entre sí (los lobos no se relacionan con los monos, por ejemplo; creo que solo Balú atraviesa varios grupos). Este test es potente a un nivel colectivo, panorámico. Mirando cada película individualmente lo podemos justificar o no parece importante, pero ¿qué sensación tenemos cuando el 40% de las películas estrenadas en un año no lo pasan? Entonces extraemos otra clase de conclusiones: ellas no son las protagonistas (porque otros personajes femeninos hablarían de ellas), son personajes anecdóticos (es sorprendente la cantidad de películas que solo tienen una mujer), están aislados, que no afectarán gran cosa a la trama o hablarían entre ellas para hacerla avanzar; y sobre todo, son personajes de los que no se cuentan historias. ¿Qué está pasando para que haya esta diferencia? ¿Por qué no se están contando las historias de ellas? ¿Por qué hay tan pocas mujeres en las obras de ficción?
Este test no es perfecto y es muy fácil de falsificar. Con que haya dos personajes femeninos que se cruzan durante un momento y tengan una conversación irrelevante de dos líneas, se considera que la obra lo pasa. Diez segundos no deberían compensar dos horas de película de personajes irrelevantes en un segundo plano, pero es como el test está diseñado. E incluso siendo tan fácil de pasar, hay una cantidad alarmante de obras que suspenden. Por eso estoy hablando sobre todo de películas: como con dos líneas de diálogo el test puede superarse, es raro que en los libros todas las conversaciones traten sobre un hombre y nada más. Aunque sea en un solo momento, en los libros se tocan otros temas, y por eso pasan el test con facilidad. Las películas en cambio, que tienen un espacio más rígido y limitado para contar una historia, tienden más a fallar.

Como decía, que una obra pase o no el test no ayuda a medir si es machista o es feminista. Si queremos hacer un análisis más en profundidad tenemos que tener en cuenta muchas más cosas. Y por eso, a veces, cuando nos ponemos a analizar obras, tenemos resultados inesperados:
En la lista de obras que no pasan el test, está la trilogía original de Star Wars, a pesar de que siempre se ha puesto a Leia como un ejemplo de personaje femenino bien construido. Tampoco lo pasan Shrek o Buscando a Nemo, a pesar de que ambos tienen personajes femeninos originales, independientes (quizás Dory es dependiente, pero no en el sentido que solemos usar “dependiente”) y sólidos. Hay un debate abierto sobre si La sirenita pasa el test o no: la protagonista y la villana solo mantienen una conversación, y aunque no trata de un hombre en concreto, está orientada hacia él. Gravity tampoco lo pasa, a pesar de tener un personaje femenino complejo, alejado de la dependencia de personajes masculinos, decidido, formado y capaz.
Sin embargo, La fiesta de las salchichas pasa el test, cuando dudo de que su humor se acerque al feminista. Crepúsculo también lo pasa, junto a 50 sombras de Grey, a pesar de sus relaciones tóxicas y la anulación de las mujeres por el protagonista masculino.

Si queremos analizar el machismo en las obras de ficción, Bechdel no nos sirve. Mako Mori, una reformulación de este test, sí podría funcionar. El test Furiosa es buenísimo, aunque como depende de la reacción colectiva hacia una obra, ignora las que no tienen grandes campañas de márketing.
Bechdel no es definitivo ni una varita mágica para ver el feminismo o el machismo de una obra. Aunque para abrirnos los ojos y ver que hay un problema en la representación es un primer buen paso.

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2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Yo escribí algo sobre el test pero lo orienté más a la representación femenina que otra cosa, para decir como el test de Bechdel solo dejaba la evidencia pero no era definitivo. En fin. Me ha encantado lo que tú dices porque pienso parecido :)

    Nea

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  2. Al igual que tú, creo que el test de Bechdel es una herramienta frágil a la hora de determinar si una película es o no machista. Para lo que sí sirve es para darnos cuenta de los prejuicios que existen a la hora de representarnos cuando ni la mitad de las obras de ficción cuentan con una sola escena en la que dos mujeres hablen entre ellas de otra cosa que no sea un hombre. ¿Os imagináis que pasara lo mismo con los hombres?

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